Recuerdo ir charlando en el bus de los que no han venido, de los que ya no podrán venir más, de cuantas veces más podremos venir, de los años que vienen y de nuestros padres, ya ancianos.
Recuerdo hablar de la pérdida, de la pena, de como nos hemos despedido de algunos, heridas que quedan vivas en el corazón, aún sabiendo que es un "hasta luego", no un "hasta siempre".
Recuerdo hablar de acostumbrarnos a vivir de otra manera, sin verlos, sin hablar con ellos, aunque sintiendo que siguen vivos en nosotros, en nuestra memoria, en nuestra piel. Y espanta como un demonio ese "hasta luego", ese vestido que hoy se hilvana con hilo negro, que te pone en primera fila para convertirnos en la "guardia de la noche" de la generación que nos sigue.
Llega un día, uno cualquiera, en que la muerte se nos vuelve cotidiana, demasiados tanatorios.
Cuando estás en esto, vuelve a surgir el niño que te queda dentro y dices en voz bajita... "papá,... mamá..." Que rabia no poder consolarte, ese nudo se mete en las entrañas y te tuerce el habla, que mala pasada, pero cuánto se agradece estar ahí, compartirlo, cuanto cariño queda, amigos, familia, compañeros...El tiempo, en su largo transcurrir, se encargará de paliar y convenir con Dios las gracias por todos esos años que pasaste con él, con ella, por todas esas risas y ratos compartidos, esos acuerdos y algún desacuerdo, eso no te lo va a quitar nadie. Como a mi, como a todos.
Recuerdo haber comentado como rodeándonos de las personas que nos hacen felices, las que nos hacen reír, sentir a gusto, las penas se llevan mejor. Es a esa gente la hay que tener en la vida, los demás están de paso.
Decía la Madre Teresa de Calcuta "que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz". Eso encuentro, alegría, paz, tranquilidad, bienestar con vosotros.
Recuerdo hablar de la pérdida, de la pena, de como nos hemos despedido de algunos, heridas que quedan vivas en el corazón, aún sabiendo que es un "hasta luego", no un "hasta siempre".
Recuerdo hablar de acostumbrarnos a vivir de otra manera, sin verlos, sin hablar con ellos, aunque sintiendo que siguen vivos en nosotros, en nuestra memoria, en nuestra piel. Y espanta como un demonio ese "hasta luego", ese vestido que hoy se hilvana con hilo negro, que te pone en primera fila para convertirnos en la "guardia de la noche" de la generación que nos sigue.
Llega un día, uno cualquiera, en que la muerte se nos vuelve cotidiana, demasiados tanatorios.
Cuando estás en esto, vuelve a surgir el niño que te queda dentro y dices en voz bajita... "papá,... mamá..." Que rabia no poder consolarte, ese nudo se mete en las entrañas y te tuerce el habla, que mala pasada, pero cuánto se agradece estar ahí, compartirlo, cuanto cariño queda, amigos, familia, compañeros...El tiempo, en su largo transcurrir, se encargará de paliar y convenir con Dios las gracias por todos esos años que pasaste con él, con ella, por todas esas risas y ratos compartidos, esos acuerdos y algún desacuerdo, eso no te lo va a quitar nadie. Como a mi, como a todos.
Recuerdo haber comentado como rodeándonos de las personas que nos hacen felices, las que nos hacen reír, sentir a gusto, las penas se llevan mejor. Es a esa gente la hay que tener en la vida, los demás están de paso.
foto del blog exprime-t |
Decía la Madre Teresa de Calcuta "que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz". Eso encuentro, alegría, paz, tranquilidad, bienestar con vosotros.
Y me obligo a escribir, porque aunque no tenga ganas, y se me nota, hay que continuar, poner la sonrisa en la cara y retomar la vida, la preciosa vida que viene y va. Centrémonos en las cosas buenas, vamos a disfrutarlas que ya se encarga el destino de ponernos las malas por delante.
Y en eso estamos, unos en la Sierra de Málaga, otros en las playas de Manilva poniéndonos rojos como los centollos y algunos, muy afortunados ellos, disfrutando de París. ¡vivan los puentes!
Andaba esta tarde rompiéndome la cabeza a ver como resumía las andanzas de los peregrinos en tierras checas, que para tanto dieron, cuando caí en la cuenta que no era necesario. Para qué cortar, total, si los que los leemos son los que fuimos y alguno más. Acabé por partir el relato en dos o tres y recordar las cosas en su línea temporal.
Ayer lo dejé bajando del castillo de Praga que acaba en el barrio de Malá Strana. Resulta que habíamos quedado a las 12 del mediodía en la iglesia de los agustinos,en Santo Tomás, para la misa del día, eran las 12.30 y aún andábamos de excursión entre viñedos.
Llegando abajo apretamos el paso, el templo andaba cerca, aunque había que cruzar aun por los jardines de Wallenstein.¡Vaya jardines bonitos atravesamos!. El palacio Wallenstein es un edificio barroco del siglo XVII sede actual del Senado, en su origen perteneciente a un líder de la Guerra de los 30 años, el comandante Wallenstein que se gastó una fortuna en montar la casa. Los jardines, de los mejores de Praga.
Primero un estanque que es casi un lago, con pececitos de colores y una fuente en el centro, después, la sala Terrena, un espacio con triple arcada y techos con frescos y estuco desde el que contemplar los hermosos jardines simétricos adornados con estatuas mitológicas y otra fuente más.
Un poco más allá, una pared vertical convertida en una gruta artificial, para mi de muy mal gusto. Me dio la impresión que los decoradores de la época ya no sabían qué inventar y colocaron ese muro artificial de pegotes grises con formas de animales y caras humanas, muy muy raras.
Incluso una me recuerda al gremlin malo, Stripe. Lo mismo el que se inventó el personaje era un enamorado de Praga...
Ya casi llegamos, cruzamos un par de calles y estaremos otra vez en casa. Antes de alcanzar la puerta de la iglesia nos topamos con el Agustine, un maravilloso hotel 5* de lujo pegadito a la iglesia de Santo Tomás, en la zona financiera, del que pueden disfrutar los que decidan pagar unos 500€ la noche, la habitación más modesta.
Es el fruto de las negociaciones con la cadena hotelera Grand Luxury Hotels by Marriot que a cambio de quedarse con siete edificios que formaban parte del convento, restauraron la iglesia de Santo Tomás y algunas de las estancias para que pudieran habitar los frailes. Desde 2009 este lujoso hotel recibe a huéspedes tan ilustres como los Rolling Stone, Jimmy Choo, Orlando Bloom, Manolo Blahnik o Johnny Depp además de políticos y ejecutivos de nivel A. Sus 101 habitaciones suelen estar casi siempre ocupadas.
