jueves, 2 de octubre de 2025

Video verano 2025 viaje a la Rioja

 Resumen del viaje a la Rioja en el verano de 2025





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La Rioja- 8 de camino y Granada

 Teníamos por delante un día de carretera intenso. La idea era tomarlo sin prisa pero sin pausa, llegar a Baeza a las 17h (free tour) y a Granada a cenar, nos pusimos a ello.

Nada más amanecer Jose se dio cuenta de que habían intentado abrir a Tesla. Las cámaras del coche grabaron a un individuo joven embozado que se acercó demasiado al superbólido e intentó abrir una de las manillas. Menos mal que la cosa quedó ahí y no le dio por decorarlo o algo peor. Con la tecnología que cuenta este ordenador con ruedas, que se controla desde el móvil, es fácil vigilar el vandalismo y enviar a la policía las imágenes.

Los Cuatro Postes

Le dijimos adiós al marchito palacio de Monjaraz, hotel con demasiados años a sus espaldas, sin ascensor ni aire acondicionado, aunque con ventiladores, doseles en las camas achichonadas por los muelles y muebles rancios que alguna vez fueron elegantes. También con una magnífica ubicación. Después de una noche no demasiado cómoda, nos enjaretamos los plumas y fuimos a desayunar a los Cuatro Postes.

David nos contó el día anterior que en las afueras de Ávila, cruzando el río Adaja, muy cerca, había un lugar desde el que las vistas de las murallas eran espectaculares. Allá que fuimos, se trataba de una cruz de humilladero, el de san Sebastián, más conocido como los Cuatro Postes. Aquí fue donde Francisco Cepeda encontró a Teresita y a Rodrigo el día que escaparon para ser mártires de los moros. El lugar data del 1566, en esos años era habitual encontrar extramuros una pequeña ermita para que los viajeros encomendasen a Dios sus pasos. Se trata de una estructura con cuatro columnas adinteladas y una cruz de granito en el centro.

El Sol estaba asomando por Levante con fuerza, justo frente a nosotros, por detrás de la ciudad. Deslumbraba con su fuerza, las fotos saldrían todas a contraluz. Hacia frío, la muralla de Ávila parecía un espejismo flotando en el horizonte. La vista era preciosa.

Desayunamos en la cafetería del hotel Cuatro Postes y nos pusimos en camino. Teníamos pendientes varias compras, quesos manchegos cruzando la Mancha y aceites llegando a Jaén. Me puse a hacer los deberes con el Sr. Google. Tesla avisó que necesitaba pasar por los supercargadores de Ocaña y allí nos llevó, esta vez no había cerca nada para entretenerse, aquello era una gasolinera con una pequeña tienda en medio de un descampado, cerca de la Autovía. Nos entretuvimos buscando en Google alguna quesería cercana y echando cuentas, un sitio para comer cerca de Valdepeñas

Continuamos ruta hasta que vimos el letrero de los quesos, Artequeso finca la Prudenciana, lo malo era que estaba al otro lado de la autovía. Buscamos el cambio de sentido y allá fuimos. Aquello era una finca enorme a la que se entraba por un camino custodiado por árboles y con varios mastines en la puerta tumbados al solecito. Aunque parecían tranquilos, intimidaban un poco. Había muchos almendros, pistachos y nogales. No veíamos a nadie a través de las ventanas, hasta que una puerta se abrió y una señora nos invitó a pasar. Un estrecho recibidor con un banco de madera y una oficina acristalada con varias personas afanadose ante sus ordenadores fue la primera vista de la quesería. Luego apareció un muchacho joven que se presentó como Santiago, el nieto de la dueña. Nos contó que aquello era la finca y fábrica de quesos y que la tienda estaba en el pueblo, Tembleque. Le querían dar un impulso nuevo a la quesería por lo que estaban preparando un espacio para catas, pero aún no lo habían abierto. Nos enseñó los quesos manchegos con denominación de origen, fabricados con leche de oveja y nuestra Mariloli se llevó unos cuantos. Entre pitos y flautas, echamos más de media hora. Teníamos reserva para comer a las 14.30h en un restaurante llamado la Aguzadera que estaba pegadito a unos cargadores cerca de Valdepeñas y ya íbamos tarde.

Las dos jóvenes nos fuimos caminando hasta el restaurante que estaba a cinco minutos, justo al lado, de la estación de carga, donde dejamos a Faustino y José peleándose con el cargador y su aplicación para que se hiciera la magia. El mêtre nos indicó la mesa y tomó nota de la bebida, le pedimos también la de nuestros loves porque estaban al llegar. Le comenté que estaban en los cargadores y que no tardarían mucho y entonces el hombre nos dijo que no funcionaban, que habían robado los cables. Total, que avisé a los muchachos, que ya andaban partiéndose la cabeza porque no conseguían echar a andar aquello.

