domingo, 2 de junio de 2019

Centro Europa 3 peregrinos agustinos 2019. Brno con guisantes verdes.

La última noche en Viena la pasamos echandonos unas risas en el bar del hotel, tomando copas vienesas y alpiste importado de España. En estos sitios es mejor pedir cerveza que cubatas, no saben servirlos. Son sositos los austriacos, como casi todos los guiris ¡Así cuando cruzan los Pirineos quieren quedarse en tierras hispanas!

La tercera jornada en Centroeuropa nos llevó , camino de Praga, a conocer Brno, capital de Moravia. Esta región, con la extensión de la Comunidad Valenciana le ha dado al mundo una increíble cantidad de genios, como el compositor Gustav Mahler, Sigmund Freud, Gregor Mendel, Milan Kundera, Alfons Mucha o el deportista Emil Zatopek que no son austriacos de Viena, sino checos de Moravia. Y sobre todo, la que fuera reina consorte  y regente española esposa de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo Lorena, nacida en el castillo de Zidlochovice, a unos 15 km de Brno, hoy convertido en un hotel.
 En medio de un paisaje de amables colinas, bosques y viñedos por donde corre alegre el afluente que va a morir al Danubio y le da nombre a la región, el Moldava, encontramos una ciudad culta y universitaria que presume de circuito de motos GP además de ser la segunda más grande de la República Checa. 
Salimos de Viena tempranito y creo que nos perdimos nada más salir. Dos horas como mucho hay hasta Brno (140 Km) las que tardamos en llegar a la frontera para hacer parada técnica. Excalibur Free Shop un restaurante para tomarse un café, , ambientado en las leyendas del rey Arturo, Merlín y temibles dragones, con tienda libre de impuestos carísima.



Tardamos otro buen rato aún hasta llegar a la única Abadía agustina del mundo, la de Santo Tomás de Brno. Los agustinos llevan en la República Checa toda la vida, su andanza en esta ciudad data del siglo XIV cuando el hermano del emperador Carlos IV, el margrave de Moravia Juan Enrique de Luxemburgo los apadrinó para construir la iglesia de Santo Tomás. Lo de margrave es un título alemán que equivale a nuestro marqués, margravina sería la consorte.



Nos están esperando para celebrar misa aunque ya vamos retrasados, norma habitual. El bus se para en una amplia plaza, Mendlovo Námestí, la plaza de Mendel, a unos metros la basílica de la Asunción de la Virgen María, delante, una columna mariana, y un crucificado dorado, empezamos bien, el entorno es muy bonito.


El recinto parece cerrado, un cartel informa que estamos en la puerta de la  Augustiniansky Klaster SV.Tomase.


En un escudo que veo sobre la parte superior del portón principal, aparece la silueta de una especie de cubo que contiene una mitra y un báculo.


El teléfono, que hace milagros, nos comunica con el otro lado del muro al que se encuentra un compañero de fatigas de nuestros frailes, polaco de nacimiento, el padre Vit. Son seis los agustinos de Brno en la actualidad, tres curas y tres novicios, la figura del abad ha desaparecido, bueno, en realidad existe un abad digamos, "emérito" que ha terminado siendo expulsado de la orden por no respetar la norma agustina. Este señor que llevaba en el cargo algún tiempo y tenía contactos con la élite del poder político, académico y empresarial decidió no honrar la obediencia debida a su orden y en venganza a su expulsión, no para de hacerle la vida imposible a sus excompañeros en Chequia por lo que se ven apartados, ignorados y ninguneados en administraciones públicas, sociedades culturales académicas y religiosas... en fin, lo que se dice una "vendetta".

El padre Vit cayó bien desde que abrió la boca y empezó a hablar en un spanich polka con acento castellano muy particular. Nos invitó a pasar y preguntó si llevábamos prisa a lo que todos empezamos a menear testas en sentido negativo. ¿Que prisas vamos a tener si estamos en un lugar privilegiado?. Entramos al templo por el patio de la abadía, una fachada blanca impoluta anexionada a la iglesia gótica construida en ladrillo visto y con un pozo antiguo muy bonito en una esquina.


 Al entrar en la basílica nos quedamos sorprendidos. En su página web donde se puede disfrutar de una visita virtual, la describen como "la perla del gótico en Moravia".