Dejo enlace a la web del hotel para que veáis la preciosidad de las instalaciones, el buen gusto, la calidad y el glamour que han tenido restaurando el antiguo convento agustino: hotel Agustine
Aunque la historia de los agustinos en Chequia es un poco más complicada. Todos sabemos ya que llegaron invitados en la segunda mitad del s. XIII
"Wenceslao, rey de Bohemia y margrave de Moravia por la gracia de Dios. Consideramos que actuamos con dignidad real al colocar en nuestras ciudades a personas honestas que conducen con consejos saludables a nuestros súbditos hacia dignas costumbres y elevan a Dios plegarias devotas por el alma del que fue padre y señor nuestro y por nuestra felicidad. Sepan todos por tanto, los presentes y los futuros, que otorgamos la libre y pacífica posesión y administración de la iglesia de Santo Tomás, sita bajo los muros de la Ciudad Nueva de Praga, con sus terrenos y los que pertenecieron a Conrado de Žatec, y con todos sus derechos, a los honestos hermanos varones de la Orden de San Agustín, tanto presentes como futuros, sin que pueda haber lugar en el futuro a objeción legal u obstáculo de cualquier tipo.
Así reza el documento fundacional del monasterio de Santo Tomás en Praga. (Extraído de la web www.augustiniani.cz). Refugiados bajo el manto real, fue una de las órdenes que más desarrollo cultural-educacional consiguió. Colegios, conventos, monasterios... siete sobrevivieron a las guerras husitas, a los incendios y hasta al nazismo, cuando en el año 50 del siglo XX, después de la Segunda GM, el comunismo checoslovaco metió a los frailes que quedaban en camiones y se los llevaron a campos de concentración. Quedaron abandonados todos los bienes, que pasaron a manos estatales, incluso la cervecería de Santo Tomás, cuya producción y venta comenzó en el siglo XIII, a pesar de las pegas los vecinos que sabían del buen hacer de los frailes y veían peligrar sus negocios. Menos mal que con tanto trajín histórico no se perdió la fórmula, una de las mejores de Praga.
Cuenta el padre Juan en la entrevista que dejo más abajo, que los agustinos en Cuaresma ayunaban con cerveza, medio litro para el desayuno y uno entero para almorzar, no necesitaban más.
Entrevista de hace algunos años con el padre Juan Provecho explicando la presencia de los agustinos en Praga: agustinos en Praga
Cuando en los 90 cayeron estos regímenes intolerantes, quedaban sólo 8 agustinos checos vivos, el más joven de sesenta y tantos. La orden reforzó la presencia agustina con tres españoles y un mejicano. Uno de los españoles, de León, el padre Juan Provecho, es actualmente el administrador de los Agustinos en tierras checas, director del Gimnasium Josefka (entiéndase colegio de chavales) y alquimista que ha conseguido convertir el ruinoso y desolador patrimonio agustino en pura vida y esperanza en el futuro. Tanto él como sus compañeros, se están dejando el pellejo en esta bendita tierra para que nuestra religión y la regla de San Agustín se difunda entre una población que después de sufrir tanto, se ha vuelto de lo más agnóstica.
De los siete monasterios que el gobierno les restituyó tras la caída del régimen, tuvieron que vender algunos y otros cederlos o alquilarlos, todo para conseguir fondos a fin de restaurar y poder conservar parte del acervo. Tras más de 20 años en Praga parece que el destino les sonríe, ya se ve la luz al final del túnel. Tienen los colegios llenos de niños y adolescentes, las vocaciones andan floreciendo y las parroquias poco a poco cada vez con más fieles, además, son políglotas y multiculturales, dan las misas en inglés, checo, filipino y español.
Enhorabuena por vuestro trabajo tan bien hecho, por vuestra perseverancia y por ese entusiasmo que es común a toda la orden.
En la misma puerta de la iglesia, en el tímpano, enmarcado por dos columnas dóricas barrocas, un San Agustín sostiene en una mano el corazón en llamas y en la otra, el báculo y el libro, mientras a pie de calle, una reja con el corazón dorado atravesado por una flecha, nos cuenta que ya hemos llegado a casa.
De prisa y corriendo, atravesamos el precioso templo barroco a más no poder, para dirigirnos a una capilla lateral donde celebramos la misa. Poco pudimos disfrutar de la "iglesia de los españoles", así llamada desde tiempos de Felipe II que puede presumir de contar con un par de Rubens (ahora copias) además de bastantes detalles espectaculares como las cúpulas con frescos también de bandera.
La capilla de Santa Bárbara de Nicomedia, que es donde celebramos, es una de las partes de la iglesia que primero fueron restauradas después de las guerras husitas. Una pequeña joya dentro de un joyero repleto de ellas.
Hoy es el padre Esteban el que en este lugar tan emblemático para los agustinos, nos va a recordar el tiempo que nos queda para la Pascua, la preparación que necesitamos, la penitencia y la reflexión de este viernes de Dolores que nos indica el comienzo de la Pasión.
Y para saber más de los detalles de la iglesia, la web de los agustinos checos : Agustinos en Praga
Son ya casi las 2 PM, esto es muy tarde para comer en Praga hasta para los españoles, aunque con tanto turismo, los restaurantes ya están llenos a cualquier hora. Vamos andando, cruzamos por delante de la famosa iglesia de San Nicolás de Malá Strana.
Almorzamos muy cerquita, en U Glaubicu, una típica taberna checa en la que fabrican su propia Pilsner Urquell, cerveza que vamos a acompañar con gnoquis, nada de carnes. Las normas de la Santa Madre Iglesia para el viernes de vigilia.
Tras el descanso, nos vamos a conocer con Hanna el centro de la ciudad. Atravesamos la plaza de la orden de los caballeros de Malta, los protectores del puente en este lado que controlaban el paso con unas cadenas, su iglesia se quedó con el nombre, Santa María bajo la Cadena. Ya casi llegando al puente las calles se estrechan, se multiplican bares y comercios dedicados al turismo, llamativos escaparates que venden de todo, me fijo en uno que ofrece cristal de Bohemia, la especialidad de la región. ¡quien pudiera...!
Vamos andando hacia al puente de Carlos, ahora con luz, lleno de gente y con otro encanto. Sigue siendo precioso aunque ha perdido la magia y el misterio de la noche anterior. Todo está aun paso: Santo Tomás a los pies del castillo y pegadito al puente, este abre la ciudad vieja...la capital checa es una ciudad maravillosa para pasearla.
Aunque el puente se comenzó en el s. XV, la mayoría de las estatuas de santos o grupos escultóricos que lo adornan son del XVII y XVIII. Cuando husitas y católicos andaban por aquí matándose, solo un crucifijo ocupaba el centro, pasaron un par de siglos y los adornos escultóricos proliferaron a modo de reclamos publicitarios de cada orden religiosa asentada en Praga, era la época de la Contrarreforma y había que combatir a los protestantes con toda la munición. Dicen que la idea de poner estatuas fue de los jesuitas, guardianes del puente desde el otro lado.