Comimos de lujo, una vez más. Puerro al horno, carabineros con huevo, bacalao al horno y una carne mas un par o tres de postres. El restaurante es muy amplio y luminoso, el salón está protegido por unas cristaleras de techo a suelo que dejan entrar la luz y da a una piscina. Las chicas que nos atendieron fueron encantadoras, incluso una de ellas nos explicó el significado del nombre, aguzadera, lugar donde los jabalíes van a afilar sus colmillos.

A la entrada del local tenían expuestos artículos para la venta: aceites, quesos y vinos de Valdepeñas. Nos sirvieron de entremés un aceite que se llamaba Pepillo con pan para mojar, riquísimo. ( Tienen tienda en internet, en el enlace). Otro extra casi al final de la comida fueron unas tejas caseras de almendras. ¡¡¡¡¡ummmmmm!!!!! Fabulosas. Salimos de allí cerca de las 5 de la tarde. El free tour de Baeza lo anulé cuando paramos en Ocaña, viendo que iba a ser que no.

Como queríamos llegar bien de baterías a Granada por si las moscas, volvimos a cargar en Guarromán, estación ya conocida, Tudanca. Doña Dolores aprovechó y compró allí una buena garrafa de aceite jienense. No estuvimos mucho tiempo, llegamos a Granada sobre las 7 y algo. Booking nos habia ofrecido como mejor opción el hotel Saray junto al Palacio de Congresos, a dos pasos del centro, para las siguientes dos noches. Metimos el coche con mucho cuidadito en el garaje que es bastante angosto y de plazas pequeñas y nos encontramos con la sorpresa de que tenían cargadores cortesía del hotel. Allí se quedó Tesla dos días, nosotros nos fuimos a patear Granada que si de día es bonita, de noche se le sube el guapo.

Fuente de las Granadas
Dimos un paseo desde el Violón hasta la Gran Vía cruzando la ciudad de punta a punta. Es una de mis capitales favoritas para pasear, la vista siempre se entretiene con cosas hermosas. Intentamos en el San Remo a ver si cenábamos algo que ya eran las 10 de la noche y estaban los estómagos rugiendo, la barra estaba a tope, como siempre y el piso de arriba cerrado, la camarera nos sugirió ir al nuevo local, en la fuente de las Batallas. Allí nos fuimos y estuvimos tapeando como solo se tapea en Granada. Para finalizar el día, subimos a los Italianos de Gran Vía a por unos buenos helados y volvimos al hotel paseando por la calle Oficios, admirando la catedral y su plaza, Puerta Real y la Carrera de la Virgen para acabar cruzando el puente Zirí.
El Ropero, calle Escuelas, Granada

La mañana siguiente comenzó en el Fútbol, desayunando unos churritos, luego, cruzamos el centro, que andaba despertando y para pasar por la tienda de Vicente, "el Ropero" conocida por los "aliens" de la entrada. Ya que estábamos allí había que hacer patria. Y después nos revestimos de turistas, cámara en ristre para subir al conocido barrio de Granada. El Albaicín es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1994 al igual que lo es la Alhambra, 1984, diez años antes.

Opté por la vuelta corta, subir por las escaleras de la calle Elvira, mi antiguo barrio, pasar por varios de los miradores mas famosos para bajar por la cuesta del Chapiz. Desde la calle Elvira, es fácil y rápido llegar al Albaicín aunque las piernas deben estar en forma. A penas llegamos al primer mirador, el del Ojo de Granada, Mariloli se sentó en el pretil y dijo que se quedaba allí, que la recogiéramos al volver. A mí me asustó de verdad. Yo que no hago ningún tipo de ejercicio diario ni ganas, no tenía ninguna dificultad subiendo aquella cuesta y ella que camina todos los días de dos a tres horas no podía con su alma. La convencimos para que siguiera, quedaba muy poca subida, no mas de un par de tramos cortos empinados. 

En menos de cinco minutos estábamos en el mirador de santa Isabel la Real, una placeta situada junto al monasterio de santa Isabel la Real . Si en el Ojo se veían los techos y agujas de Granada, aquí ya empezaban a atisbarse buenas vistas de la Alhambra, la fortaleza roja, con Sierra Nevada al fondo. No me atreví a seguir subiendo hasta el palacio de Aixa, Dar al Horra, aunque estábamos cerca y mucho menos al mirador de san Cristóbal, lo mejor era san Nicolás que a estas alturas ya estaría lleno de turistas y música de ambiente calé. 

