Paso a Paso. Evocando el Camino: EGIPTO peregrinos agustinos 2023-GUIZA y SAQQARA

Señales, señales que me perseguían y apuntaban a un único lugar, Egipto. Publicaciones que en redes sociales, después de 5 años, recordaban mi periplo por aquellos lares, carteles que un día antes de la salida, me mostraban la impávida máscara de Tutankamón por la madrileña calle Princesa.

La que hacía la docena, me la he perdido. A pesar de las señales y consciente de que iba a ser de las mejores, o la mejor: la civilización antigua mas fascinante de todas, por lo menos para mi, desarrollada durante milenios a orillas del río más largo del mundo. Aunque no es por el lugar, que también, es por el grupo de peregrinos, fiel, compacto, divertido, disfrutón, gente buena que han decidido ayudarme a ver con sus ojos este precioso viaje a tierras faraónicas, donde la tradición asegura se refugió la Sagrada Familia, anduvo el apóstol Marcos y dieron sus primeros pasos aquellos cristianos coptos, herederos de los antiguos egipcios.

Va a ser difícil narrar en tercera persona vivencias que no son mías, por eso dejaré que hablen ellos, sus emociones, sus sensaciones, sentimientos e imágenes obtenidas a través de los visores de sus cámaras, apoyándome en los recuerdos que aun tengo frescos de un viaje precioso, alucinante y exótico.

Estos son los testimonios de mis compañeros, del núcleo duro que sigue manteniendo vivo el grupo. Con todo el cariño del mundo y también con toda la envidia, comienzo a transcribir.

De Javier M.S.:

"MIS IMPRESIONES DE LA PEREGRINACIÓN A EGIPTO

Nuestra peregrinación a Egipto me ha fascinado, no solo por su fabuloso patrimonio histórico, que ya conocía antes de llegar por haberlo estudiado en Historia del Arte y haberlo visto mil veces en documentales de televisión, sino también por la sorpresa que me ha supuesto conocer el Egipto actual. Me ha recordado al Marruecos de mi infancia, es un lugar caótico y sorprendente, con mucha gente de una pobreza que sobrecoge, que cada día tiene que sobrevivir de mil maneras inimaginables alrededor del turista, en un país que parece que no le importa su miserable situación. Veníamos al Egipto monumental, y nos hemos topado con el Egipto real. Es el Egipto de la gente el que más me ha impresionado.

Un país que se desarrolla desordenadamente a ambas orillas del río Nilo, de 105 millones de habitantes, la mayoría musulmanes, pero un 15% son cristianos Coptos, como Josef nuestro magnifico guía, con porte de faraón, educado, discreto y eficiente, nos ha llegado a todos al corazón, ha compartido como uno más nuestros actos religiosos, y tuvo el detalle de regalarnos a cada uno de nosotros una cruz de Amón de especial significado para los primeros cristianos Coptos. Dicen que los Coptos son los egipcios originales, que se convirtieron al cristianismo y permanecieron fieles a su fe tras la llegada del islam.

El Egipto de las pirámides, los templos y las esfinges es inmortal. Pero hay una cara oculta e inesperada, llena de grandes desigualdades sociales, y de pobreza que contrasta con la alegría y sonrisa de las personas que la padecen.

Egipto es un gran museo al aire libre, con una enorme afluencia de turistas, hasta el extremo que a veces parece que estuviéramos en un parque temático. Innumerables gatos y perros callejeros deambulan tranquilamente por todas partes, sesteando en cualquier acera y comiendo de la basura que se encuentra por todas partes, se amontona en las calles, en los solares abandonados, en los edificios derruidos, en la orilla del Nilo y en sus canales… Las viviendas parece que se van a caer por la mala situación en que están muchas de ellas. En los pueblos la mayoría son humildes casas de ladrillo y adobe. En las ciudades, muchos edificios dan miedo porque están tan abandonados que se caen a pedazos o están sin terminar. Las calles carecen de semáforos y pasos de peatones, y estos cruzan como si nada entre los coches y el intenso tráfico. Las motos circulan hasta con 3 ocupantes y los cascos brillan por su ausencia. Egipto es un gran mercado callejero, lleno de tiendecitas, de puestos improvisados y vendedores ambulantes, la mayoría de ellos muy jóvenes, con los que hay que regatear porque los precios al turista son de inicio muy elevados, pues llevan sangre de comerciantes y está bien visto engañar al visitante. Los vendedores del Nilo me han impresionado especialmente, pues se acercaban remando en pequeñas barquitas a nuestro crucero, se amarraban a él y comenzaban a ofrecernos sus mercancías, lanzándolas con gran habilidad a la cubierta del barco y regateando con los turistas que las cogían.