La escultura más antigua es la de San Juan Nepomuceno, en bronce, un santo que muy bien puede ser medio inventado por la necesidad del momento. Está situada hacia la mitad del puente, un poco más allá encontramos el lugar donde dicen fue arrojado al río.
Las dos placas de bronce de la base están brillantes y regastadas de tanto tocarlas. Todo da suerte o te traerá de nuevo a Praga, tocar al santo, acariciar el perrito o poner los dedos sobre cada una de las estrellas de la cruz.
Comenzamos recorrido por el lado de la ciudad pequeña, Mala Strana. Un arco almenado une la torre de Judith, la bajita, con la del puente. .
Aquí comienzan ya las primeras estatuas, en piedra que el tiempo ha vuelto negra, un crucificado a la izquierda, a la derecha, asomándonos, un antiguo molino, precioso cerca de la isla de Kampa y una estatua sobre su pedestal, el caballero Bruncvik que ayudará con su dorada espada a San Wenceslao a defender Praga cuando la ciudad sea amenazada.
Entre el elenco de Santos conocidos representados a ambos lados los tenemos de varias nacionalidades: los checos, San Vito, San Adalberto, San Wenceslao y San Juan Nepomuceno; eslavos, Cirilo y Metodio; italianos, San Francisco de Asís o San Antonio de Padua; españoles, Francisco de Borja, Francisco Javier, Santo Domingo o Vicente Ferrer, también Ignacio de Loyola, aunque a este, el río en una crecida se lo llevó, y también uno de los mayores teólogos de la iglesia, africano y muy querido, nuestro San Agustín.
Se nos presentan en solitario o en grupos, más un precioso Calvario, un crucifijo con letras en hebreo (pagado con la multa impuesta a un judío blasfemo) y una maravillosa piedad, dándole ese encanto único al puente.
Casi me atrevería a asegurar que cuando los turistas se van al caer la noche, se produce el milagro y bajan de sus pedestales para pasear por este magnífico escenario.
En este enlace disponéis de un mapa y si pincháis sobre cada número os da info de cada estatua: puente de Carlos
No son solo las esculturas las que amenizan el paseo, hay artistas que muestran sus artes por doquier, pintores, caricaturistas, músicos, malabaristas, vendedores ambulantes, fotógrafos y mendigos arrodillados en actitud suplicante. Todos ellos forman parte de la fauna de este hábitat imprescindible para el viajero que llega a la ciudad.
Casi todos nos hicimos fotos tocando el perrito de San Juan y todos disfrutamos del puente de Carlos, de sus más de 500 metros de largo y 10 de ancho donde apenas se cabe. Hasta que Fito se nos volvió a perder. Otra vez se nos despistó. Un rato pasamos entre tanto personal buscando a uno de nuestros peregrinos más queridos hasta que se hizo el claro y apareció de la nada. Resulta que él había seguido hacia delante mientras los demás nos entreteníamos en todos los rincones y cuando se vió solo, se paró a esperarnos. Angelines lo echó de menos, y claro, nos pusimos a buscar.
Ya estamos llegando a la otra orilla del Moldava, volviendo la vista atrás vemos una fotografía emblemática de Praga, la silueta de las cúpulas verdes de san Nicolás asomando entre la torre de Judith y la del puente, preciosa estampa.
Delante, tenemos la elegante torre que da acceso a Stare Mesto, la ciudad vieja, quizás la puerta gótica más hermosa de la vieja Europa. Es una torre defensiva, pero también un arco de triunfo, por ella pasaron de camino a la catedral todos los reyes que fueron coronados en Praga. Por el lado del puente a penas está decorada, pero en la parte de la ciudad vieja, el arquitecto Parler, su creador, el mismo que ideó la catedral de San Vito, colocó las estatuas de los patrones de Chequia San Adalberto y San Segismundo y debajo, a San Vito, escoltado por Carlos IV y Wenceslao IV, además de los escudos de todas aquellas regiones que integraban entonces el reino.
Desembocamos en la pequeña plaza de los Caballeros de la Cruz con Estrella Roja, orden creada en el siglo XIII por santa Inés de Bohemia. Está atestada de público, vemos los grupos de turistas que siguen a sus guías tratando de no perder los paraguas que sirven de estandarte guerrero. Nos solapamos unos con otros en un intento de no perder puntada.
A la izquierda San Francisco de Asís, la iglesia de los caballeros, en el centro, la estatua de Carlos IV detrás suya, el Clementinum y al frente, la preciosísima fachada del Salvador... así una tras otra. Praga es una obra de arte en sí misma.
Tomamos rumbo hacia el centro histórico por la peatonal calle Karlova, la multitud ralentiza nuestro camino. Casas góticas, portales barrocos o palacios renacentistas, hoteles, museos, tiendas por las que han pasado siglos y siguen igual y el café más antiguo de Praga, todo en este tramo callejero que nos lleva hasta la plaza pequeña, Namesti.
Hanna intenta hacer su trabajo y explicarnos algunas de las fachadas más famosas, no se si alguno escuchamos algo de lo que contó. Yo solo recuerdo oírla hablar de un pequeño hotel "la casa de los pozos de oro" y de "la casa de la serpiente dorada" la de la fachada roja, donde se instaló y continúa el primer café de Praga.
Desde un balcón de una elegante y aristocrática fachada, sentada en la barandilla mirando pasar impasible las hordas de turistas bajo sus pies, vemos a la princesa Libuse, la fundadora de la primera dinastía de gobernantes checos, los Premyslidas. Ella soñó una gran ciudad cuya fama, un día, alcanzaría las estrellas, con un castillo que en la lengua local sonaba "Prah". ¡Gracias princesa!
Aquí dejo un enlace a su leyenda, es muy bonita: Premyslidas y Libusé
En la pequeña plaza, Male Namesti, inmediatamente antes de nuestro destino, paramos un momento para saber de otro palacio importante, en su fachada se lee "V. J.Rott", en letras grandes, el nombre de su propietario, también llamada "casa de las tres rosas" por las que luce en el ático. Era donde se encontraba la imprenta que acuñó la primera Biblia en checo.
Curiosa esta costumbre medieval de identificar direcciones de edificios por sus características ornamentales. Fue la emperatriz María Teresa la que tuvo que eliminar esta tradición y poner números a los portales, pues ya era bastante complicado para los carteros y funcionarios en general, localizar a los vecinos.
