Lo confieso, tengo algunas aficiones y ninguna es hacer deporte, eso si, me gusta caminar, pero mas me gusta leer, escribir, viajar, coleccionar meninas y los dibujos de Alfons Mucha. Y no necesariamente por ese orden. Hacía años que en París, descubrí en una galería de arte algunos de los carteles que este artista checo había pintado para la actriz Sarah Bernhardt y me quedé prendada de la originalidad, de los colores, del diseño y de la belleza de sus mujeres y flores... El caso es que quise visitar su museo, que lo tiene, pero en Praga, en el centro de Europa por lo que tuve que esperar la ocasión que se presentó en el puente de diciembre de 2010. Muchos sabéis de aquella vez que pudo haber sido y no fue por la huelga de controladores, el destino lo impidió y la República Checa se quedó en mis notas, estudiada al detalle y las coronas ya canjeadas en el banco, a buen recaudo en la caja fuerte. Me temo que ahora todo ese conocimiento salga a flote y se note demasiado en este blog. Pido disculpas de ante mano y trataré de no aburrir en exceso.
Resulta irónico que la historia de una de las ciudades mas visitadas de Europa y con la que compartimos un dinástico cordón umbilical, los Habsburgo, sea bastante desconocida para la mayoría de los españoles. Parece que le tengamos terror al listado apabullante de antiguos reyes eslavos Seguismundos, Boreslaos, Ladislaos, Venceslaos...
Muchas cosas unen a Chequia con España, remitiéndonos a parentescos, encontramos a un tal rey Ottakar II que era primo hermano de uno de nuestros Alfonsos, el X, el rey Sabio, el que puso España en Europa. Sus madres eran hermanas. Entre batalla y batalla con los moros, Alfonso luchó junto a su primo contra un Rodolfo Habsburgo por la corona del Sacro Imperio, pero perdieron. Ya en tiempos de los Cátólicos Reyes, el todavía príncipe Carlos ( IV) estuvo a punto de intervenir en la reconquista granadina aunque aconsejado por su padre Juan de Luxemburgo, lo dejó para luego. El lazo definitivo que cerró el nudo fue la figura de Fernando I, madrileño de Alcalá de Henares, nieto de los Católicos e hijo de Juanita, la menos loca de todas las reinas españolas. Fernando llegó a emperador del Sacro Imperio cuando renunció a serlo su hermanísimo Carlos I de España y V de Alemania (que decíamos en la escuela). La moda española inundó la Bohemia de entonces quedando decenas de costumbres hispanas grabadas como propias en protocolos, usanzas en vestimentas, salones para colecciones de arte, ordenes religiosas importadas de España, etc...Aún hoy quedan montones de guiños españoles en toda la República Checa que como una publicidad subliminal se mete en nuestro cerebro, un "deja vu" límbico: toisones de oro, cuadros, santos españoles, calles de personajes españoles, escudos con granadas o castillos, huellas de jesuitas, carmelitas, dominicos, agustinos...
Un viernes de dolores amanecimos en Praga, la que juega en primera división con Londres, París o Roma, la ciudad de las 100 torres, la mayoría pertenecientes a iglesias católicas de magnífico porte que adornan su silueta.
Llegamos la noche anterior al hotel NH Prague City, un cuatro stars merecidas situado no demasiado en las afueras y bien comunicado. Por supuesto, después de la cena y a pesar del frío, nos fuimos a disfrutar del centro. ¿quien no va a la plaza del ayuntamiento a saludar ese reloj astronómico que le costó la vista a su creador?.
María José que andaba aún con el pie bastante estropeado, casi no podía andar aunque le podían más las ganas de ver el centro, por lo que en lugar de irnos en metro con la tropa, nos fuimos en uber.
El conductor nos dejó en un extremo del puente de Carlos, bajo una de las torres que lo limitan. Le pregunté al señor Google en qué dirección estaba la plaza del reloj y me indicó que había que cruzar el puente.
Desde luego que es hermosa Praga, un escenario de película, hacia donde mires. La noche está cerrada, la luna asoma tímida entre nubes, apenas alumbra, no hay mucha gente, el silencio reina, a penas susurramos algunas palabras envueltas en lana, el frío aprieta. La silueta de las dos torres recortadas por la escasa luz que arrojan las farolas nos indica el inicio del camino que se nos antoja mágico, misterioso, de cuento. Al fondo, el castillo, las agujas de la catedral sobresalen, desafiando al cielo en lo alto de la colina cercana.
Caminamos oyendo el correr del agua bajo nuestros pies y admirando las estatuas en la sombra que adivinamos a ambos lados, negras, grandes, fantasmagóricas. Mañana, Hanna nos traerá y nos explicará su historia y quien son. Continuamos andando sobre adoquines hasta que vislumbramos el final del puente, la otra torre, donde se inicia Stare Mesto. Cuentan los expertos que cruzarlo es la experiencia praguense por excelencia, da igual si esta a tope de turistas. Nosotros esta noche lo estamos disfrutando de verdad.
Este puente, originalmente de madera, unía el barrio a los pies del castillo, Mala Strana con la ciudad vieja, Stare Mesto. Carlos IV mandó que echaran abajo lo que quedaba del antiguo puente románico de Judith, y comenzó la nueva obra. De aquel, solo queda en pie una de las dos torres del lado de Malá Strana, la mas bajita, la de Judith.