Las vistas desde el crucero son maravillosas, vas viendo las falucas , los campos de cultivo y los poblados en un espectáculo indescriptible.

En Egipto hemos comido magníficamente, cuidando de no tomar agua que no estuviera embotellada, y no tomar nada en los puestos callejeros. Sí probamos la comida Nubia en el poblado a la orilla del Nilo, donde nuestro guía, Josef nos llevó a casa de una familia de amigos suyos. Nos encantó la experiencia de tomar esa sencilla y sabrosa comida egipcia en un entorno rural muy humilde. Así hemos evitado tener problemas digestivos que pueden fastidiarte el viaje. Llegamos pertrechados con un buen botiquín de medicamentos, pero no nos ha hecho ninguna falta. Solo Fito tuvo un traspiés en la ducha, que le provocó una herida en el brazo que hubo que curar sobre la marcha de forma algo precaria, pero pudo seguir viaje como uno más.

Llama la atención la obsesión por la seguridad y el control, hay policías y militares por todas partes, los controles son continuos, pero no muy estrictos, con escáneres para acceder a todos los monumentos, museos, aeropuertos…, aunque muchos de ellos no funcionan y solo hacen un papel de “paripé”.

El tiempo nos ha acompañado, todos temíamos que pudiera hacer mucho calor, pero en marzo las temperaturas se han quedado en unos agradables 25º a mediodía, por la noche refrescaba hasta los 15º, que con la humedad del Nilo nos hacía abrigarnos un poco.

En nuestra Peregrinación por Egipto no podíamos obviar el lado espiritual, magníficamente llevado adelante por nuestros entrañables Padres Agustinos David y Alberto, que nos contagian a todos su vigorosa fe, alegre y juvenil. Hemos dado testimonio celebrando misa en lugares insólitos como el comedor del Hotel Marriot de El Cairo, o en la cafetería de nuestro Crucero. Especialmente emotivas fueron las misas que tuvimos en la iglesia de los misioneros Combonianos y en la iglesia COPTA de San Sergio y San Baco. Esta iglesia ha adquirido un estatus religioso especial entre las iglesias coptas porque está asociada con el viaje de la Sagrada Familia a Egipto, el techo es una de las características más interesantes de la iglesia y se dice que fue construido con la forma del arca de Noé. Según una narración bíblica del evangelista Mateo, la Virgen María, San José y el niño Jesús huyeron de Palestina a Egipto por temor a la persecución del rey judío Herodes el Grande. La Sagrada Familia viajó hasta Assiut y de regreso a casa pasó algunas semanas en El Cairo Viejo. La iglesia se ha quemado y ha sido restaurada varias veces a lo largo de los siglos, sufriendo su primera conflagración en 750. Fue restaurada por última vez en 2000, pero conserva su encanto medieval. Los misioneros Combonianos tiene desde hace muchos años en El Cairo un colegio privado que también educa gratuitamente a niños pobres, y un consultorio sencillo y limpio atendido por una hermana Comboniana enfermera, en donde se da asistencia con unas 90 consultas diarias a los más pobres que carecen de asistencia sanitaria. Los casos mas tristes son los numerosos niños pequeños que se queman en su casa, al caer por descuido en las brasas de sus humildes cocinas.

Cuando llegamos a Ceuta me percaté de que había pasado una semana intensa y trepidante, con mucho sueño atrasado pero con las pilas cargadas por un viaje maravilloso, donde había conocido un país monumental de contrastes abrumadores, acompañado por un grupo de peregrinos y sacerdotes que me hacen sentir más cerca de Dios."

