El martes teníamos un plan: visitar Lisboa, Estoril, Cascais y Sintra y ya se sabe, quien mucho abarca poco aprieta. En fin, había que espabilarse, a las 9 nos esperaba el guía en la rotonda del Marqués de Pombal, en el centro de Lisboa, además de Esther y Marcos, pareja de las habituales que andaban por allí de vacas.
Desde primera hora, el día se torció. Tras 90 minutos de camino, un accidente en la autovía de acceso a Lisboa provocó un atasco de narices y nos hizo llegar tarde, mas de media hora. Una vez conseguido, recogimos al personal y.... cambiamos de destino. Lisboa quedó aplazada para la tarde. El presidente de Santo Tomé y Príncipe se nos había colado en los Jerónimos así que nos fuimos a pasear por Sintra.
Por fin nos tocó un guía masculino con menos de 40 años. Edgar se llamaba este, su españolo mejor que el de Mónica, alto y guapetón pero con un bigoteeeee... Que no, que no.
Tres horas desde que salimos de Fátima y ascendimos por carreteras serpenteantes la Sierra de Sintra, llegamos ante las escaleras del Palacio Nacional.
Sintra
A unos 30 km de Lisboa, Sintra la nostálgica, la romántica, con sus majestuosos palacios, torreones, jardines y villas. Lord Byron quedó fascinado por la city y nosotros tuvimos media horita para recorrerla y complacer necesidades, que algunos aprovechamos en pasear cuesta arriba por el casco histórico, situado en la falda de la montaña y declarado patrimonio de la humanidad desde el año 95. Son calles estrechas y empinadas con numerosas tiendas de artesanía y souvenirs, y mucho turista. El suelo es un tanto resbaloso, además de empinado, los cuadraditos de piedra blanca se pueden volver peligrosos si la lluvia hace presencia. Múltiples callejones laberínticos entre coloridas casas ofrecen rincones encantadores que invitan al paseo contemplativo.
La localización geográfica de Sintra, protegida por montañas tan próximas al Atlántico, le confiere un ambiente boscoso, húmedo y evocador, de fragancia fresca y verde. Su sierra es la primera elevación de terreno con la que se tropiezan las brumas marinas, lo que le resta unos cuantos grados al termómetro en verano. Este microclima, la profundidad de sus bosques, la abundante caza y la cercanía a Lisboa, hizo de la ciudad lugar favorito para la corte y reyes lusos durante calores estivales.
Edgar nos recomendó una cafetería, Piriquita, nada mas al empezar la calle Padarias, un local pequeñito que elabora los mejores dulces de Sintra, los travesseiros, (almohadas sería la traducción) y las queixadas (pastel con base de queso fresco, huevo y nata).
Dejo enlace, para las peregrinas cocinillas, al blog de una buena repostera que ofrece la receta de los travesseiros:
la taza de loza
Nos comenta el guía que un poco más arriba, Piriquita II es mas grande y podremos entrar todos, pero lo encontramos cerrado por lo que volvemos a bajar y nos metemos en una pequeña cafetería que habíamos dejado atrás y estaba casi vacía. La señora que regenta el local ante tal avalancha se ve un poco superada, pone un gesto rarito, aunque nos atendió bien y todos tuvimos ocasión de tomar un tentempié en condiciones, incluidos travesseiros y queixadas.
No hay mucho tiempo mas. Vamos hacia la entrada principal del Palacio Nacional, blanca impoluta con algunos toques amarillos. La escalinata de acceso va a morir en cuatro reales arcadas y una fuente que permiten la entrada al palacio.
Llega el momento de abrir el maletín metálico marcado con el nº25 que portaba el guía. De el salen retransmisores y auriculares rojos que distribuye a todos para que podamos seguir sus explicaciones en la próxima hora sin necesidad de apiñarnos.
Este palacio, famoso por sus enormes chimeneas cónicas, es el más antiguo de Portugal, tanto que ya existía antes que naciera el país como tal y fue residencia real hasta la instauración de la república. Dicen los portugueses que en este lugar existía una residencia "moura" donde habitaba el califa de turno y que cuando los cristianos, a la orden de don Alfonso Henriques, reconquistaron Sintra, siguió siendo lugar de residencia cristiana.