Al parecer, el rey era tan supersticioso que consultó a astrólogos y numerólogos el mejor día para colocar la primera piedra, el resultado fue en el año 1.357 en el día 9 del mes 7 a las 5:31 horas 135797531, impares y capicúa. Durante 500 años, sus 16 arcos han estado soportando el tráfico rodado, carros, coches, tranvías, panzers...alguna que otra crecida del Moldava incluso inundación en toda regla. En los años 50 del s.XX quedó peatonal. Siempre se hablo de su robustez y resistencia al agua, debida, según creencia popular, a la existencia de clara de huevo en la argamasa. Únicamente en un par de desastres naturales algunos pilares fueron arrastrados por la fuerza del río. En 2008 sufrió restauración y encontraron un compuesto orgánico en la argamasa original, aunque no pudieron determinar si era la legendaria clara de huevo.
Si queréis disfrutarlo en todo su esplendor pinchando en este enlace vamos directos a una visita virtual:
visita virtual puente de Carlos
Continuamos paseando por el camino real, dejamos a la izquierda el Klementinum antiguo convento dominico y universidad jesuita, ahora Biblioteca Nacional, presidida por la estatua de Carlos IV , dicen que es una de las visitas más interesantes de Praga, aunque dejan ver poco.
La calle Karlova nos lleva casi derechitos al reloj. Pasamos ante una tienda, Manufactura, cuyos escaparates nos deja hechizadas, todo es artesanía de madera. ¿para que resistirse? entramos. Compré algunos adornos para el árbol de navidad viajero que en una de estas va a ser de todo menos verde.
La plaza del ayuntamiento está al volver de la esquina, la llamativa fachada de Nuestra Señora de Tyn rematada por las puntiagudas y siniestras agujas góticas asoman a la vista. Rodeada de espectaculares iglesias barrocas y magníficos edificios, este es el lugar preferido de turistas y no digamos de fotógrafos. A pesar de ser cerca de las 11 de la noche, está abarrotada de gente sentada en las terrazas y cafés además de caminantes en todas direcciones. En el centro, camuflado totalmente por un montón de puestos ambulantes de madera donde venden de todo, desde vinos calentitos a recuerdos de lo mas peregrino, sobresale el monumento a Juan Hus, el señor que no tragaba con que la corrompida iglesia católica de comienzos del s. XV fuera la cabeza visible del catolicismo y no Jesucristo. En sus sermones ponía a parir una iglesia degenerada y partida en dos con dos cabezas visibles, el papa de Roma Gregorio XII y el de Aviñón Benedicto XIII. Hus que por aquel entonces era el rector de la universidad carolina de Praga, fue llamado a filas por el catolicismo imperial pero no quiso renunciar a sus ideas por lo que en el concilio de Constanza se pasaron tres pueblos y lo condenaron a la hoguera convirtiendo a un predicador cabreado en todo un símbolo nacional precursor de la reforma protestante. Sus seguidores, los husitas, hicieron religión de sus discursos y la iglesia de Santa Maria de Tyn el centro de su religión, aunque una vez vencidos, pasó a manos católicas.
Nos encontramos con el resto del grupo que habían paseado bien el puente buscándonos. Ubicación viene, ubicación va al final dimos unos con otros gracias a wasap.
Vemos el espectáculo más famoso de Praga, el reloj astronómico en acción, lleva la friolera de 609 años dando la hora. Empieza el esqueleto, la muerte, tirando de la cuerda, el turco que representa al mal y la lujuria, mueve la cabeza negando que le haya llegado la hora, la vanidad y la avaricia les acompañan. Mientras suenan las campanadas, los doce apóstoles salen a saludar dando su bendición por las ventanas superiores y el gallo con su canto acaba la función. Las esferas son dos, la de abajo es un calendario con pinturas alegóricas de los meses del año y en el circulo azul que las engloba, están escritos los nombres de todos los santos en correspondencia de todos los días del año. En el cuadrante superior se leen varios datos, la esfera azul se refiere al día, la negra a la noche, las dos marrones al alba y al crepúsculo. El circulo exterior contiene las 24 horas, el interior el horario ante y post meridiano en números romanos. El cuadrante mas pequeño, en el centro, presenta los símbolos del zodiaco y las respectivas posiciones del sol, la luna y la estrella polar. Una obra de ingeniería espectacular que según la leyenda, le costó la vista a su creador para que no la repitiera.
enlace al reloj astronómico y al ayuntamiento en 3D: Orloj
Continuamos paseo por Celetna, una tienda con marionetas nos llama la atención: Una simpatiquísima Pipi Calzaslargas nos gana enseguida y se hacen sitio en el equipaje de Rosa y mio, para Adi , mi hija y para Clara, su futura nieta. Continuamos paseo hacia la plaza de Wenceslao, algunos deciden tomar un taxi para volver al hotel, otros aguantamos un ratito más pero solo un rato, el frío y el cansancio iban haciendo mella.
El viernes de dolores prometía ser una jornada de órdago, de las de acabar con la lengua fuera y pidiendo oxígeno, así fue.
El ambiente amaneció plomizo y frío, un día nada adecuado para paseos, fotos ni vistas, además me levanté con el estómago revuelto y la cabecita cargada pero claro, ESTÁBAMOS EN PRAGA, ni fatigas, ni puñetas, había que recoger marras y echar a andar si o si.