Visita virtual a la abadía de Santo Tomás de Brno: visita virtual

Hay muchas cosas que empiezan a llamar nuestra atención además del estilizado diseño de bóvedas, arcos apuntados y ventanales: está pintada, con frescos, pero no solo las cúpulas y frisos...toda, entera, brillante, colorida, viva, hermosa. Diseños vegetales, geométricos, con un colorido espectacular, ascienden por las paredes y columnas hacia los nervios de las bóvedas de la cúpula central, del crucero, manifestándose allí en amarillos, rojos verdes, azules, es un festival maravilloso de colores perfectamente sincronizados. Es pura alegría entrar en la casa de Dios.



En una de las bóvedas los nervios se unen en un medallón con el Agnus Dei



Un candelabro enorme de bronce descansa junto a la puerta de la sacristía, probablemente se utilizara para alumbrar la iglesia en siglos pasados, piensan que habría muchos más pero acabarían fundidos para fabricar cañones.


Por dentro, muchos elementos dejan paso al barroco y es que se empezó a construir en el XIV pero se acabó en el XVIII, como el púlpito, la trasera del altar mayor o las capillas laterales.



El altar de plata con la madonna negra justo en el centro del altar mayor es el punto culminante de la basílica, luego nos contarían,  primero celebramos. El padre Emilio preside, le han prestado unas ricas vestiduras moradas que lucen sobremanera en el entorno. Con su habitual devoción mariana, nos invita a reflexionar en este periodo previo a la Semana Mayor.



Acabada la misa, el padre Vit cumple con lo prometido, se coloca en el ambón y nos habla de la Virgen, de la basílica menor, de la abadía y de su fraile más famoso, Mendel y además nos hace de cicerone por todo el convento.

El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos IV,  regaló a los padres agustinos el cuadro de la Virgen Negra para su iglesia de Santo Tomás en Brno, que no es esta en la que estamos sentados, es otra que se encontraba intramuros, junto a su convento en la plaza de Moravia. La tradición cuenta que este cuadro llegó de Jerusalén a Constantinopla a manos de Santa Elena, pintado por el mismo San Lucas, de allí viajó a Milán para posteriormente formar parte del botín de guerra del emperador Federico I, Barbarroja y acabó en el castillo de Praga. Si el carbono 14 no engaña, su edad real data del s.XII-XIII por lo que lo más seguro es que sea una copia de una antigua pintura bizantina.


 Una vez instalada en la iglesia agustina de Santo Tomás, no tardó en atraer peregrinos que querían venerar la imagen, pues obraba milagros tanto en la enfermedad como la en la desgracia. En la Guerra de los 30 Años, la Virgen extendió su manto sobre la ciudad durante el asedio sueco, salvandola de la destrucción, también en la guerra con los prusianos y en la epidemia de la peste.
Cuando el emperador José II, el del despotismo ilustrado, confiscó todos los bienes materiales de la curia, expulsó a los agustinos de su convento, los mandó a vivir a la antigua abadía cisterciense extramuros, aunque consintió en que se llevarán la imagen y el baldaquino de plata con ellos, de esta manera pudieron conservarla y aquí, en esta iglesia de la Asunción de María, se quedó hasta nuestros días. La abadía cisterciense, que sí es donde estamos ahora, por aquel entonces debía estar hecha unos zorros, ya que el lugar se situaba fuera de los muros de la city y claro, se llevaba todos los cañonazos habidos y por haber de los que por allí llegaban pidiendo guerra: tártaros, turcos, husitas, suecos, prusianos...A base de trabajo y tesón, los agustinos volvieron a restaurar el convento y la iglesia.


La imagen se engalanó con el baldaquino de plata cuando fue coronada en 1735 y contiene una rara reliquia dentro del broche, un trocito del manto de la Virgen salpicado por una gota de la sangre de Cristo. El cuadro porta además de las coronas y el broche, un collar.
 En el crucero de la iglesia, si miramos al suelo, vemos una E coronada, ahí está enterrada la reina de Bohemia y Polonia dos veces viuda, que patrocinó esta abadía en sus inicios cistercienses y un pequeño hospital anexo, Eliska Rejcka. Esta basílica menor comenzó siendo la capilla del hospital.


Comienza el tour. Vamos hacia un lateral del templo, una zona más pequeña y resguardada debajo del coro donde seguramente celebrarán misa cuando son pocos y el frío aprieta. Un Cristo que me recuerda a los de pata de ganso del Camino de Santiago media en la columna que parte la reja. Dentro, un precioso Vía Crucis estampa las paredes rodeando el habitáculo, colores, figuras, más colores. ¡que bonito!