Las vistas de la falda de la montaña desde la escalinata de acceso muestra una preciosa estampa de la villa, tan preciada por los poetas románticos decimonónicos, coronada por el castelo dos Mouros, una antigua alcazaba árabe que aun es visitable. Ellos fueron los que dieron nombre al lugar, Xintara, un asentamiento donde antes habitaron celtas, romanos, vándalos y alanos.
La ruta comienza en un vestíbulo decorado con azulejos de parras en relieve, los primeros de una importante colección hispano mudéjar que iremos apreciando a lo largo del tour. Los portugueses se enamoraron de los azulejos andalusíes hace más de 700 años y siguen adorandolos y colocándolos en todas partes: fachadas, interior de iglesias, palacios, castillos, quintas, paços, salas, salones, dormitorios....
Estamos en la sala de los Arqueros, cualquiera que accediera antaño al palacio real tenia que pasar por aquí, ante los soldados de la guardia real equipados con sus alabardas.
En una maqueta podemos percatarnos de lo complejo de la construcción: distintos edificios de tiempos distintos mandados levantar por sucesivos reyes, ensamblados por patios, corredores, escaleras y galerías.
Fue aquí en este palacio, donde el rey Juan I recibió la información sobre el puerto de Ceuta que le permitió lanzar el ataque en 1415 y conquistarla, dando así inicio a la ocupación portuguesa del Norte de África. Esta y los siguientes descubrimientos de los navegantes lusos por mas de medio mundo, hicieron de Sintra una ciudad próspera y rica.
Múltiples estilos arquitectónicos y decorativos encontraremos en sus estancias, desde el mudéjar al gótico, o el manuelino, quizás el mas profuso.
Pasamos a la " Gran Sala o Sala dos Cisnes" construida en el reinado de Juan I y Philippa de Lancaster. Los cisnes de los paneles del techo son todos diferentes y llevan gargantillas de oro en el cuello. Las paredes se decoran con azulejos mudéjares enmarcando ventanas y puertas y rematados por castillos. Algunos cuadros, arcones y muebles antiguos salpicados aqui y allá dan algo de calor a la enorme sala. Una pesada lámpara dorada cuelga en el centro de la habitación. A ambos laterales, grandes ventanales con postigos de madera guardan las ventanas de estilo "hispano-moro" por donde entra la luz a raudales. Todas las ventanas del palacio, o eso me parece a mi, son geminadas, con arcos enmarcados por un alfiz.
A un lado, el paisaje exterior de la falda de la montaña, al otro, un coqueto patio central interior. Al fondo, la gran chimenea coronada por un castillo , necesaria para calentar tamaño recinto. Junto a ella una puerta conduce al "patio de las audiencias" con una bancada corrida y un trono cubiertos de azulejos moriscos que tanto gustaban al portugués.
Y nos tropezamos con el personal de limpieza. Andaban sacando brillo a cristales y azulejos. Distintos equipos repartidos por todo el palacio, algunos limpiando, otros restaurando... en fin, que no son horas.
Cruzamos el patio interior adornado con una columna retorcida con cuerdas muy labradas de estilo manuelino (ya empiezo a reconocerlo) y rematado por unas figuras mitológicas. Las paredes también tienen azulejos mudéjares. En un rincón, la sala de baños, una especie de hornacina grande con azulejos muy antiguos y un techo de estuco precioso. Dicen que de unos orificios en la pared de losas salen chorritos de agua para refresco de los usuarios.
Llegamos a la "sala de las urracas". Cuentan que el rey Joao ideó el diseño de este techo harto de tanta chismosa en la corte. No paraban los rumores en radio patio a cerca de una supuesta infidelidad con una de las damas cortesanas.
En cada cajón triangular, cada pájaro porta en una pata una rosa, emblema de la casa de Lancaster y una cinta en su pico con la frase " por bem" que fue lo dijo D. Juan cuando lo sorprendieron besando a la dama.