Desde la esquina derecha de la pequeña plaza, ya se ven las agujas de Nuestra Señora de Tyn. Entramos a Staromestske Namesti, el recinto que junto con castillo y con el puente de Carlos forman el triángulo legendario de la ciudad. A esta hora podemos apreciar su belleza mucho mejor que anoche, sobre todo el entorno del viejo consistorio, formado por una serie de edificios históricos que los sucesivos cabildos han ido adquiriendo e incorporando al patrimonio municipal. Además del reloj astronómico, situado en la fachada de la torre del ayuntamiento, podemos ver de una pasada rápida y sin movernos del sitio, una ventana renacentista maravillosa, correspondiente a la ampliación del edificio del 1520, en el dintel de la ventana se lee "Praga caput regni" = Praga capital del reino
Un poco más a la izquierda, el palacio U Minuty, (casa del Minuto) con una portada gótica decorada con dibujos esgrafiados blancos sobre fondo negro, que te deja la cabeza loca, lo mismo descubres a Adán y Eva como a Baco de verbena.
Leí en alguna parte, que Fran Kafka vivió aquí, debía mudarse a menudo el hombre.
Sobre el 1.712 el edificio ya contaba más de 100 años y la habitaba un boticario, entonces se llamaba la casa del León Blanco, el animal continúa en el chaflán. El nombre del "Minuto"viene de "minucioso o menudo" por un tiempo en que se vendía tabaco picado. A primeros del s. XX , la casa estaba en ruinas y casi la tiran , pero el ayuntamiento decidió incorporarla a las dependencias municipales. Durante la restauración en 1919, aparecieron las pinturas que lucen hoy dia espectaculares.
Su historia es bastante interesante, aquí la dejo: historia casa U Minute
La plaza estaba a reventar, todos enfrente del Orloj que en segundos comenzaba a dar la hora. Asi de pegaditos estábamos mientras sonaban las 5 de la tarde, creo.
Luego nos dieron tiempo libre ¡por fin!, un par de horitas para patear el centro y cumplir con parte de los deberes que llevaba apuntados en la cabeza. Hacía tanto frío que todos necesitábamos tomar algo calentito, por lo que decidimos buscar algún café para sentarnos tras echar un ojo al resto de la plaza. Admiramos edificios renacentistas y góticos, como la preciosa casa de la Campana de Piedra, la del Unicornio Blanco, la iglesia de Tyn y la de culto husita de San Nicolás,(que parece un pastelito de merengue). Luego, nos fuimos por Celetna en busca de la torre de la Pólvora y de la Casa Municipal dos top 10 de Praga. El tercero era más difícil, el Museo Mucha, estaba a punto de cerrar y aunque andaba cerca no había tiempo.
¡Que ambientazo! Los que ya estuvieron en la capital años atrás, comentaban que preferían la Praga de antaño, la vacía de gente, la que se podía pasear sin achuchones y hacer fotos tranquilamente. Imposible ahora.
La calle Celetna (calle del Pan), una de las más antiguas, está atestada de fachadas impresionantes, hay que subir la vista un piso y contemplar la belleza de estos pórticos que nos cuentan la historia de la ciudad. Conduce directamente a la torre de la Pólvora que al igual que las torres del puente, tiene ese aire gótico oscuro, misterioso que hechiza y encanta. Es una de las 13 puertas que tenía la muralla medieval en origen. Su nombre procede, claro, de haber sido almacén de pólvora durante un tiempo.
Paseamos por delante de un señor que andaba entreteniendo al personal haciendo pompas, otro que hacía equilibrios sobre una moto, nos pasaron otros que venían cantando el "hare crishna" ... "hay gente pa to"...dejamos atrás una tienda Svarosvki preciosa, el museo de la tortura, la universidad carolina, un café donde se refugiaron el padre Emilio y unos cuantos ya hartitos de andar, la casa roja con la virgen negra en la esquina, sede del museo cubista, un teatro y por fin, justo al lado de la torre y unida por una galería cubierta, vimos por primera vez la Casa Municipal, Obecni dum, uno de los orgullos de Praga.
Este exuberante edificio, situado en la Plaza de la República, ocupa el lugar en el que un día se alzaba el palacio real, sede de los reyes de Bohemia hasta que se mudaron al castillo. Se construyó a principios de XX con el patrocinio de un grupo de artistas y arquitectos de la época para utilizarlo como centro cultural.
Su magnífico y cuidado estilo modernista Art-Nouveau es consecuencia del esfuerzo y detalle de sus mecenas.
Impresionante la fachada con el mosaico sobre la puerta, los estucos, las estatuas y rejas. El diseño de la puerta principal es de Mucha que también es autor de decoraciones interiores en paredes y techos.
Entramos derechitos a tomar café pero no nos dejaron sentarnos en los restaurantes del primer piso. Nos mandaron al sótano, al bar americano. Mejor, pudimos disfrutar la ornamentación interior de un edificio que merece la pena conocer. Es hermoso de verdad, el arte ligado a la Naturaleza, a la sensibilidad. precioso.
El Obecni dum alberga la mayor sala de conciertos de Praga, la Smetana, dedicada al compositor checo, en la que hay espacio para 1.200 espectadores. Aunque dispone de muchos más espacios que alquilan para usos múltiples.
Echamos allí un buen rato, descansando piernas y refugiados de las bajas temperaturas exteriores. Cuando ya estuvimos dispuestos otra vez para la guerra, continuamos camino, paseando dirección al punto de encuentro.
En la web de la casa municipal podeis encontrar imagenes preciosas del interior:Obecni dum
Esta vez nuestros pasos nos llevaron por la ciudad nueva, Nove Mesto, en dirección a otra gran plaza, la de Wenceslao, por una avenida llena de tiendas calcadas a cualquier gran capital europea... Zara, HM, Mango, Tous, Benetton...algun que otro centro comercial y edificios modernistas nos cruzamos.
La Plaza de Wenceslao estaba en las mismas condiciones que la del ayuntamiento, a tope de puestecillos de madera ambulantes con decoración pascual. Es costumbre local anudar a los árboles bonita cintas de colores.
No daba el reloj para más. Hanna (se pronuncia Llana, no Jana ) nos esperaba para llevarnos al bus, de vuelta al hotel, pasando por el barrio judío, un extra que ya nos venía grande a estas horas.
Habíamos quedado en una esquina, a la vuelta del Orloj y llegábamos justos.
¡No podía estar más bonita la plaza con las luces del atardecer.! Los puestos ambulantes comenzaban a iluminarse, los colores cambiaban, los cocheros esperaban pacientemente los últimos clientes del día, la gente continuaba paseando, disfrutando del entorno...la magia resurgía.
Tuvimos una agradable sorpresa, nuestra guía llegó acompañada de su hija, no recuerdo el nombre, una chiquilla rubita de pelo rizado, muy sonriente, de unos 10 años que enseguida se hizo con el grupo.
Fuimos hacia Josefov por otra de las vías más antiguas de la ciudad, la calle Parizskca, que es como la Serrano de Madrid, todos los escaparates son de Gucci, Rolex o Prada, de ahí para arriba, mejor pasar sin mirar mucho.