Comenzamos en todo lo alto, el castillo, Hrad, el corazón histórico y cultural de la república Checa, escenario de importantes acontecimientos y guardián de los tesoros de la corona de Bohemia. El bus nos dejó muy cerquita de la plaza Hradcany, la entrada principal con vistas espectaculares de la ciudad a los pies de la colina. Según el libro Guinness de récords es el castillo antiguo más grande que existe, pero es lo menos parecido a un castillo que conozco, en realidad es un conjunto de palacios, edificios religiosos, torres, callejones, jardines, murallas... que muestran la historia de la evolución arquitectónica pasando desde el primitivo románico a un estiloso gótico, o al elegante renacentista acabando en el deslumbrante barroco y sin que alteraciones posteriores modificaran su maravilloso aire imperecedero.
Frente a la reja rococó de la entrada principal, una preciosa farola de hierro fundido pintada en verde y de varios brazos, es la que queda de aquellas primeras con que alumbraron a gas el barrio hace ya unos cuantos añitos. Cuatro enormes titanes guardan desde lo alto en una lucha infinita la entrada. Los soldados, guarecidos del frío en sus garitas, visten sus elegantes uniformes diseñados por el señor Pistek ganador del óscar al mejor vestuario por la película Amadeus, aguardan la próxima llegada de sus relevos que ya se acercan desfilando a paso marcial. Es el cambio de guardia.
Nos ponemos en cola, son poco más de las 9 de la mañana y la fila llega a mitad de la plaza, cada vez hay mas gente. El castillo se ordena en torno a tres patios y una plaza, la de San Jorge. No se entra por la puerta principal que da acceso al primer patio y a la puerta de Matías, la entrada está hacia la izquierda, pasamos los arcos de seguridad y llegamos directamente al segundo patio.
ya en el segundo patio, a nuestra izquierda la Sala Española, lugar de recepciones presidenciales, en el centro, la Fuente de los Tritones ahora protegida por un andamio y un pozo con una bonita reja y a la derecha, destacada en blanco níveo, la capilla de la Santa Cruz, escondite del tesoro de San Vito. Pero no es esto lo mejor del castillo, incluso diría que no atrae a mucho turista, esperamos a los demás para reagruparnos. Janna nos tiene que contar cosas aunque casi ninguno le hacemos mucho caso, pobrecilla, parece que ya se va acostumbrando a estos peregrinos caballas.
Es el patio de armas, el tercer patio, el que atrae visitantes en masa, donde se encuentra la catedral e San Vito, San Wenceslao y San Adalberto, el lugar mas carismático de la República Checa.
Vamos a conocerla. De frente encontramos la fachada occidental con sus magnificas torres casi gemelas a las de la catedral de Burgos y el enorme rosetón. A pesar de su marcado estilo gótico, esta parte es uno de sus elementos mas recientes, en concreto de 1953.
Me asombra la presencia de un obelisco en la plaza, fue erigido en recuerdo de los checos caídos durante la Primera GM. También una bonita estatua de San Jorge y el dragón en bronce se encuentra en esta parte del patio de armas.
Un poco mas adelante, continuando el perímetro del templo, la hermosa Puerta Dorada, con sus tres arcos adornados por teselas al modo bizantino, representando el Juicio Final. Fue entrada principal a la catedral durante mucho tiempo. El templo se empezó a construir en el año 1344 por el arquitecto francés Monsieur D'Arras a instancias del emperador Carlos IV sobre una rotonda románica, pero entre guerras y parones estuvo 600 años en obras acabándose definitivamente en 1929. Junto a la puerta, la torre Sur de 97 metros de altura con una bóveda muy curiosa en forma de cebolla y una escalera de caracol de casi 300 escalones para acceder a la terraza que no me imagino subiendo. Esta torre soporta la campana mas grande del país Zikmund, de 16 toneladas.
Hasta este punto la visita al castillo es totalmente gratis, a partir de aquí, si quieres entrar en los distintos edificios para disfrutarlos hay que pasar por caja. Nosotros haremos un pequeño recorrido por lo mejor, la catedral, el antiguo palacio real, la capilla de San Jorge y el callejón de Oro.
Nos ponemos en cola para entrar a la catedral, a pesar de las temperaturas y la hora, ya hay muchísimo público.
El interior es grandioso, triunfa el gótico en todo su esplendor. Son tres naves de 124 metros de longitud,acabadas en una girola. La principal está cubierta por una bóveda de crucería continua. Frente al altar mayor, en el centro, se encuentra el mausoleo real en mármol blanco,rodeado por una reja protectora. Aquí están enterrados Fernando I, su mujer y su hijo Maximiliano.
Las estilizadas ventanas dejan colarse la luz a través de los exquisitos vitrales obra de importantes artistas checos, es el patrimonio que el siglo XX ha dejado a la catedral. Alfons Mucha firma uno de ellos dedicado a San Cirilo y San Metodio, creo que era la tercera capilla entrando por la izquierda. Los colores son inigualables, las figuras impresionantes, el detalle de cada personaje maravilloso, nunca he visto una vidriera tan bonita. Creo que hice como 20 o 30 fotos.
La claridad que se cuela por las ventanas superiores de la nave central permiten apreciar al detalle los escudos que aún se distinguen en las paredes. León, Castilla, Aragón, Granada... infantes y príncipes españoles, las reminiscencias de un imperio donde no se ponía el Sol.