Paramos casi de casualidad en el carmen de los Geranios, la casa museo de Max Moreau para que mis compañeros de viaje comprendieran en que consistía este tipo de viviendas. Es el sitio típico que los granaínos no conocen y los extranjeros traen hasta apuntado para buscarlo. Lo tienen muy bien preparado para las visitas. La biblioteca, la sala de estudio, la de pintura con los óleos y los pinceles, colecciones de objetos orientales, libros, cuadros, fotos personales, muebles, pianos... bien expuestos y cuidados. El jardín dispuesto en bancales, creo que a dos o tres alturas, con sus fuentes y sus árboles frutales, está lleno de macetas con geranios, con vistas a la Sabika. Fue un interesante descubrimiento, es un lugar encantador.

Lo dicho, guiris, algún carterista despistao, algún que otro poli camuflado y flamenquito en directo. Pasamos un rato animado y además vimos la iglesia de san Nicolás, ya restaurada y entramos en el jardín de la mezquita. Sin comentarios. Todos sabéis por otras entradas del blog mi opinión sobre esto. 

Busqué el monolito con la placa de la visita de Clinton en el 97 y un señor me informó que el consistorio tripartito PSOE, IU y Partido Andalucista, nada mas poner las manos en el Ayuntamiento en el 99 ordenó quitarlo. Desde que lo colocó el alcalde del PP el año del acontecimiento, estaba pintarrajeado y sucio. No lo querían ni los vecinos ni la oposición. ¡Hay que ser guarros! La visita del presidente norteamericano solo trajo popularidad, reconocimiento, turismo y dinero a Granada. ¡que cortitos son algunos! y cuanto inútil hay mandando.

Y continuamos bajando callejón a callejón sin perder de vista la fortaleza, a cual panorámica mas preciosa, hasta que en la cuesta del Chapíz entramos a echar un vistazo al palacio de los Córdova. Antes, al pasar por el carmen de la Victoria, hicimos un intento por entrar a ver los jardines, pero fue que no. Ahora se utiliza como residencia para invitados de la UGR.

La vista desde aquí es tan bonita como la de arriba o mejor. El jardín estaba lleno de sillas, preparado para algún espectáculo nocturno. Actualmente alberga el archivo histórico municipal de Granada. Como curiosidad contar que cuando se construyó en el s. XVI se situaba muy cerca de la catedral, en la placeta de las Descalzas. Con el tiempo, ha cambiado tanto de dueños como de ubicación.

Nos pateamos el paseo de los Tristes camino de plaza Nueva, una calle plagadita de edificios emblemáticos, conventos y monumentos que, con sus elegantes y antiguos puentes conectan el carril del Darro con la Alhambra uno y el barrio de la Churra, otros, de los mas antiguos de la city. Ya iba siendo hora de tomar el aperitivo, al pasar por los Manueles de plaza Nueva vimos que había sitio y allí nos metimos. Una cerveza con tapa bien generosa de paella que nos sirvió un joven camarero recién aterrizado en el negocio, de origen magrebí lo que originó alguna chanza por parte de sus compañeros más veteranos.

Capilla Real

Habíamos quedado a comer con la familia en el Humo, Nuestra primera opción siempre es subir al Macareno, en la fuente del Hervidero, más aún si vienen mis sobris, pero estaba cerrado por vacaciones. Acabamos las cervezas y nos pusimos en camino. Aprovechamos para recorrer la calle Oficios y así contemplar la espectacular Capilla Real donde están enterrados los Reyes Católicos, (por cierto, no entiendo como no hay una guardia real permanente aquí apostada), la Madraza, la iglesia del Sagrario que curiosamente estaba abierta y la catedral con su plaza de las Pasiegas. En la Navidad del 23 tuve el placer de visitar con mi familia, incluidos los niños, la catedral y la Capilla Real, de la mano de Pedro, guía de viajes san Cecilio. Dejo el relato de aquella experiencia porque mereció la pena, mucho. Granada Catedral y Capilla Real.

Serían las 6 de la tarde cuando llegamos al hotel a echar la siesta. En un par de horas volvíamos a activarnos, teníamos entradas para visitar los palacios nazaríes de la Alhambra por la noche.

Habré subido a la fortaleza roja centenares de veces, viví en este rincón del mundo unos cuantos años hace ya muchísimo tiempo y he seguido acudiendo con cierta regularidad. Nunca la vi de noche más que de lejos. Se planteó la posibilidad al principio del verano cuando, preparando la ruta de la Rioja, buscábamos los apeaderos del camino. Compré las entradas en julio por la web del patronato , suelen acabarse muy pronto.