En menos de 5 minutos estábamos en el cogollo del barrio hebreo. Resulta que esta zona de la ciudad vieja estaba tan deteriorada que hace poco más de 100 años la echaron abajo enterita excepto las sinagogas y edificios históricos, hoy día es una zona residencial de alto standing.
Pudimos ver algunas de las sinagogas más importantes, como la Maisel o la de Klaus.
Hay una que le llaman "la española" por la decoración parecida a la Alhambra granadina. También vimos algo, poco, del famoso cementerio judío con sus tumbas superpuestas, que ya estaba cerrado. La sinagoga que está a su lado se llama Pinkas.
Y la sinagoga Viejo-Nueva, la más antigua de Europa Central, que viene del siglo XIII. Sus paredes, dice la leyenda que estan construidos con bloques del muro del templo de Jerusalén, traídos desde allí por ángeles. Se llama "vieja" porque es la más antigua ahora, pero un dia fue la nueva sinagoga del barrio y se le quedó el doble adjetivo. Uno de sus rabinos más famosos, Rabbi Judah Loew, fue el creador del Golem allá por el s. XVI
El Golem era un ser nacido del barro al que se le podía insuflar vida y obedecía órdenes introducidas en su boca en un papel. Defendía a los habitantes del gueto de los ataques de cristianos medievales y cuando murió el rabí, cuentan, quedó guardado en un sarcófago dentro de la sinagoga, pero nadie lo despertó en el 39, a la llegada del nazismo.
Cruzamos el puente Cech, uno de los más cortos de los 13 que cruzan el río. Los barcos panorámicos empiezan a cargar turistas que darán esta noche un romántico paseo nocturno.
Cech nos ofreció unas vistas del ocaso praguense inmejorables y allí, por fin, al otro lado, estaba el autobús.
Caminito del hotel que ya era hora. Un dia, como dije al principio, de los de acabar pidiendo oxígeno.
fotos de Praga: fotos de Praga
Y en eso estamos, unos en la Sierra de Málaga, otros en las playas de Manilva poniéndonos rojos como los centollos y algunos, muy afortunados ellos, disfrutando de París. ¡vivan los puentes!
Andaba esta tarde rompiéndome la cabeza a ver como resumía las andanzas de los peregrinos en tierras checas, que para tanto dieron, cuando caí en la cuenta que no era necesario. Para qué cortar, total, si los que los leemos son los que fuimos y alguno más. Acabé por partir el relato en dos o tres y recordar las cosas en su línea temporal.
Ayer lo dejé bajando del castillo de Praga que acaba en el barrio de Malá Strana. Resulta que habíamos quedado a las 12 del mediodía en la iglesia de los agustinos,en Santo Tomás, para la misa del día, eran las 12.30 y aún andábamos de excursión entre viñedos.
Llegando abajo apretamos el paso, el templo andaba cerca, aunque había que cruzar aun por los jardines de Wallenstein.¡Vaya jardines bonitos atravesamos!. El palacio Wallenstein es un edificio barroco del siglo XVII sede actual del Senado, en su origen perteneciente a un líder de la Guerra de los 30 años, el comandante Wallenstein que se gastó una fortuna en montar la casa. Los jardines, de los mejores de Praga.
jardines Wallenstein |
Primero un estanque que es casi un lago, con pececitos de colores y una fuente en el centro, después, la sala Terrena, un espacio con triple arcada y techos con frescos y estuco desde el que contemplar los hermosos jardines simétricos adornados con estatuas mitológicas y otra fuente más.
sala Terrena |
Un poco más allá, una pared vertical convertida en una gruta artificial, para mi de muy mal gusto. Me dio la impresión que los decoradores de la época ya no sabían qué inventar y colocaron ese muro artificial de pegotes grises con formas de animales y caras humanas, muy muy raras.
Incluso una me recuerda al gremlin malo, Stripe. Lo mismo el que se inventó el personaje era un enamorado de Praga...
detalle de la grotte |
Ya casi llegamos, cruzamos un par de calles y estaremos otra vez en casa. Antes de alcanzar la puerta de la iglesia nos topamos con el Agustine, un maravilloso hotel 5* de lujo pegadito a la iglesia de Santo Tomás, en la zona financiera, del que pueden disfrutar los que decidan pagar unos 500€ la noche, la habitación más modesta.
hotel Agustine |
El hotel forma parte de la antiguas instalaciones del convento agustino y cuenta con varios restaurantes como el Agustine restaurant situado junto al claustro, o el Refectorio bar, o la cervecería Santo Tomás, de producción propia, además de un spa, un gimnasio y unas cuantas salas de reuniones.
pasillo del hotel |
Es el fruto de las negociaciones con la cadena hotelera Grand Luxury Hotels by Marriot que a cambio de quedarse con siete edificios que formaban parte del convento, restauraron la iglesia de Santo Tomás y algunas de las estancias para que pudieran habitar los frailes. Desde 2009 este lujoso hotel recibe a huéspedes tan ilustres como los Rolling Stone, Jimmy Choo, Orlando Bloom, Manolo Blahnik o Johnny Depp además de políticos y ejecutivos de nivel A. Sus 101 habitaciones suelen estar casi siempre ocupadas.
habitación del Agustine |
Dejo enlace a la web del hotel para que veáis la preciosidad de las instalaciones, el buen gusto, la calidad y el glamour que han tenido restaurando el antiguo convento agustino: hotel Agustine
Aunque la historia de los agustinos en Chequia es un poco más complicada. Todos sabemos ya que llegaron invitados en la segunda mitad del s. XIII
"Wenceslao, rey de Bohemia y margrave de Moravia por la gracia de Dios. Consideramos que actuamos con dignidad real al colocar en nuestras ciudades a personas honestas que conducen con consejos saludables a nuestros súbditos hacia dignas costumbres y elevan a Dios plegarias devotas por el alma del que fue padre y señor nuestro y por nuestra felicidad. Sepan todos por tanto, los presentes y los futuros, que otorgamos la libre y pacífica posesión y administración de la iglesia de Santo Tomás, sita bajo los muros de la Ciudad Nueva de Praga, con sus terrenos y los que pertenecieron a Conrado de Žatec, y con todos sus derechos, a los honestos hermanos varones de la Orden de San Agustín, tanto presentes como futuros, sin que pueda haber lugar en el futuro a objeción legal u obstáculo de cualquier tipo.
Para cuyo testimonio y validez perpetua hemos expedido el presente privilegio y otorgado nuestro sello. Dado en Praga por mano de Veleslao, canónigo de Praga, Olomouc y Vyšehrad, protonotario de nuestro reino."