En la girola nos encontramos con la impresionante tumba de plata de San Juan Nepomuceno, patrono de Bohemia, el sacerdote que no soltó prenda sobre los secretos de confesión de su reina Sofia de Baviera al mosqueado rey Wenceslao IV. Lo tiraron al río después de cortarle la lengua. El motivo real (entiéndase del rey) fue otro, como casi siempre motivado por temas de poder, pero la leyenda es esta. El sepulcro es de factura vienesa del año 1736, dos toneladas de plata bajo un dosel rojo ajado que sostienen una legión de angelotes rechonchos. Por cierto, necesitada de una pasadita de aspiradora. San Juan Nepomuceno siempre lleva 5 estrellitas en la corona, las mismas que dicen brillaban en el cielo cuando en el río apareció flotando su cadáver al día siguiente de su asesinato.
La capilla de San Wenceslao , cercana a la puerta Dorada, es la mas importante de la catedral. Guarda los restos del santo patrono en un relicario gótico. Wenceslao I fue un joven rey, nieto de Santa Ludmila al que su hermano traicionó y asesinó. Luego se arepintió y enterró en cadáver en la primitiva iglesia que ocupaba este lugar. La abuela Ludmila murió estrangulada con su velo por orden de la madre de Wenceslao, la familia debía ser de armas tomar.
Solo permiten asomarse a ver la capilla, no se puede entrar. Es una habitación cuadrada con la parte inferior de las paredes sembrada de piedras semipreciosas incrustadas, la superior con frescos pintados, los mas antiguos representan la pasión de Cristo y los demás, momentos de la vida del santo. En la pared de la izquierda tras una puerta de hierro, unas escaleras conducen a la cámara de corona. Aquí está guardado bajo siete llaves el tesoro de San Wenceslao, patrimonio cultural de la nación.
Acabamos tour por la catedral no sin antes echar un vistazo atrás para admirar una vez más la grandeza y plenitud de esta maravilla del arte creada por los checos durante mas de siete siglos.
tour virtual a la catedral: catedral San Vito 3D
Cruzamos el patio para entrar en lo que queda del antiguo Palacio Real, el que se quemó en el s.XVI y casi acaba con lo que estaba construido de la catedral. Data del s.XII pero Carlos IV lo mejoró con su genial gótico siendo residencia de los reyes bohemios hasta que se achicharró. A pesar de esto, se pueden visitar varias estancias.
El salón Vladislav es una enorme habitación de mas de 60 metros de longitud por 13 de alto y 16 de ancho, cubierto por una soberbia bóveda de nervios cruzados. Las ventanas que lo iluminan situadas a ambos lados, tienen unos 5 metros de alto, del techo cuelgan varias lamparas de latón originales. Fue utilizado para actos sociales tales como bailes, banquetes, subastas, reuniones de todo tipo y justas a caballo. Los caballeros accedían por la escalera homónima que conecta el salón con la plaza de San Jorge. Actualmente, los presidentes checos juran cargo en este lugar.
Al fondo a la izquierda, se accede a a las habitaciones de la antigua cancillería de Bohemia, este lugar se hizo famoso por la nominada "segunda defenestración de Praga". Son tres las contabilizadas en esta ciudad que sepamos, demasiado aficionados los políticos locales a arrojar por la ventana a católicos adversarios, representantes del emperador. En particular, esta segunda sonada defenestración tuvo horribles consecuencias ya que aunque no hubo víctimas mortales, si originó la desoladora Guerra de los 30 años.
En una vitrina arrinconada a la derecha de la entrada podemos contemplar una réplica de las joyas de la coronación de los reyes de Bohemia, la corona, el cetro y el orbe.
Nos vamos del palacio saliendo a la plaza de San Jorge por la escalera de los caballeros, El detalle de los nervios del techo es impresionante ¡vaya como se las ingeniaban los arquitectos del gótico para complicar el trabajo!.
En la plaza esperamos un rato al grupo que no sabíamos donde se habían metido y es que descubrieron la terraza mirador al otro lado del salón de Ladislao y andaban foto va foto viene.
La plaza de San Jorge es la zona mas antigua del castillo, está ambientadísima y muy decorada con motivos de Pascua. Unos cuantos puestos ambulatorios preparan apetitosas viandas para los visitantes y venden recuerdos locales.
La fachada roja barroca de la basílica y convento de san Jorge domina la plaza a la vez que oculta un templo románico que dicen, es el mejor conservado del país. En el exterior solo dos torres blancas pueden darnos alguna pista de lo que encontraremos dentro, no son iguales, la de la izquierda es mas delgadita, se llama Eva, la diestra Adán. El templo lo mandó construir el padre de San Wenceslao a comienzos del s.X Hoy día se utiliza como salas de exposiciones y conciertos. Aquí están enterrados algunos príncipes y reyes bohemios.
Dentro reina la austeridad y sencillez del románico que no tiene nada que ver con la escalera barroca que conduce al ábside. Bajo la escalera, la cripta .En la bóveda central y en la capilla de Santa Ludmila, donde al parecer reposan los restos de la Santa, se conservan algunos frescos originales. Cerca de la entrada una pequeña capilla barroca esta dedicada a San Juan Nepomuceno.
Volvemos al exterior para dirigirnos al último espacio que conoceremos en el castillo, el callejón del Oro, hace tanto frío que parte del tiempo hasta la hora de quedada a la salida, preferimos pasarlo en un pequeño café dentro de este curioso rincón praguense. Frente al café los cañones del castillo.