Pasamos al convento. Llegamos a un jardín privado, Mendel cultivaba aquí sus guisantes, una estatua del ilustre abad con el hábito agustino (no se si esto tendrá mucho rigor histórico) se alza en un rincón frente a la entrada del museo. Aquí el padre Vit nos contó cosas del descubridor de la genética moderna y sus experimentos.


Johann mendel nació en 1822 en un pueblecito de la región de Silesia perteneciente al antiguo imperio austro-húngaro, la actual Hyncice de la República Checa. Sus padres eran campesinos con escasos recursos para dotar a su estudioso hijo de una educación académica adecuada, a pesar de ello, cursó estudios en Olomouc y su profesor de filosofía le recomendó al abad Napp de la abadía de Santo Tomás en Brno para que ingresara como novicio y pudiera continuar estudiando.  Allí se fue con 21 años y se hizo fraile, pasaron cuatro más y se ordenó sacerdote adoptando el nombre de Gregorio. En el convento se encargó del jardín de experimentos situado frente al refectorio, había especies de plantas de todo tipo y con su experiencia como hijo de horticultores la cosa fue muy bien. Durante los primeros años de la década de los 50, el abad le envió a Viena a estudiar matemáticas, física y ciencias y cuando volvió a Brno, el instituto de secundaria ganó un excelente profesor que durante 14 felices años se dedicó a la docencia y a sus estudios con los guisantes que tanta gloria le aportaron a posteriori.



Cuando murió el abad Napp en 1868 él fue elegido para sustituirlo, se había convertido en una personalidad muy respetada dentro y fuera de la comunidad agustina. Sus estudios publicados sobre la transmisión de caracteres en los guisantes del huerto de la abadía "experimentos sobre hibridaciones de las plantas" presentado en la Sociedad de Historia Natural de Brno en 1866 no tuvieron repercusión en la comunidad científica por lo que se dedicó a las ocupaciones de abad y repitió ensayos con otra planta, Hieracium, que no le dieron los mismos resultados, hoy sabemos por qué, la muy cuca se reproduce también por partenogénesis. Así que dejó las frustrantes plantas, guardó su "tratado mendeliano con los "pisum sativa" en un cajón y se dedicó a observar a las abejas y el tiempo. Tuvieron que pasar 30 años desde su muerte para que se descubriera que Gregor Mendel había sentado las bases de la genética.



El manuscrito presentado en la Sociedad de Historia Natural permaneció missing hasta que reapareció en Alemania en manos de un descendiente de Mendel, que decía que se lo había regalado un monje checo. Y se montó la fiesta. La familia de Mendel lo consideraba de su propiedad, los alemanes que de su país no salía, la vicaría de Viena que si era de ellos y claro, los agustinos también entraron al trapo. Hasta 2012 no hubo sentencia: el manuscrito residiría donde fue escrito, en la abadía de santo Tomás de Brno. Y aquí lo encontramos nosotros.


Entramos al museo, el café Mendel y la tienda de recuerdos es lo primero que se encuentra. Una bonita cafetera de cobre dorado y un mostrador lleno de pastelitos que hacen salivar. Una señorita muy rubia se encarga de atender a los clientes que entran, junto a su mostrador, una vitrina con diversos objetos y un perchero con algunas camisetas negras y verdes, me encanta la verde, a la salida la compraré para Fau que le chiflan las camisetas de recuerdo.


Antes de entrar al museo, el padre Vit que lleva un manojo de llaves XXL en la mano, nos lleva hacia una puerta situada tras las mesas de la cafetería. Es el refectorio del convento agustino,  blanco, barroco y precioso. Semi-relieves decoran los techos y paredes, en el frontal aparece una imagen de San Agustín frente a un grupo de personas y la basílica. Lo tienen habilitado para alquilarlo a demanda para todo menos para bodas.


Tanto este bonito salón, como la sala capitular, el refectorio cisterciense, el patio o la misma abadía  son susceptibles de alquiler para eventos varios. También pudimos comprobar que hay un ala dedicada a oficinas y a una clínica oftalmológica. Es la única manera hoy dia de poder mantener el patrimonio en buenas condiciones.
El museo muestra la figura del genio, su vida y como Mendel llegó a sus tres leyes de la genética, está preparado para que chicos y grandes pasen un buen rato en sus instalaciones.
Volvemos al patio, no sin antes pasar por la tienda donde hacen furor las camisetas verdes, todos nuestros muchachotes la lucirán este verano.