Fue en este salón donde Luis de Camoens leyó al rey Sebastián sus "Os Luisíadas"
La "cámara de Ouro" es un dormitorio utilizado por el rey Sebastián con una enorme cama de ébano con dosel. En las paredes, azulejos con la hoja de parra en relieve rematados con mazorcas de maíz y la flor de lys. Preciosos. De aquí, un paso al vestidor real que aunque se llama" el cuarto de las sirenas" no vi ni una. Tampoco me fijé. Estarían nadando
En la sala de los Galeones si que miré al techo. Es un artesonado abovedado de madera recuperado hace no mucho, que estuvo oculto por un falso techo. Las galeras que navegan por esas aguas picadas verde azuladas enarbolan las banderas y escudos de Portugal, Países Bajos y el imperio Otomano, potencias navales de la época.
En un pasillo que va a dar a unos jardines con unas buenas vistas a la alcazaba, se expone una colección de platos muy muy similares a los morunos con los que tan familiarizados estamos los caballas. Artesanía mudéjar.
Cruzamos una estupenda puerta manuelina de cuerdas retorcidas y pompones para acceder al salón heráldico más importante de Europa, y por tanto del Mundo. Se trata de la "sala del Escudo de Armas" o "sala dos Brasões". Todas las paredes se cubren con azulejos decorados en motivos campestres y de caza, "galantes" de colores blanco y azul, hasta alcanzar la bóveda octogonal.
Se rematan con una leyenda del rey sobre la lealtad y servicios prestados y de ahí para arriba blasones y escudos a " tuti plain". En cada casilla un ciervo que lleva al cuello el escudo familiar y un lazo con el apellido que toca.
Al mirar hacia arriba, en el centro veo el escudo de Ceuta.
En realidad es el de Portugal, en concreto el del rey D. Manuel que lo colocó ahí hace más de 500 años. Lo rodean los blasones de los 8 hijos que tuvo con María, su segunda esposa, vástaga de nuestros Católicos Reyes, y a continuación, 72 blasones de casas nobles portuguesas. O algo así, porque me voy a cargar las cervicales de tanto levantar la cabeza, este palacio tiene techos de lo más interesante.
Me llama la atención las semiesferas de las esquinas que soportan el peso de la enorme bóveda. Más esferas.
Llegamos a un balcón interior desde el que contemplar la Capellina. Una única nave rectangular, en la zona más antigua, de la época del rey Dinis (s XIII) y aunque fuera reformada posteriormente, conserva su techo mudéjar que es una preciosidad, las paredes estucadas plagadas de palomas inclinadas en angulo de 45º llevando una ramita de olivo en el pico, y las losas andalusíes del suelo imitando una alfombra que conduce hacia el altar. Exquisita.
Continuamos recorrido por la "sala moura", recubierta de mas azulejos espectaculares dibujando líneas diagonales, con una fuente de bronce exótica sobre una pila de mármol, situada en medio de la habitación. A mi me recuerda el salón de embajadores de la Alhambra. O será ya el emborrachamiento de tanto azulejo mudéjar.
Esta es de las zonas reconstruidas después del terremoto, parece ser que en este emplazamiento existía una torre que se vino abajo cuando Lisboa tembló casi hasta morir.
Cruzamos otro dormitorio con cama de dosel y un maravilloso cabecero y nos adentramos en las cocinas.
Se levantaron en tiempos de Joao I en el lugar mas apartado posible, por aquello de los incendios en casa y las dotaron con esas enormes chimeneas cónicas de 33 metros de altura, (la nariz de Sintra).
Se exponen enormes peroles, cazuelas, ollas y hornos. Mas tarde, cubrieron paredes con losas blancas que le dan el aspecto actual. Aquí se debía cocinar para bastante gente cantidades ingentes comida. Me gustaría mirar por un agujerito del tiempo y verla a pleno rendimiento, es lo que falta para apreciarla en su salsa. Dos enormes morteros están expuestos sobre un poyete. No puedo ni moverlos de lo que pesan.