El callejón del Oro es una estrecha vía empedrada con pequeñas y pintorescas viviendas del siglo XVI alegremente coloreadas, cuyo origen, según la leyenda, está en el monarca Rodolfo II que las construyó para acoger aquí a los alquimistas que pretendían obtener oro de otros metales. En realidad estas casas fueron las viviendas de los centinelas del palacio y hoy día las ocupan bonitas tiendas de artesanía y recuerdos. Son 24 en total, en el nº 22 vivió Fran Kafka y aquí compré un libro sobre el.
Nos dedicamos a entrar y salir de todas las que pudimos, agachando la cabeza con precaución hasta yo, pues son realmente las puertas son bajitas. Me entusiasmó la de las marionetas, algunas de ellas de mas de 300€, la de cristal de Bohemia, la de armaduras y armas, y la de bordados aunque había muchas más.
Del callejón se sale al fondo, por la vivienda 12 situada entre dos torres, la Daliborka y la Negra, allí están las escaleras que nos sacaran del castillo. El camino que nos lleva paseando a la ciudad recoriendo jardines y viñedos es realmente hermoso, las vistas de Praga desde esta localización merecen la pena, son unos 15 minutos los que dura la caminata.
Aunque claro, nos entretuvimos en la plazuela de salida admirando láminas,
en los viñedos haciendo fotos, en la cuesta..
Voy a dejarlo aquí por esta tarde que está muy buena para ir un ratito a la playa, además Praga es pequeña pero llena de cosas interesantes y aún queda mucho por contar así que.... continuará.
Resulta irónico que la historia de una de las ciudades mas visitadas de Europa y con la que compartimos un dinástico cordón umbilical, los Habsburgo, sea bastante desconocida para la mayoría de los españoles. Parece que le tengamos terror al listado apabullante de antiguos reyes eslavos Seguismundos, Boreslaos, Ladislaos, Venceslaos...
Muchas cosas unen a Chequia con España, remitiéndonos a parentescos, encontramos a un tal rey Ottakar II que era primo hermano de uno de nuestros Alfonsos, el X, el rey Sabio, el que puso España en Europa. Sus madres eran hermanas. Entre batalla y batalla con los moros, Alfonso luchó junto a su primo contra un Rodolfo Habsburgo por la corona del Sacro Imperio, pero perdieron. Ya en tiempos de los Cátólicos Reyes, el todavía príncipe Carlos ( IV) estuvo a punto de intervenir en la reconquista granadina aunque aconsejado por su padre Juan de Luxemburgo, lo dejó para luego. El lazo definitivo que cerró el nudo fue la figura de Fernando I, madrileño de Alcalá de Henares, nieto de los Católicos e hijo de Juanita, la menos loca de todas las reinas españolas. Fernando llegó a emperador del Sacro Imperio cuando renunció a serlo su hermanísimo Carlos I de España y V de Alemania (que decíamos en la escuela). La moda española inundó la Bohemia de entonces quedando decenas de costumbres hispanas grabadas como propias en protocolos, usanzas en vestimentas, salones para colecciones de arte, ordenes religiosas importadas de España, etc...Aún hoy quedan montones de guiños españoles en toda la República Checa que como una publicidad subliminal se mete en nuestro cerebro, un "deja vu" límbico: toisones de oro, cuadros, santos españoles, calles de personajes españoles, escudos con granadas o castillos, huellas de jesuitas, carmelitas, dominicos, agustinos...
Un viernes de dolores amanecimos en Praga, la que juega en primera división con Londres, París o Roma, la ciudad de las 100 torres, la mayoría pertenecientes a iglesias católicas de magnífico porte que adornan su silueta.
Llegamos la noche anterior al hotel NH Prague City, un cuatro stars merecidas situado no demasiado en las afueras y bien comunicado. Por supuesto, después de la cena y a pesar del frío, nos fuimos a disfrutar del centro. ¿quien no va a la plaza del ayuntamiento a saludar ese reloj astronómico que le costó la vista a su creador?.
María José que andaba aún con el pie bastante estropeado, casi no podía andar aunque le podían más las ganas de ver el centro, por lo que en lugar de irnos en metro con la tropa, nos fuimos en uber.
El conductor nos dejó en un extremo del puente de Carlos, bajo una de las torres que lo limitan. Le pregunté al señor Google en qué dirección estaba la plaza del reloj y me indicó que había que cruzar el puente.
Desde luego que es hermosa Praga, un escenario de película, hacia donde mires. La noche está cerrada, la luna asoma tímida entre nubes, apenas alumbra, no hay mucha gente, el silencio reina, a penas susurramos algunas palabras envueltas en lana, el frío aprieta. La silueta de las dos torres recortadas por la escasa luz que arrojan las farolas nos indica el inicio del camino que se nos antoja mágico, misterioso, de cuento. Al fondo, el castillo, las agujas de la catedral sobresalen, desafiando al cielo en lo alto de la colina cercana.
Caminamos oyendo el correr del agua bajo nuestros pies y admirando las estatuas en la sombra que adivinamos a ambos lados, negras, grandes, fantasmagóricas. Mañana, Hanna nos traerá y nos explicará su historia y quien son. Continuamos andando sobre adoquines hasta que vislumbramos el final del puente, la otra torre, donde se inicia Stare Mesto. Cuentan los expertos que cruzarlo es la experiencia praguense por excelencia, da igual si esta a tope de turistas. Nosotros esta noche lo estamos disfrutando de verdad.