JMS

Diario de abordo 25 y 26 de marzo de 2.023:

Comenzaron el sábado 25 de marzo, por supuesto con escala en aeropuerto alemán, faltaría más, esta vez, Munich. Faltaba Juani que tomaba otro vuelo por oposición. No es que no la dejaran subir al avión, es que andaba de exámenes, lo malo es que perdió el enlace en Estambul.

"Todos estábamos en El Cairo esperando verla aparecer por la puerta cuando desembarcó el ultimo pasajero y no salía. Algo había pasado. Desconcierto y preocupación hasta que el padre Alberto se conectó a datos y la nueva tarjeta de embarque apareció en una foto de grupo, nos tranquilizó, solo tardaría un poco más".

La compaña esperada llegó por fin tras unas horas. Al día siguiente comenzó la doceava y anhelada ruta.

"Josef, el guía designado al grupo estaba esperándonos en la zona de visados, pegó las etiquetas a nuestros pasaportes y nos dirigimos por las maletas. Ya en el bus, repartió las tarjetas de las habitaciones, sin tener que esperar al checking en recepción".

Me cuenta el padre David: "El guía, Josef, te hubiera encantado. Seguro que te hubieras quedado con su teléfono y a estas alturas estarías wasapeando con él. (¡cómo lo sabes!). Un señor prudente, elegante, respetuoso, con un "saber estar" como pocos. Es cristiano, católico copto. Tiene un cargo similar a nuestros diáconos en la iglesia de san Sergio y san Baco de El Cairo. Nos facilitó desde los visados o llaves de habitación, a cambios en la programación de las visitas para que estuviésemos más cómodos y tener oportunidad de conocer más lugares. Al principio más prudente, tomo confianza con nosotros, incluso participó en las Eucaristías. Fue un magnífico profesional convirtiéndose incluso en amigo durante estos dias. Había nacido en un pequeño pueblo cerca de Asuán y me contó que en su semana santa, que transcurre una semana mas tarde de la nuestra, suele ir al pueblo a pasar este tiempo con su abuela. La agencia lo había llamado para que este año, en estos dias atendiera a un grupo de turistas pero tras asistir a una de nuestras celebraciones en la que hablé de la importancia de la familia, decidió que no, que mucho mas importante que el trabajo era la familia. Consiguió que celebráramos misa en el altar de Abraham de la iglesia copta donde el oficiaba. La primera vez que esto ocurre, es increíble. Al despedirse, nos hizo un pequeño regalo a cada uno y nos dio las gracias por haberle permitido participar del grupo."

Estas pequeñas anécdotas, para mi "señales", son las que ponen en valor estas peregrinaciones. Las hacen distintas, crean una línea roja entre lo que es turismo y peregrinación.

El hotel seleccionado por la agencia para la capital era el Marriot ubicado en la isla Zamalek, un 5* lujo junto a la corniche del Nilo, con varios restaurantes dentro, casino, jardines, piscina, gimnasio, spa...una maravilla de lujo asiático con vistas a la city espectaculares.

Carmen: "el hotel Marriott una delicia y las camas mas aún. De esos colchones blanditos en los que te hundes, con un edredón y cuatro almohadas que parece que van a sobrar pero que no, en las que nada mas poner la cabeza cierras los ojos y ya no sabes nada mas del mundo hasta que te despiertan".

El primer día empezaba a lo grande: visita a la meseta de Guiza, Pirámides, valle de Kefrén, Menphis y Sakkara.

Un abismo es lo que hay de un hotel tan lujoso a enfrentarse al puro Cairo. El caos, la miseria y la pobreza inundan las calles. Un país árabe arruinado, deprimido, cuya única tabla de salvación es el turismo. Edificios ruinosos, suciedad, basuras por doquier, vehículos decimonónicos, educación vial nula, mendigos profesionales casi acosadores, perros y gatos callejeros, puestos de mercadillo en cualquier esquina, hasta en el suelo, policía, guardias, soldados cada diez metros... en fin, lo que todos tuvimos tan cerca en el Marruecos de los años 70. Pero tienen algo que no tiene otros, una sonrisa en el rostro y el fascinante patrimonio del Egipto antiguo.