Nos queda el ala manuelina, construida por orden del rey Manuel I "el afortunado", llamado así por el montón de cosas buenas que ocurrieron durante su reinado, como el descubrimiento de las rutas marítimas hacia Asia, las relaciones comerciales con Oriente, el descubrimiento de Brasil... todo esto trajo una gran fortuna al país que él supo invertir en levantar y/o mejorar palacios, monasterios, como el de los Jerónimos en Lisboa, la torre de Belém, ...
El salón manuelino es una estancia cuidada, elegante, bien amueblada con una lámpara de cristal de murano que pende sobre una imponente mesa y un bonito espejo veneciano. Las puertas de acceso se adornan con dinteles de piedra típicos al estilo de D. Manuel y las paredes se cubren con cerámica mudéjar que dibujan la esfera armilar rematadas por la flor de lys.
Esta sala se tabicó posteriormente para conseguir un dormitorio anexo.
Desde ella se llega a los aposentos de la última habitante real del palacio, que lo fue hasta 1910, la reina madre María Pía de Saboya. Esta señora tuvo muy mala suerte, quedó viuda, le mataron al hijo y al nieto y perdió la cabeza definitivamente cuando se declaró la república. La familia se la llevó a su lugar de origen en el Piamonte cuando los exiliaron. Allí murió. Es la única reina de Portugal que no está enterrada en territorio luso.
Dormitorio, gabinete, salita, vestidor... Hasta su bañera y el retrete están expuestos.
A estas alturas ya iba siendo necesario un descanso, después de tanta batallita, tanto rey y tanto arte. Se nos había ido la mañana, se acercaba la hora concertada para el almuerzo, las 13.30h. Demasiado pronto se come fuera de España. ¡Hartibles son!
Sintra llegó hasta aquí. Me quedé con las ganas de la Quinta de Regaleira, en otra ocasión será. Siempre es bueno dejar algo pendiente para tener la excusa perfecta y volver.
Otra vez al bus, ponemos rumbo a Estoril y Cascais.
De Estoril lo único que puedo decir es que pasamos por delante de su casino, muy famoso y mas famosas las tramas de espionaje que sucedieron en el durante la guerra, que sirvieron de inspiración a Ian Fleming para dar a luz a Bond, James Bond.
La ciudad costera me pareció una mas de la Riviera portuguesa con buenas playas y casas de gente pudiente. Si conozco algo de lo comentó Edgar sobre familias reales allí exiliadas que vivían en grandes mansiones y le dieron un aire glamuroso y elegante a la villa, poco más.
Cascais si es un pueblo de pescadores con encanto, pegado a Estoril. Cuenta con un centro histórico pequeñito y playas que en verano se llenan hasta la bandera. Aquí por lo menos bajamos del bus para visitar la "boca do inferno" en las afueras de la población.
Se trata de una formación rocosa en los acantilados cercanos a Cascais. La fuerza del océano Atlántico ha erosionado de tal manera la pared caliza, que ha dado lugar a un paraje de belleza sin igual. La boca mas grande forma un arco rocoso que en su día, debió ser una cueva marina cuyo techo se hundió y ahora sus múltiples cavidades suenan como lo haría el mismísimo infierno cuando el agua las golpea y atraviesa con fuerza.
Se puede bajar a un mirador por una amplia escalera cercana al restaurante y las lojas de productos típicos de la carretera.
Me gustó mucho la visita, se ve la fuerza de la naturaleza, y aunque soplaba el viento, el mar no estaba muy bravo. La furia del agua en días de tormenta debe ser impresionante chocando contra esas rocas.
De allí a comer ligerito en el hotel Eurostar Cascais, a dos pasos. Nos esperaba un "caldo verde" que nadie probó, bacalao y una carne que estaba muy rica, además de sus guarniciones, ensaladas, entrantes y postres. Algunos platos se acabaron pero fueron reponiendo. Tiempo para un café rápido y al bus de nuevo.
Pusimos rumbo a Lisboa, pasando por la parroquia agustina de Sao Domingo do Rana, a escasos 20 minutos del hotel donde almorzamos y aun dió para echar una cabezadita y todo.