Este puente, originalmente de madera, unía el barrio a los pies del castillo, Mala Strana con la ciudad vieja, Stare Mesto. Carlos IV mandó que echaran abajo lo que quedaba del antiguo puente románico de Judith, y comenzó la nueva obra. De aquel, solo queda en pie una de las dos torres del lado de Malá Strana, la mas bajita, la de Judith.
Al parecer, el rey era tan supersticioso que consultó a astrólogos y numerólogos el mejor día para colocar la primera piedra, el resultado fue en el año 1.357 en el día 9 del mes 7 a las 5:31 horas 135797531, impares y capicúa. Durante 500 años, sus 16 arcos han estado soportando el tráfico rodado, carros, coches, tranvías, panzers...alguna que otra crecida del Moldava incluso inundación en toda regla. En los años 50 del s.XX quedó peatonal. Siempre se hablo de su robustez y resistencia al agua, debida, según creencia popular, a la existencia de clara de huevo en la argamasa. Únicamente en un par de desastres naturales algunos pilares fueron arrastrados por la fuerza del río. En 2008 sufrió restauración y encontraron un compuesto orgánico en la argamasa original, aunque no pudieron determinar si era la legendaria clara de huevo.
Si queréis disfrutarlo en todo su esplendor pinchando en este enlace vamos directos a una visita virtual:
visita virtual puente de Carlos
Continuamos paseando por el camino real, dejamos a la izquierda el Klementinum antiguo convento dominico y universidad jesuita, ahora Biblioteca Nacional, presidida por la estatua de Carlos IV , dicen que es una de las visitas más interesantes de Praga, aunque dejan ver poco.
La calle Karlova nos lleva casi derechitos al reloj. Pasamos ante una tienda, Manufactura, cuyos escaparates nos deja hechizadas, todo es artesanía de madera. ¿para que resistirse? entramos. Compré algunos adornos para el árbol de navidad viajero que en una de estas va a ser de todo menos verde.
La plaza del ayuntamiento está al volver de la esquina, la llamativa fachada de Nuestra Señora de Tyn rematada por las puntiagudas y siniestras agujas góticas asoman a la vista. Rodeada de espectaculares iglesias barrocas y magníficos edificios, este es el lugar preferido de turistas y no digamos de fotógrafos. A pesar de ser cerca de las 11 de la noche, está abarrotada de gente sentada en las terrazas y cafés además de caminantes en todas direcciones. En el centro, camuflado totalmente por un montón de puestos ambulantes de madera donde venden de todo, desde vinos calentitos a recuerdos de lo mas peregrino, sobresale el monumento a Juan Hus, el señor que no tragaba con que la corrompida iglesia católica de comienzos del s. XV fuera la cabeza visible del catolicismo y no Jesucristo. En sus sermones ponía a parir una iglesia degenerada y partida en dos con dos cabezas visibles, el papa de Roma Gregorio XII y el de Aviñón Benedicto XIII. Hus que por aquel entonces era el rector de la universidad carolina de Praga, fue llamado a filas por el catolicismo imperial pero no quiso renunciar a sus ideas por lo que en el concilio de Constanza se pasaron tres pueblos y lo condenaron a la hoguera convirtiendo a un predicador cabreado en todo un símbolo nacional precursor de la reforma protestante. Sus seguidores, los husitas, hicieron religión de sus discursos y la iglesia de Santa Maria de Tyn el centro de su religión, aunque una vez vencidos, pasó a manos católicas.
Nos encontramos con el resto del grupo que habían paseado bien el puente buscándonos. Ubicación viene, ubicación va al final dimos unos con otros gracias a wasap.
Vemos el espectáculo más famoso de Praga, el reloj astronómico en acción, lleva la friolera de 609 años dando la hora. Empieza el esqueleto, la muerte, tirando de la cuerda, el turco que representa al mal y la lujuria, mueve la cabeza negando que le haya llegado la hora, la vanidad y la avaricia les acompañan. Mientras suenan las campanadas, los doce apóstoles salen a saludar dando su bendición por las ventanas superiores y el gallo con su canto acaba la función. Las esferas son dos, la de abajo es un calendario con pinturas alegóricas de los meses del año y en el circulo azul que las engloba, están escritos los nombres de todos los santos en correspondencia de todos los días del año. En el cuadrante superior se leen varios datos, la esfera azul se refiere al día, la negra a la noche, las dos marrones al alba y al crepúsculo. El circulo exterior contiene las 24 horas, el interior el horario ante y post meridiano en números romanos. El cuadrante mas pequeño, en el centro, presenta los símbolos del zodiaco y las respectivas posiciones del sol, la luna y la estrella polar. Una obra de ingeniería espectacular que según la leyenda, le costó la vista a su creador para que no la repitiera.
enlace al reloj astronómico y al ayuntamiento en 3D: Orloj
Continuamos paseo por Celetna, una tienda con marionetas nos llama la atención: Una simpatiquísima Pipi Calzaslargas nos gana enseguida y se hacen sitio en el equipaje de Rosa y mio, para Adi , mi hija y para Clara, su futura nieta. Continuamos paseo hacia la plaza de Wenceslao, algunos deciden tomar un taxi para volver al hotel, otros aguantamos un ratito más pero solo un rato, el frío y el cansancio iban haciendo mella.
El viernes de dolores prometía ser una jornada de órdago, de las de acabar con la lengua fuera y pidiendo oxígeno, así fue.