En el año del señor de 1285, a primero de julio, decimotercera indicción.Así reza el documento fundacional del monasterio de Santo Tomás en Praga. (Extraído de la web www.augustiniani.cz). Refugiados bajo el manto real, fue una de las órdenes que más desarrollo cultural-educacional consiguió. Colegios, conventos, monasterios... siete sobrevivieron a las guerras husitas, a los incendios y hasta al nazismo, cuando en el año 50 del siglo XX, después de la Segunda GM, el comunismo checoslovaco metió a los frailes que quedaban en camiones y se los llevaron a campos de concentración. Quedaron abandonados todos los bienes, que pasaron a manos estatales, incluso la cervecería de Santo Tomás, cuya producción y venta comenzó en el siglo XIII, a pesar de las pegas los vecinos que sabían del buen hacer de los frailes y veían peligrar sus negocios. Menos mal que con tanto trajín histórico no se perdió la fórmula, una de las mejores de Praga.
Cerveza Santo Tomás |
Cuenta el padre Juan en la entrevista que dejo más abajo, que los agustinos en Cuaresma ayunaban con cerveza, medio litro para el desayuno y uno entero para almorzar, no necesitaban más.
Entrevista de hace algunos años con el padre Juan Provecho explicando la presencia de los agustinos en Praga: agustinos en Praga
Cuando en los 90 cayeron estos regímenes intolerantes, quedaban sólo 8 agustinos checos vivos, el más joven de sesenta y tantos. La orden reforzó la presencia agustina con tres españoles y un mejicano. Uno de los españoles, de León, el padre Juan Provecho, es actualmente el administrador de los Agustinos en tierras checas, director del Gimnasium Josefka (entiéndase colegio de chavales) y alquimista que ha conseguido convertir el ruinoso y desolador patrimonio agustino en pura vida y esperanza en el futuro. Tanto él como sus compañeros, se están dejando el pellejo en esta bendita tierra para que nuestra religión y la regla de San Agustín se difunda entre una población que después de sufrir tanto, se ha vuelto de lo más agnóstica.
biblioteca Santo Tomás de Praga |
De los siete monasterios que el gobierno les restituyó tras la caída del régimen, tuvieron que vender algunos y otros cederlos o alquilarlos, todo para conseguir fondos a fin de restaurar y poder conservar parte del acervo. Tras más de 20 años en Praga parece que el destino les sonríe, ya se ve la luz al final del túnel. Tienen los colegios llenos de niños y adolescentes, las vocaciones andan floreciendo y las parroquias poco a poco cada vez con más fieles, además, son políglotas y multiculturales, dan las misas en inglés, checo, filipino y español.
Enhorabuena por vuestro trabajo tan bien hecho, por vuestra perseverancia y por ese entusiasmo que es común a toda la orden.
En la misma puerta de la iglesia, en el tímpano, enmarcado por dos columnas dóricas barrocas, un San Agustín sostiene en una mano el corazón en llamas y en la otra, el báculo y el libro, mientras a pie de calle, una reja con el corazón dorado atravesado por una flecha, nos cuenta que ya hemos llegado a casa.
De prisa y corriendo, atravesamos el precioso templo barroco a más no poder, para dirigirnos a una capilla lateral donde celebramos la misa. Poco pudimos disfrutar de la "iglesia de los españoles", así llamada desde tiempos de Felipe II que puede presumir de contar con un par de Rubens (ahora copias) además de bastantes detalles espectaculares como las cúpulas con frescos también de bandera.
La capilla de Santa Bárbara de Nicomedia, que es donde celebramos, es una de las partes de la iglesia que primero fueron restauradas después de las guerras husitas. Una pequeña joya dentro de un joyero repleto de ellas.
Hoy es el padre Esteban el que en este lugar tan emblemático para los agustinos, nos va a recordar el tiempo que nos queda para la Pascua, la preparación que necesitamos, la penitencia y la reflexión de este viernes de Dolores que nos indica el comienzo de la Pasión.
Y para saber más de los detalles de la iglesia, la web de los agustinos checos : Agustinos en Praga
Son ya casi las 2 PM, esto es muy tarde para comer en Praga hasta para los españoles, aunque con tanto turismo, los restaurantes ya están llenos a cualquier hora. Vamos andando, cruzamos por delante de la famosa iglesia de San Nicolás de Malá Strana.
Almorzamos muy cerquita, en U Glaubicu, una típica taberna checa en la que fabrican su propia Pilsner Urquell, cerveza que vamos a acompañar con gnoquis, nada de carnes. Las normas de la Santa Madre Iglesia para el viernes de vigilia.
Tras el descanso, nos vamos a conocer con Hanna el centro de la ciudad. Atravesamos la plaza de la orden de los caballeros de Malta, los protectores del puente en este lado que controlaban el paso con unas cadenas, su iglesia se quedó con el nombre, Santa María bajo la Cadena. Ya casi llegando al puente las calles se estrechan, se multiplican bares y comercios dedicados al turismo, llamativos escaparates que venden de todo, me fijo en uno que ofrece cristal de Bohemia, la especialidad de la región. ¡quien pudiera...!
Vamos andando hacia al puente de Carlos, ahora con luz, lleno de gente y con otro encanto. Sigue siendo precioso aunque ha perdido la magia y el misterio de la noche anterior. Todo está aun paso: Santo Tomás a los pies del castillo y pegadito al puente, este abre la ciudad vieja...la capital checa es una ciudad maravillosa para pasearla.
Aunque el puente se comenzó en el s. XV, la mayoría de las estatuas de santos o grupos escultóricos que lo adornan son del XVII y XVIII. Cuando husitas y católicos andaban por aquí matándose, solo un crucifijo ocupaba el centro, pasaron un par de siglos y los adornos escultóricos proliferaron a modo de reclamos publicitarios de cada orden religiosa asentada en Praga, era la época de la Contrarreforma y había que combatir a los protestantes con toda la munición. Dicen que la idea de poner estatuas fue de los jesuitas, guardianes del puente desde el otro lado.
La escultura más antigua es la de San Juan Nepomuceno, en bronce, un santo que muy bien puede ser medio inventado por la necesidad del momento. Está situada hacia la mitad del puente, un poco más allá encontramos el lugar donde dicen fue arrojado al río.
Las dos placas de bronce de la base están brillantes y regastadas de tanto tocarlas. Todo da suerte o te traerá de nuevo a Praga, tocar al santo, acariciar el perrito o poner los dedos sobre cada una de las estrellas de la cruz.
Comenzamos recorrido por el lado de la ciudad pequeña, Mala Strana. Un arco almenado une la torre de Judith, la bajita, con la del puente. .
Aquí comienzan ya las primeras estatuas, en piedra que el tiempo ha vuelto negra, un crucificado a la izquierda, a la derecha, asomándonos, un antiguo molino, precioso cerca de la isla de Kampa y una estatua sobre su pedestal, el caballero Bruncvik que ayudará con su dorada espada a San Wenceslao a defender Praga cuando la ciudad sea amenazada.