"Ves las pirámides y alucinas. No hay palabras que las describan, pero es que al día siguiente ves otra cosa y es igual o mejor, no lo sabes. Cada sitio, cada rincón, cada madrugón, cada suspiro de cansancio, ha merecido la pena".

Las pirámides de la meseta de Guiza ya eran ruinas cuando Julio Cesar tuvo su romance con la última reina de Egipto, Cleopatra. Unos 4500 años mal contados les han pasado por encima sin que hayan perdido un ápice de su belleza. Las arenas del desierto del Sahara las conquistaron hace mucho, mucho tiempo, enterrando y conservando de paso, el cuerpo de la esfinge y el templo construido a sus pies. Cuentan que Keops ( Jufu, su nombre en egipcio antiguo) el dueño de la más grande, construyó un puerto en sus inmediaciones cercano a un canal del Nilo para transportar desde las canteras los bloques de piedra que conformaría el inmenso mausoleo. Además, en los 40 años que duró su construcción, los obreros no eran esclavos, o al menos, no todos, según cuentan. Ellos sabrán, yo sigo sin explicarme como se levantó aquello con simples herramientas de cobre, cuerdas y poleas. Lo único que puedo asegurar es que abres la boca al contemplarlas y no la cierras. Son maravillosas. Surgen en el horizonte, como la vela de un barco, envueltas en la bruma contaminada de la city. Es entonces y solo entonces cuando te das cuenta de que están ahí, que son de verdad, que tienen tantos años como el mundo y que son enormes, magníficas, faraónicas.

Lo de las pirámides es indescriptible, hasta que no estás delante, no sabes como son, no tienes ni idea. No hay fotografía, documental, película o narración que sea capaz de hacerles justicia. Alineadas dicen que están sus cumbres con el cinturón de Orión, allá arriba, en el cielo. Micerinos es la pequeñita, Keops la más grande aunque Kefrén, la del centro, parece superarla en tamaño, es porque se encuentra sobre una discreta elevación del terreno.

La ciudad ha crecido tanto que sus casas han cruzado el Nilo y llegan a orillas de las enormes tumbas cimentadas en la meseta de Guiza. Se puede acceder al recinto a pie o en vehículo, pasando por caja, claro.

Napoleón las puso de moda,- "desde lo alto de estas pirámides 40 siglos de historia os contemplan"-, asi arengó a sus tropas en la fallida conquista de Egipto. Luego encontró la piedra Roseta y claro, ya llegamos los turistas. Desde entonces, el tema no ha parado.

Desde la meseta de las pirámides no se ve la esfinge, está metida en un hoyo, por eso, durante siglos permaneció enterrada, solo la cabeza sobresalía. Al escarbar, no solo apareció el enorme y desproporcionado cuerpo de león con cola incluida, también un templo, avenidas ceremoniales, casas... en fin todo lo necesario para una inhumación faraónica en toda regla. Entre sus patas, la famosa estela del sueño de Tutmosis. La esfinge le prometió convertirlo en faraón si la desenterraba. El muchacho ¡como no! se puso a escarbar como un loco y lo consiguió. Pero las arenas volvieron a cubrirla.

No se mucho de este antiquísimo coloso que ya estaba aquí cuando llegó el gran Alejandro, Ramsés o Tutankamón, solo que representa a un faraón porque lleva el nemes y que estaba pintada. Debía lucir soberbia. Ni idea si fue Kefrén su artífice o a lo mejor se encontró la esfinge con cabeza de león y decidió hacerse un retrato en piedra. El caso es que está ahí y todos queremos verla, ella se deja fotografiar orgullosa, hierática, mirando día tras día al Este, por donde sale el Sol, la luz, la vida.