El ambiente amaneció plomizo y frío, un día nada adecuado para paseos, fotos ni vistas, además me levanté con el estómago revuelto y la cabecita cargada pero claro, ESTÁBAMOS EN PRAGA, ni fatigas, ni puñetas, había que recoger marras y echar a andar si o si.
Comenzamos en todo lo alto, el castillo, Hrad, el corazón histórico y cultural de la república Checa, escenario de importantes acontecimientos y guardián de los tesoros de la corona de Bohemia. El bus nos dejó muy cerquita de la plaza Hradcany, la entrada principal con vistas espectaculares de la ciudad a los pies de la colina. Según el libro Guinness de récords es el castillo antiguo más grande que existe, pero es lo menos parecido a un castillo que conozco, en realidad es un conjunto de palacios, edificios religiosos, torres, callejones, jardines, murallas... que muestran la historia de la evolución arquitectónica pasando desde el primitivo románico a un estiloso gótico, o al elegante renacentista acabando en el deslumbrante barroco y sin que alteraciones posteriores modificaran su maravilloso aire imperecedero.
Frente a la reja rococó de la entrada principal, una preciosa farola de hierro fundido pintada en verde y de varios brazos, es la que queda de aquellas primeras con que alumbraron a gas el barrio hace ya unos cuantos añitos. Cuatro enormes titanes guardan desde lo alto en una lucha infinita la entrada. Los soldados, guarecidos del frío en sus garitas, visten sus elegantes uniformes diseñados por el señor Pistek ganador del óscar al mejor vestuario por la película Amadeus, aguardan la próxima llegada de sus relevos que ya se acercan desfilando a paso marcial. Es el cambio de guardia.
Nos ponemos en cola, son poco más de las 9 de la mañana y la fila llega a mitad de la plaza, cada vez hay mas gente. El castillo se ordena en torno a tres patios y una plaza, la de San Jorge. No se entra por la puerta principal que da acceso al primer patio y a la puerta de Matías, la entrada está hacia la izquierda, pasamos los arcos de seguridad y llegamos directamente al segundo patio.
ya en el segundo patio, a nuestra izquierda la Sala Española, lugar de recepciones presidenciales, en el centro, la Fuente de los Tritones ahora protegida por un andamio y un pozo con una bonita reja y a la derecha, destacada en blanco níveo, la capilla de la Santa Cruz, escondite del tesoro de San Vito. Pero no es esto lo mejor del castillo, incluso diría que no atrae a mucho turista, esperamos a los demás para reagruparnos. Janna nos tiene que contar cosas aunque casi ninguno le hacemos mucho caso, pobrecilla, parece que ya se va acostumbrando a estos peregrinos caballas.
Es el patio de armas, el tercer patio, el que atrae visitantes en masa, donde se encuentra la catedral e San Vito, San Wenceslao y San Adalberto, el lugar mas carismático de la República Checa.
Vamos a conocerla. De frente encontramos la fachada occidental con sus magnificas torres casi gemelas a las de la catedral de Burgos y el enorme rosetón. A pesar de su marcado estilo gótico, esta parte es uno de sus elementos mas recientes, en concreto de 1953.
Me asombra la presencia de un obelisco en la plaza, fue erigido en recuerdo de los checos caídos durante la Primera GM. También una bonita estatua de San Jorge y el dragón en bronce se encuentra en esta parte del patio de armas.
Un poco mas adelante, continuando el perímetro del templo, la hermosa Puerta Dorada, con sus tres arcos adornados por teselas al modo bizantino, representando el Juicio Final. Fue entrada principal a la catedral durante mucho tiempo. El templo se empezó a construir en el año 1344 por el arquitecto francés Monsieur D'Arras a instancias del emperador Carlos IV sobre una rotonda románica, pero entre guerras y parones estuvo 600 años en obras acabándose definitivamente en 1929. Junto a la puerta, la torre Sur de 97 metros de altura con una bóveda muy curiosa en forma de cebolla y una escalera de caracol de casi 300 escalones para acceder a la terraza que no me imagino subiendo. Esta torre soporta la campana mas grande del país Zikmund, de 16 toneladas.
Hasta este punto la visita al castillo es totalmente gratis, a partir de aquí, si quieres entrar en los distintos edificios para disfrutarlos hay que pasar por caja. Nosotros haremos un pequeño recorrido por lo mejor, la catedral, el antiguo palacio real, la capilla de San Jorge y el callejón de Oro.
Nos ponemos en cola para entrar a la catedral, a pesar de las temperaturas y la hora, ya hay muchísimo público.
El interior es grandioso, triunfa el gótico en todo su esplendor. Son tres naves de 124 metros de longitud,acabadas en una girola. La principal está cubierta por una bóveda de crucería continua. Frente al altar mayor, en el centro, se encuentra el mausoleo real en mármol blanco,rodeado por una reja protectora. Aquí están enterrados Fernando I, su mujer y su hijo Maximiliano.
Las estilizadas ventanas dejan colarse la luz a través de los exquisitos vitrales obra de importantes artistas checos, es el patrimonio que el siglo XX ha dejado a la catedral. Alfons Mucha firma uno de ellos dedicado a San Cirilo y San Metodio, creo que era la tercera capilla entrando por la izquierda. Los colores son inigualables, las figuras impresionantes, el detalle de cada personaje maravilloso, nunca he visto una vidriera tan bonita. Creo que hice como 20 o 30 fotos.
vidriera de Alfons Mucha |
La claridad que se cuela por las ventanas superiores de la nave central permiten apreciar al detalle los escudos que aún se distinguen en las paredes. León, Castilla, Aragón, Granada... infantes y príncipes españoles, las reminiscencias de un imperio donde no se ponía el Sol.