Los agustinos como siempre nos dan sorpresas en estas peregrinaciones, esta fue una visita realmente agradable. Pudimos conocer al padre Joao que más que portugués parece español que haya pasado algún tiempo en tierras lusas. Habla un castellano perfecto, sin exagerar. Pudimos comprobar el montón de actividades que tienen en la parroquia y la ingente carga de trabajo social y pastoral que manejan. En la iglesia andaban de jornada penitencial confesando a los parroquianos. Con todo y con eso nos colaron por la sacristía hasta la cocina.
Muchas veces pienso que seria de nosotros, todos, sin estos frailes que lo dan todo por que tengamos un poquito mas de bienestar, felicidad, conocimiento, consuelo, esperanza... a cada uno saben darle lo suyo y lo pelean.
Eran las cinco de la tarde cuando llegamos a los Jerónimos, en el barrio de Belém, Lisboa. Lo pillamos abierto por los pelos, cerraban a las cinco y media. Para la mayoría no era la primera visita y casi que dió igual, somos más de perdernos por las calles y dar vueltas, aunque a mi me gustan las piedras muy mucho.
La joya de la corona del manuelino portugués es así descrita:
"el Monasterio de los Jerónimos es la encarnación arquitectónica de la epopeya de la expansión marítima portuguesa. Y lo hace además en un estilo genuinamente portugués: el manuelino, que corresponde a un refinamiento del gótico, más cercano ya en este caso al plateresco y llevando en sí toda la esencia del Renacimiento". (De National Geographic)
Este monasterio lo ideó el rey D. Manuel I como parte de su plan arquitectónico-monumental para demostrar su prestigio. En principio, le pidió permiso a la Santa Sede para levantar un pequeño convento bajo la protección de la Orden del Temple, que aún andaban vivitos y coleando en tierras lusas bajo denominación de la Orden de Cristo, pero al morir su primera mujer, Isabel, hija también de los Reyes Católicos, aplazó planes. Luego casó con María, hermana de la anterior y retomó tareas aplazadas, aunque cambió de parecer respecto a los inquilinos de su monasterio, elegiría una orden española, la de San Jerónimo, bien pegados a la corona española.
La localización del nuevo monumento estaba decidida, sería a orillas del Tajo, sobre una antigua ermita donde los navegantes que partían desde aquel puerto cercano a la playa de Belém acudían a velar armas antes de embarcar. Lo que se le fue de las manos, fue la modestia de sus planes cuando Vasco de Gama regresó de su viaje a la India con gran éxito. Salió lo que salió.
La primera piedra se colocó el día de Reyes de 1.501, me quedé con esa fecha por el montón de significado que tiene: el número 1 del año, un rey llamado Manuel, un niño llamado Enmanuel al que visitan los Magos, una playa de Belém y la dedicación del monasterio a la Virgen de Belém....
Los dineros salieron del "impuesto a la pimienta" que gravaba las importaciones de especias y oro venidas de Asia y África. Y como era mucho dinero, hubo carta blanca y proyectos a montones desechados. Los arquitectos forman un listín telefónico, me quedé con Juan del Castillo, cántabro que pasó por allí y ejecutó gran parte de la obra, entre otras, la portada Sur.
Paramos frente a esta, desde allí contemplo los 300 metros de fachada que dejan con la boca abierta a cualquiera. A penas hay tiempo para recrearse ante la puerta monumental presidida por el Arcángel Miguel, guardián del reino. Un poco más abajo, la Virgen de Belém flanqueada por apóstoles, santos, papas...
y entre las puertas gemelas bajo el tímpano, la figura de D. Enrique el Navegante, personaje muy familiar para todos nosotros, quien fundó la capilla Restelo sobre la que se asienta el monasterio actual, gran impulsor de las conquistas portuguesas en la época.
Pero no se entra por aquí sino por la puerta Este, la principal. No es un portón tan grandioso pero si muy bonito. A un lado vemos a D. Manuel respaldado por San Jerónimo y al otro a su mujer, la reina María, con San Juan Bautista.