para saber más: necrópolis de Guiza

Del esplendor y magnificencia de la antigua capital Memphis, enterrada bajo la actual población egipcia poco queda, salvo los cimientos del templo de Ptah, dios primigenio; un museo al aire libre con algunas estatuas; una esfinge de alabastro supuestamente de la reina Hatsepshut y el Ramsés tumbado que a punto estuvo de acabar en manos de los british. Si que está documentado que fue la primera capital del Egipto unificado. La fundó el faraón Narmer sobre el 3.100 a.C. y la llamaban "la ciudad del muro blanco". No perdió importancia ni política ni social desde su fundación, a pesar de los caprichos faraónicos de traslados de capital a Tebas, Amarna, Pi-Ramses u otras localizaciones, hasta que llegó Alejandro Magno y cía. Ahí ya se fueron todos a Alejandría quedando Memphis sumergida en el olvido, cubierta poco a poco por las arenas del Sahara.

Situada a unos 30km al sur de Guiza, Saqqara es la necrópolis de la antigua capital, Memphis. Desde faraones a altos cargos de las primeras dinastías están aqui enterrados. Esto es otra historia, nada que ver con la Guiza de la IV dinastía. Además, no paran de sacar tesoros de aquí.

La de Zoser fue la primera pirámide, una mastaba que Imhotep hizo ascender hacia el cielo para que su faraón lo alcanzara. Si Keops es maravillosa, Saqqara es hipnótica. Lo mejor del recinto, la pirámide escalonada y el muro de las cobras en el patio del Heb-Sed.

Por si alguien quiere saber más: necrópolis de Saqqara

Y ya iba siendo hora de comer...

"El primer día comimos tarde, en un restaurante del camino. Unos músicos amenizaban la entrada al lugar. En unos hornos cercanos se cuece el pan que preparan unas señoras sentadas en el suelo al modo árabe y tomaremos mas tarde. Una chiquilla que andaba por allí me dijo algo pero no conseguí entenderla, seguí caminando hasta las mesas que estaban preparadas bajo unos toldos parecidos a las jaimas morunas. A la salida, la misma chiquilla me volvió a hablar. Me estaba pidiendo una gomilla para el pelo que yo llevaba en mi muñeca."

"Las comida está rica. Mejor quizás en el crucero por el Nilo. Lo malo es que con tanta visita, algún día almorzabas tardísimo y al rato estabas cenando".

La excursión del día no podía acabar sin la célebre visita a la fábrica de papiros, creo que todo turista pasa por allí. Meryt Papirus Institute enseña la técnica ancestral de la fabricación del papiro, posterior escritura y dibujo. Cuando cada bus que para en su puerta descarga una horda de extranjeros, comienza la demostración, desde la palangana con los tallos puestos a remojo a la prensa, montaje del entramado, vuelta a la prensa y secado. Creo que contaron que el papiro mas largo descubierto a la fecha tiene unos 40 metros. Los hay realmente fantásticos y carísimos, muy distintos de las reproducciones en serie que solemos comprar los turistas. Seguro que algunos habéis traído en el equipaje de vuelta un canuto con algún ejemplar.

Tras una jornada larga, repleta de visitas mas que monumentales e interesantes, llegó la hora de volver al hotel. El Sol se ponía por la orilla del Ocaso, empezaba a hacer frío.

"El hotel cedió una de sus cafeterías para reunirnos y celebrar la Eucaristía. El padre Alberto había llevado su guitarra y comenzó a cantar. Antes, nos había repartido las tareas: tu lees, tu las peticiones, tu... todo muy organizado, muy bien. La primera misa de la peregrinación en Egipto, emocionante quizás por estar en una tierra donde tanto tiempo los cristianos sufrieron persecución y aun la sufren. El guía, Josef, participó y creo que le gustó pues a partir de este día, siempre estaba."

"Aquella noche cenamos en un barco, en el río, estábamos muy cansados, habíamos llegado de madrugada al hotel y nos levantamos pronto para ver las pirámides, además, al día siguiente volábamos a Luxor para comenzar el crucero por el Nilo".

Pero eso será otro día, y otros peregrinos los que lo cuenten.