Entre el elenco de Santos conocidos representados a ambos lados los tenemos de varias nacionalidades: los checos, San Vito, San Adalberto, San Wenceslao y San Juan Nepomuceno; eslavos, Cirilo y Metodio; italianos, San Francisco de Asís o San Antonio de Padua; españoles, Francisco de Borja, Francisco Javier, Santo Domingo o Vicente Ferrer, también Ignacio de Loyola, aunque a este, el río en una crecida se lo llevó, y también uno de los mayores teólogos de la iglesia, africano y muy querido, nuestro San Agustín.
Se nos presentan en solitario o en grupos, más un precioso Calvario, un crucifijo con letras en hebreo (pagado con la multa impuesta a un judío blasfemo) y una maravillosa piedad, dándole ese encanto único al puente.
Casi me atrevería a asegurar que cuando los turistas se van al caer la noche, se produce el milagro y bajan de sus pedestales para pasear por este magnífico escenario.
En este enlace disponéis de un mapa y si pincháis sobre cada número os da info de cada estatua: puente de Carlos
No son solo las esculturas las que amenizan el paseo, hay artistas que muestran sus artes por doquier, pintores, caricaturistas, músicos, malabaristas, vendedores ambulantes, fotógrafos y mendigos arrodillados en actitud suplicante. Todos ellos forman parte de la fauna de este hábitat imprescindible para el viajero que llega a la ciudad.
Casi todos nos hicimos fotos tocando el perrito de San Juan y todos disfrutamos del puente de Carlos, de sus más de 500 metros de largo y 10 de ancho donde apenas se cabe. Hasta que Fito se nos volvió a perder. Otra vez se nos despistó. Un rato pasamos entre tanto personal buscando a uno de nuestros peregrinos más queridos hasta que se hizo el claro y apareció de la nada. Resulta que él había seguido hacia delante mientras los demás nos entreteníamos en todos los rincones y cuando se vió solo, se paró a esperarnos. Angelines lo echó de menos, y claro, nos pusimos a buscar.
Ya estamos llegando a la otra orilla del Moldava, volviendo la vista atrás vemos una fotografía emblemática de Praga, la silueta de las cúpulas verdes de san Nicolás asomando entre la torre de Judith y la del puente, preciosa estampa.
Delante, tenemos la elegante torre que da acceso a Stare Mesto, la ciudad vieja, quizás la puerta gótica más hermosa de la vieja Europa. Es una torre defensiva, pero también un arco de triunfo, por ella pasaron de camino a la catedral todos los reyes que fueron coronados en Praga. Por el lado del puente a penas está decorada, pero en la parte de la ciudad vieja, el arquitecto Parler, su creador, el mismo que ideó la catedral de San Vito, colocó las estatuas de los patrones de Chequia San Adalberto y San Segismundo y debajo, a San Vito, escoltado por Carlos IV y Wenceslao IV, además de los escudos de todas aquellas regiones que integraban entonces el reino.
Desembocamos en la pequeña plaza de los Caballeros de la Cruz con Estrella Roja, orden creada en el siglo XIII por santa Inés de Bohemia. Está atestada de público, vemos los grupos de turistas que siguen a sus guías tratando de no perder los paraguas que sirven de estandarte guerrero. Nos solapamos unos con otros en un intento de no perder puntada.
iglesia del Santísimo Salvador |
A la izquierda San Francisco de Asís, la iglesia de los caballeros, en el centro, la estatua de Carlos IV detrás suya, el Clementinum y al frente, la preciosísima fachada del Salvador... así una tras otra. Praga es una obra de arte en sí misma.
casa de los pozos del oro |
Tomamos rumbo hacia el centro histórico por la peatonal calle Karlova, la multitud ralentiza nuestro camino. Casas góticas, portales barrocos o palacios renacentistas, hoteles, museos, tiendas por las que han pasado siglos y siguen igual y el café más antiguo de Praga, todo en este tramo callejero que nos lleva hasta la plaza pequeña, Namesti.
casa de la serpiente de oro |
Hanna intenta hacer su trabajo y explicarnos algunas de las fachadas más famosas, no se si alguno escuchamos algo de lo que contó. Yo solo recuerdo oírla hablar de un pequeño hotel "la casa de los pozos de oro" y de "la casa de la serpiente dorada" la de la fachada roja, donde se instaló y continúa el primer café de Praga.
Desde un balcón de una elegante y aristocrática fachada, sentada en la barandilla mirando pasar impasible las hordas de turistas bajo sus pies, vemos a la princesa Libuse, la fundadora de la primera dinastía de gobernantes checos, los Premyslidas. Ella soñó una gran ciudad cuya fama, un día, alcanzaría las estrellas, con un castillo que en la lengua local sonaba "Prah". ¡Gracias princesa!
Aquí dejo un enlace a su leyenda, es muy bonita: Premyslidas y Libusé
En la pequeña plaza, Male Namesti, inmediatamente antes de nuestro destino, paramos un momento para saber de otro palacio importante, en su fachada se lee "V. J.Rott", en letras grandes, el nombre de su propietario, también llamada "casa de las tres rosas" por las que luce en el ático. Era donde se encontraba la imprenta que acuñó la primera Biblia en checo.
Curiosa esta costumbre medieval de identificar direcciones de edificios por sus características ornamentales. Fue la emperatriz María Teresa la que tuvo que eliminar esta tradición y poner números a los portales, pues ya era bastante complicado para los carteros y funcionarios en general, localizar a los vecinos.
Desde la esquina derecha de la pequeña plaza, ya se ven las agujas de Nuestra Señora de Tyn. Entramos a Staromestske Namesti, el recinto que junto con castillo y con el puente de Carlos forman el triángulo legendario de la ciudad. A esta hora podemos apreciar su belleza mucho mejor que anoche, sobre todo el entorno del viejo consistorio, formado por una serie de edificios históricos que los sucesivos cabildos han ido adquiriendo e incorporando al patrimonio municipal. Además del reloj astronómico, situado en la fachada de la torre del ayuntamiento, podemos ver de una pasada rápida y sin movernos del sitio, una ventana renacentista maravillosa, correspondiente a la ampliación del edificio del 1520, en el dintel de la ventana se lee "Praga caput regni" = Praga capital del reino
Un poco más a la izquierda, el palacio U Minuty, (casa del Minuto) con una portada gótica decorada con dibujos esgrafiados blancos sobre fondo negro, que te deja la cabeza loca, lo mismo descubres a Adán y Eva como a Baco de verbena.
Leí en alguna parte, que Fran Kafka vivió aquí, debía mudarse a menudo el hombre.
Sobre el 1.712 el edificio ya contaba más de 100 años y la habitaba un boticario, entonces se llamaba la casa del León Blanco, el animal continúa en el chaflán. El nombre del "Minuto"viene de "minucioso o menudo" por un tiempo en que se vendía tabaco picado. A primeros del s. XX , la casa estaba en ruinas y casi la tiran , pero el ayuntamiento decidió incorporarla a las dependencias municipales. Durante la restauración en 1919, aparecieron las pinturas que lucen hoy dia espectaculares.