Frente a la puerta del museo, en el patio donde aún permanecen los cimiento del invernadero mendeliano vemos el edificio de la antigua fábrica de cerveza abacial, hoy producen la Starobrno fabricada con los métodos tradicionales aunque complementados con innovaciones y tecnologías modernas.

enlace a la web de la cervecería: starobrno



Subimos un piso para visitar la biblioteca, los "no caminantes" pueden coger un pequeño ascensor.
 Al fondo del amplio pasillo, una gran puerta da paso al salón de los libros, totalmente forrado de maderas nobles, el trabajo de marquetería es muy delicado, una obra de arte. La luz entra por los ventanales de la fachada.

En cada una de las cuatro esquinas, una figura de madera oscura tallada reposa sobre su pedestal, vigilando los 26.000 volúmenes ordenados en los estantes, algunos manuscritos, algún incunable, biblias, libros de teología, de derecho.... En cada cuerpo de la librería, un medallón indica la letra, y la materia que contiene. En el friso superior los angelotes juegan entre la teología, la ciencia, la justicia, la historia, el arte, la música... y retablos dorados esculpidos. Impecable, cuidada con mimo, muy bonita.

La música fue muy importante para los agustinos checos del s.XVIII-XIX, de hecho, uno de los grandes compositores checos, Leos Janacek, se formó con ellos en Brno desde chiquitito, formando parte de los "pajaritos azules", los alumnos de la escuela musical de la abadía. Lo de "bluebirds" hacía alusión al uniforme celeste de los chiquillos. Janacek completó su formación en Praga y Viena pero luego volvió a Brno y fundó una escuela musical para enseñar a tocar el órgano, instrumento del que era virtuoso.


A un lado de la biblioteca vitrinas con las joyas de la corona, a otra una mesa escribanía sobre la que reposa el libro de visitas. Nuestro padre mayor deja constancia de la presencia de los peregrinos agustinos en esta antigua abadía de la que tanto estamos disfrutando.


Continuamos visitando el museo de la abadía, algunos objetos dignos de atención, vestiduras sacerdotales muy antiguas, entre ellas la mitra y el báculo, una custodia maravillosa, un cuadro de una virgen que debe ser de autor reconocido, en el que aparecen unos pastores curioseando a través de un ventanal y un dragón, el símbolo de la ciudad.



 También algunos cuadros de motivos sacros, cruces con gemas, relicarios, incluso una puerta de madera antigua espectacular.

No demasiadas cosas, entre las guerras antiguas, las modernas y la represión comunista del último siglo donde lo pasaron tan mal, no se como han conseguido conservar este patrimonio.


 Continuamos por los laberintos abaciales admirando el amplio refectorio cisterciense que expone en una de sus paredes un enorme óleo de la puerta dorada de Jerusalén, cruzamos la sala Tagaste y llegamos a la sala del capítulo, un bonito y restaurado recinto, al que se entra por dos puertas gemelas, varios escudos de las familias fundadoras y de los abades del convento quedan aún aquí.


Las vidrieras muestran a la reina de Bohemia y Polonia Elisa o Elisabeth Richeza, la fundadora que fuera de la abadía cisterciense que cuando quedó viuda de su segundo marido y cesó su reinado, tomó los hábitos en esta abadía y aquí permaneció hasta que murió y la enterraron modestamente donde ella quería dormir para siempre.

Nos despedimos del padre Vit deseandole lo mejor e invitándole a que nos devolviera la visita, nos había hecho el mejor regalo del mundo, su tiempo, aderezado con arte, historia, ciencia y religión en un lugar que es un precioso tesoro del patrimonio agustiniano.


Hanna nos llevó a dar una paseo para conocer la ciudad después de comer, dejamos el bus aparcado en el Hotel Best Western Premier, y fuimos adentro a buscar su restaurante Plzenka, el del huevo relleno emplatado, seguro que lo recordáis, después nos fuimos a estirar piernas. Tomamos camino hacia la plaza de la Libertad, Namesti Svobody, allí encontramos además de algunos edificios Art Nouveau bastante aparentes, el reloj astronómico-balin-supositorio mas raro del mundo.