En la girola nos encontramos con la impresionante tumba de plata de San Juan Nepomuceno, patrono de Bohemia, el sacerdote que no soltó prenda sobre los secretos de confesión de su reina Sofia de Baviera al mosqueado rey Wenceslao IV. Lo tiraron al río después de cortarle la lengua. El motivo real (entiéndase del rey) fue otro, como casi siempre motivado por temas de poder, pero la leyenda es esta. El sepulcro es de factura vienesa del año 1736, dos toneladas de plata bajo un dosel rojo ajado que sostienen una legión de angelotes rechonchos. Por cierto, necesitada de una pasadita de aspiradora. San Juan Nepomuceno siempre lleva 5 estrellitas en la corona, las mismas que dicen brillaban en el cielo cuando en el río apareció flotando su cadáver al día siguiente de su asesinato.
La capilla de San Wenceslao , cercana a la puerta Dorada, es la mas importante de la catedral. Guarda los restos del santo patrono en un relicario gótico. Wenceslao I fue un joven rey, nieto de Santa Ludmila al que su hermano traicionó y asesinó. Luego se arepintió y enterró en cadáver en la primitiva iglesia que ocupaba este lugar. La abuela Ludmila murió estrangulada con su velo por orden de la madre de Wenceslao, la familia debía ser de armas tomar.
Solo permiten asomarse a ver la capilla, no se puede entrar. Es una habitación cuadrada con la parte inferior de las paredes sembrada de piedras semipreciosas incrustadas, la superior con frescos pintados, los mas antiguos representan la pasión de Cristo y los demás, momentos de la vida del santo. En la pared de la izquierda tras una puerta de hierro, unas escaleras conducen a la cámara de corona. Aquí está guardado bajo siete llaves el tesoro de San Wenceslao, patrimonio cultural de la nación.
capilla de San Wenceslao |
tour virtual a la catedral: catedral San Vito 3D
Cruzamos el patio para entrar en lo que queda del antiguo Palacio Real, el que se quemó en el s.XVI y casi acaba con lo que estaba construido de la catedral. Data del s.XII pero Carlos IV lo mejoró con su genial gótico siendo residencia de los reyes bohemios hasta que se achicharró. A pesar de esto, se pueden visitar varias estancias.
salón Vladislav |
salón de la Cancillería |
En una vitrina arrinconada a la derecha de la entrada podemos contemplar una réplica de las joyas de la coronación de los reyes de Bohemia, la corona, el cetro y el orbe.
Nos vamos del palacio saliendo a la plaza de San Jorge por la escalera de los caballeros, El detalle de los nervios del techo es impresionante ¡vaya como se las ingeniaban los arquitectos del gótico para complicar el trabajo!.
escalera de los caballeros |
En la plaza esperamos un rato al grupo que no sabíamos donde se habían metido y es que descubrieron la terraza mirador al otro lado del salón de Ladislao y andaban foto va foto viene.
plaza y basílica de San Jorge |
La plaza de San Jorge es la zona mas antigua del castillo, está ambientadísima y muy decorada con motivos de Pascua. Unos cuantos puestos ambulatorios preparan apetitosas viandas para los visitantes y venden recuerdos locales.
plaza de San Jorge |
basílica de san Jorge |
Dentro reina la austeridad y sencillez del románico que no tiene nada que ver con la escalera barroca que conduce al ábside. Bajo la escalera, la cripta .En la bóveda central y en la capilla de Santa Ludmila, donde al parecer reposan los restos de la Santa, se conservan algunos frescos originales. Cerca de la entrada una pequeña capilla barroca esta dedicada a San Juan Nepomuceno.
El callejón del Oro es una estrecha vía empedrada con pequeñas y pintorescas viviendas del siglo XVI alegremente coloreadas, cuyo origen, según la leyenda, está en el monarca Rodolfo II que las construyó para acoger aquí a los alquimistas que pretendían obtener oro de otros metales. En realidad estas casas fueron las viviendas de los centinelas del palacio y hoy día las ocupan bonitas tiendas de artesanía y recuerdos. Son 24 en total, en el nº 22 vivió Fran Kafka y aquí compré un libro sobre el.
callejón del oro |
Nos dedicamos a entrar y salir de todas las que pudimos, agachando la cabeza con precaución hasta yo, pues son realmente las puertas son bajitas. Me entusiasmó la de las marionetas, algunas de ellas de mas de 300€, la de cristal de Bohemia, la de armaduras y armas, y la de bordados aunque había muchas más.
Del callejón se sale al fondo, por la vivienda 12 situada entre dos torres, la Daliborka y la Negra, allí están las escaleras que nos sacaran del castillo. El camino que nos lleva paseando a la ciudad recoriendo jardines y viñedos es realmente hermoso, las vistas de Praga desde esta localización merecen la pena, son unos 15 minutos los que dura la caminata.
Aunque claro, nos entretuvimos en la plazuela de salida admirando láminas,
en los viñedos haciendo fotos, en la cuesta..
Voy a dejarlo aquí por esta tarde que está muy buena para ir un ratito a la playa, además Praga es pequeña pero llena de cosas interesantes y aún queda mucho por contar así que.... continuará.
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