Su historia es bastante interesante, aquí la dejo: historia casa U Minute
La plaza estaba a reventar, todos enfrente del Orloj que en segundos comenzaba a dar la hora. Asi de pegaditos estábamos mientras sonaban las 5 de la tarde, creo.
Luego nos dieron tiempo libre ¡por fin!, un par de horitas para patear el centro y cumplir con parte de los deberes que llevaba apuntados en la cabeza. Hacía tanto frío que todos necesitábamos tomar algo calentito, por lo que decidimos buscar algún café para sentarnos tras echar un ojo al resto de la plaza. Admiramos edificios renacentistas y góticos, como la preciosa casa de la Campana de Piedra, la del Unicornio Blanco, la iglesia de Tyn y la de culto husita de San Nicolás,(que parece un pastelito de merengue). Luego, nos fuimos por Celetna en busca de la torre de la Pólvora y de la Casa Municipal dos top 10 de Praga. El tercero era más difícil, el Museo Mucha, estaba a punto de cerrar y aunque andaba cerca no había tiempo.
¡Que ambientazo! Los que ya estuvieron en la capital años atrás, comentaban que preferían la Praga de antaño, la vacía de gente, la que se podía pasear sin achuchones y hacer fotos tranquilamente. Imposible ahora.
La calle Celetna (calle del Pan), una de las más antiguas, está atestada de fachadas impresionantes, hay que subir la vista un piso y contemplar la belleza de estos pórticos que nos cuentan la historia de la ciudad. Conduce directamente a la torre de la Pólvora que al igual que las torres del puente, tiene ese aire gótico oscuro, misterioso que hechiza y encanta. Es una de las 13 puertas que tenía la muralla medieval en origen. Su nombre procede, claro, de haber sido almacén de pólvora durante un tiempo.
Paseamos por delante de un señor que andaba entreteniendo al personal haciendo pompas, otro que hacía equilibrios sobre una moto, nos pasaron otros que venían cantando el "hare crishna" ... "hay gente pa to"...dejamos atrás una tienda Svarosvki preciosa, el museo de la tortura, la universidad carolina, un café donde se refugiaron el padre Emilio y unos cuantos ya hartitos de andar, la casa roja con la virgen negra en la esquina, sede del museo cubista, un teatro y por fin, justo al lado de la torre y unida por una galería cubierta, vimos por primera vez la Casa Municipal, Obecni dum, uno de los orgullos de Praga.
Este exuberante edificio, situado en la Plaza de la República, ocupa el lugar en el que un día se alzaba el palacio real, sede de los reyes de Bohemia hasta que se mudaron al castillo. Se construyó a principios de XX con el patrocinio de un grupo de artistas y arquitectos de la época para utilizarlo como centro cultural.
Su magnífico y cuidado estilo modernista Art-Nouveau es consecuencia del esfuerzo y detalle de sus mecenas.
Impresionante la fachada con el mosaico sobre la puerta, los estucos, las estatuas y rejas. El diseño de la puerta principal es de Mucha que también es autor de decoraciones interiores en paredes y techos.
Entramos derechitos a tomar café pero no nos dejaron sentarnos en los restaurantes del primer piso. Nos mandaron al sótano, al bar americano. Mejor, pudimos disfrutar la ornamentación interior de un edificio que merece la pena conocer. Es hermoso de verdad, el arte ligado a la Naturaleza, a la sensibilidad. precioso.
El Obecni dum alberga la mayor sala de conciertos de Praga, la Smetana, dedicada al compositor checo, en la que hay espacio para 1.200 espectadores. Aunque dispone de muchos más espacios que alquilan para usos múltiples.
Echamos allí un buen rato, descansando piernas y refugiados de las bajas temperaturas exteriores. Cuando ya estuvimos dispuestos otra vez para la guerra, continuamos camino, paseando dirección al punto de encuentro.
En la web de la casa municipal podeis encontrar imagenes preciosas del interior:Obecni dum
Esta vez nuestros pasos nos llevaron por la ciudad nueva, Nove Mesto, en dirección a otra gran plaza, la de Wenceslao, por una avenida llena de tiendas calcadas a cualquier gran capital europea... Zara, HM, Mango, Tous, Benetton...algun que otro centro comercial y edificios modernistas nos cruzamos.
La Plaza de Wenceslao estaba en las mismas condiciones que la del ayuntamiento, a tope de puestecillos de madera ambulantes con decoración pascual. Es costumbre local anudar a los árboles bonita cintas de colores.
plaza Wenceslao |
No daba el reloj para más. Hanna (se pronuncia Llana, no Jana ) nos esperaba para llevarnos al bus, de vuelta al hotel, pasando por el barrio judío, un extra que ya nos venía grande a estas horas.
Habíamos quedado en una esquina, a la vuelta del Orloj y llegábamos justos.
¡No podía estar más bonita la plaza con las luces del atardecer.! Los puestos ambulantes comenzaban a iluminarse, los colores cambiaban, los cocheros esperaban pacientemente los últimos clientes del día, la gente continuaba paseando, disfrutando del entorno...la magia resurgía.
Tuvimos una agradable sorpresa, nuestra guía llegó acompañada de su hija, no recuerdo el nombre, una chiquilla rubita de pelo rizado, muy sonriente, de unos 10 años que enseguida se hizo con el grupo.
Fuimos hacia Josefov por otra de las vías más antiguas de la ciudad, la calle Parizskca, que es como la Serrano de Madrid, todos los escaparates son de Gucci, Rolex o Prada, de ahí para arriba, mejor pasar sin mirar mucho.
En menos de 5 minutos estábamos en el cogollo del barrio hebreo. Resulta que esta zona de la ciudad vieja estaba tan deteriorada que hace poco más de 100 años la echaron abajo enterita excepto las sinagogas y edificios históricos, hoy día es una zona residencial de alto standing.
Pudimos ver algunas de las sinagogas más importantes, como la Maisel o la de Klaus.
sinagoga Maiselova |
sinagoga Klausova |
El Golem era un ser nacido del barro al que se le podía insuflar vida y obedecía órdenes introducidas en su boca en un papel. Defendía a los habitantes del gueto de los ataques de cristianos medievales y cuando murió el rabí, cuentan, quedó guardado en un sarcófago dentro de la sinagoga, pero nadie lo despertó en el 39, a la llegada del nazismo.
Cruzamos el puente Cech, uno de los más cortos de los 13 que cruzan el río. Los barcos panorámicos empiezan a cargar turistas que darán esta noche un romántico paseo nocturno.
Cech nos ofreció unas vistas del ocaso praguense inmejorables y allí, por fin, al otro lado, estaba el autobús.
Caminito del hotel que ya era hora. Un dia, como dije al principio, de los de acabar pidiendo oxígeno.
fotos de Praga: fotos de Praga
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