Una mole negra grandota de granito sudafricano que da las horas y que a las 11 de la mañana, que en Brno son las 12, lanza una canica de cristal la Brnenka, o algo así. Lo de la hora que se comen en esta parte del mundo tiene su explicación: en 1645, durante la Guerra de los 30 años la ciudad llevaba sitiada por las tropas suecas un montón de tiempo y al comandante nórdico le entró la buya, si ese dia a las 12 cuando sonaran las campanas de la catedral no habían entrado en Brno, tiraba la toalla. Total, que como los servicios de espionaje no son cosa de americanos ni rusos, si no que viene de antiguo, el general francés que comandaba las tropas checas se fué a hablar con el cura, el campanario de la iglesia dió a las 11, las 12,  los suecos recogieron cañones y se fueron a freír monas.


Continuamos por la "calle real" Masarykova, una langosta en la fachada de una farmacia no deja de sorprenderme, hasta busco el nombre en el traductor de Google, lekarna dice que en esloveno es farmacia, sigo sin saber que pinta la langosta.


Llegamos al antiguo ayuntamiento, desde un pasaje vemos su portón, adornado con unas torretas góticas, una anda un poco retorcida, los arquitectos del gótico tardío buscando I+D, aunque cuenta la leyenda que su constructor se enfadó porque no le pagaron el precio acordado y la dejó así, el alcalde mandó rehacerla pero al dia siguiente volvió a amanecer con la adorno torcido.


En el vestíbulo encontramos dos leyendas mas de Brno representadas por un cocodrilo bien gordote y una rueda de carro. Resulta que había un dragón en los arrabales del pueblo y no conseguían matarlo aunque ofrecían 100 monedas de oro al que lo consiguiera. Un señor apareció por allí que rellenó una piel de vaca con cal viva. El bicho se tragó de un bocado el exquisito manjar y luego se fue a flotar una rato al río para hacer la digestión. El agua hizo su trabajo con la cal viva y el dragón cocodrilo se achicharró. Aunque, más bien, este animal disecado es un presente de algún exótico mandatario.
En cuanto a la rueda había algo a cerca de otro señor al que acusaron de algún delito y dijeron que si era capaz de fabricar una rueda con la madera de un arbol seria inocente... no lo recuerdo bien. En el próximo viaje voy a tener que tomar notas, mi memoria ya no es la misma.


Y llegamos a la plaza de la Col donde cada dia, desde que se creara en el siglo XIII, se monta el mercado de verduras. La zona presenta una ligera pendiente hacia la colina Petrov la de la catedral. Esta plaza alberga en el subsuelo un laberinto de túneles y bodegas que servían antaño para almacenar mercancías.
En el centro de la plaza, camuflada entre tanto puesto de vendedor, sobresale una fuente muy rara, parece una cueva con adornos barrocos,  la fuente de Parnaso.


Frente a nosotros, un hotel y a la derecha, un bonito edificio en tonos celeste que es un teatro, el Reduta. Dicen que Mozart tocó aquí en Navidad con 11 años y tuvo un gran éxito. Delante de la fachada, sobre una columna, un angelito negro que no es el de Machin, sino un Amadeus con cuerpo de niño, cabeza de adulto y una sola ala.

Empezamos a subir la pendiente, pasamos por delante de otra de esas columnas de la santa Trinidad que tan profusas fueron en el imperio austrohúngaro. Justo detrás, una fachada clásica llama la atención por algunos elementos fuera de lugar: una señora en la ventana, unos brochazos de colores sobre el fondo ocre..., hasta que leo "divalo", otro teatro.


Y llegamos a la cima de la colina, ahí encontraremos el magnífico edificio de la catedral de San Pedro y San Pablo. Estupendo trabajo neogótico el de sus dos torres altísimas que apuntan al cielo, no se si se podrá subir, probablemente. Precioso el pórtico de la entrada, con una cita de los evangelios en dorado.


Por dentro el mobiliario es barroco, después de haber salido ardiendo en un par de ocasiones y ser reconstruida en su estilo original, resulta sencilla y muy elegante. Paramos aquí un ratito y luego desandamos camino para volver al bus. Era hora de salvar los 200 km que nos separaban de Praga.

pinchando en el enlace iremos a la visita virtual de la catedral:visita virtual

Un día redondo, lleno de descubrimientos interesantes para estos agotados peregrinos que cuando llegaron a Praga, por supuesto cenaron, dejaron maletas y salieron a patear la ciudad más bonita de Europa, esa maravillosa Praga nocturna llena de turistas, estudiantes, monumentos y frío, mucho frío.

fotos de Brno pinchando en: FOTOS DE BRNO














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