Por fin entramos a la preciosa iglesia de Belém. El contraluz es curioso y la iluminación mas bien escasa. Cuando la pupila se adapta, empiezas a ver cosas: la enorme altura de sus tres naves iguales, las seis columnas infinitas, las nervuras de las bóvedas y el coro, las vidrieras...
Lo primero que se topa uno nada más entrar es con la tumba de Luis de Camoens a la derecha del coro inferior y la de Vasco de Gama a la izquierda. Las dos figuras mas importantes de la época portuguesa del descubrimiento. Dicen las malas lenguas que en realidad no hay nadie dentro de estos sarcófagos porque los restos se perdieron en el terremoto de Lisboa.
De Luis de Camoens sabemos que fue estudiante en Coimbra, soldado en Ceuta donde perdió un ojo, turista en la India, donde empezó a escribir su poema épico "Os Luisiadas" y que murió en la miseria, como casi todos los grandes. Su tumba se distingue por la pluma y el libro de un lateral.
De Vasco de Gama que era de buena cuna, conde o marqués, con afición al mar, muy cabezón y fue el primer europeo en abrir una ruta marítima hacia la India, donde murió. En su tumba un galeón con las velas infladas al viento.
No nos dejan avanzar mas allá de donde estamos. Los elefantes de las tumbas reales de Don Manuel y Sra. quedan aplazados para otro día, igual que la mayor bóveda con el menor número de apoyos gótica y el maravilloso claustro de los jerónimos a dos alturas.
Nos vamos de regreso, no sin antes probar los famosos pasteles de Belém. Carmen y Alberto se acercan a "pastéis de Belém" a comprar un puñado de estos deliciosos pastelillos que elaboran desde 1.837 mientras mi media naranja se llega a la farmacia de enfrente por unas gotas nasales. El catarro avanza adecuadamente por el bus de atrás hacia adelante. Llegan los de los pasteles con un cajón y una botellita de licor de guindas "ginja", de los que daremos cuenta en la cena y seguimos esperando al de la botica. Decido llamarle tras 10 minutos de espera y.....está tranquilamente sentado en el bus. Cara de tonta se me pone.
No hay tiempo para mucho más. Una vuelta rapidita por la decadente ciudad lisboeta que me deja ansiosa más que me motiva y nos vamos, porque hay que llegar a la cena a las 20.30 en el hotel.
Tenemos que volver a pasear Lisboa, otra tarea pendiente.
2.010.- TIERRA SANTA
2.011.- ITALIA : Florencia, Pisa, Padua, Venecia, Asís, Roma
2.012.- TURQUIA
2.013.- RUSIA
2.014.- CROACIA: Zagreb, Liubliana, Opatija, Pula y Rovinj, Plitvice, Zadar y Split, Medjugorje y Mostar, Dubrovnik
2.015.- POLONIA: Varsovia, Czestochowa, Auschwitz, Cracovia, Montes Tatras, Wieliczka
2.016.- RUMANIA: Bucarest, Sibiu, Transilvania, Monasterios pintados, Brasov, Bran y Sinaia
2.017.- CHIPRE Y GRECIA: Lárnaca, Paphos, Troodos, Salamina y Famagusta, Morphou, Kyrenia y Bellapais, Corinto, Atenas
2.018.- REPUBLICAS BALTICAS: Tallín, Parnu y Turaida, Riga, Rundale y la colina de las cruces, Kaunas y Trakai, Vilnius
2.019.- CENTROEUROPA: Viena, Seegrotte y Melk, Brno, Praga-1, Praga-2
2.019.- TIERRA SANTA: albúm fotos
2.020.- ALBUM TEN DIEZ AÑOS: diez años
2.022.- PORTUGAL: Ourem, Sintra, Coimbra y Batalha, El Rocío, Sevilla-1, Sevilla-2
2.023.- EGIPTO: Guiza y Saqqara, Karnak y Luxor, Valle de los reyes, Edfú y Kom-Ombo, Assuán y poblado nubio, Abu Simbel, El Cairo, Albúm fotos
2.024.- SICILIA: Palermo-1, Palermo 2 y Monreale, Erice y Segesta, Agrigento y Casale Siracusa y Noto, Etna y Taormina,Messina y Cefalu
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