Albaicín

La noche estaba fresquita, me hubiera gustado mucho disfrutar el bosque de la Alhambra subiendo la cuesta Gomérez a pie, pero decidimos que lo mejor era subir en taxi, quizás luego, a la vuelta. Nos dejó en la calle real junto al palacio de Carlos V. Ya había gente haciendo cola para entrar, aquello parecía un concierto de los Rollins. Como era temprano nos dedicamos a explorar las zonas cercanas, el acceso a la Alcazaba, jardines de alrededores, y las vistas del Albaicín iluminado. Entre murmullos del público cercano se escuchaba a lo lejos algún rasgado de guitarra acompañado de quejíos del cante jondo.

 Por fin abrieron dando las 10 de la noche. Es necesario identificarse con el DNI, las entradas son nominativas. Solo se recorren los tres palacios Nazaríes y el de Carlos V. La visita nocturna al Generalife es a la misma hora, de 10 a 11.30 pm y por tanto hay que hacerla otro día. El recorrido está muy controlado por vigilantes y organizado de manera que es difícil volver atrás, aunque se puede. 

Esperando en cola, parecía que había mucho público, aunque una vez dentro no nos estorbábamos. Cuando he subido de día en los últimos años era muy difícil hacer buenas fotos.

Decir que me supo a poco. Me hubiera quedado allí mirando paredes, mocárabes, azulejos, estucos, artesonados, yeserías... toda la santa noche. Hay algo intangible en el interior de la Alhambra que hace que te quieras quedar allí, que estés deseando volver. La Alhambra tiene encanto, magnetismo, es como entrar en un gran monasterio o una catedral, es pura emoción.

palacio Mexuar
El primer palacio es el Mexuar, el mas antiguo y el mas modificado. Casi todos los visitantes pasan sin hacerle mucho caso y sin embargo hay que pararse un poco, al menos en los azulejos, el águila imperial de dos cabezas aparece en el centro de algunos mosaicos, en otros, escudos nazaríes y en otros las columnas de Hércules con el "plus ultra" del emperador Carlos. Son verdaderas obras de arte. 


Todas las paredes de la Alhambra se encuentran tapizadas por yeserías de escrituras cúfica alabando a Dios a veces incluso mimetizada entre adornos florales o geométricos, desde poemas escritos por los visires del sultanato a alabanzas divinas. La frase que mas se repite es "solo Dios es vencedor", el escudo de la dinastía nazarí es uno de los motivos mas comunes tanto en yeserías como en azulejos. 

En su origen, el Mexuar era salón del trono, después pasó a tener funciones administrativas y legislativas. Los cristianos lo modificaron en capilla, de ahí el coro y su balaustrada. Al fondo un oratorio con el mihrab orientado a la Meca.

Cruzando la puerta, entramos en el salón Dorado, llamado así por el artesonado dorado del techo. Se supone que se utilizaba como sala de espera para entrar al palacio de Comares donde recibía el sultán. 

techo salón Dorado

Casi sin darte cuenta, entras en el palacio de Comares, la transición por el salón Dorado y su patio es tan perfecta que no sabes que has cambiado de edificio, de sultán constructor y de siglo. Situados bajo el artesonado mirando al frente, vemos dos puertas iguales bajo cinco ventanas con celosías, es la fachada de Comares. Esta pared que hoy vemos en yeso crudo estuvo en origen muy policromada en colores vivos, azules, rojos, verdes y dorados. Hay que acercarse mucho para ver los restos.

portada de Comares desde la salón Dorado

Entramos al patio de los Arrayanes por la puerta izquierda, construido en conmemoración de la batalla de Algeciras (1.369) cuando el reino nazarí alcanza su máximo esplendor. Es una de las estampas mas hermosas y conocidas de la Alhambra. Su nombre se lo debe a los macizos de arrayan que enmarcan la alberca central.

palacio de Comares
De frente, vemos la estampa de la torre de Comares sobre la galería porticada que se refleja en el agua. En los lados largos del patio, dependencias privadas, probablemente dormitorios femeninos. En este patio, el agua se mimetiza con la arquitectura y la vegetación reflejando en sus aguas tranquilas como un espejo, la belleza del palacio.

Vamos hacia el salón de Embajadores, una de las estancias mas importantes del conjunto, su antesala es la llamada sala de la Barca, por la forma de quilla de barco invertida del techo, desde su puerta nos hicieron la foto de arriba.

Techo del salón de los Embajadores
Entrar en el salón de Comares es como saltar en el tiempo, el ombligo se encoge al ver la inmensidad de la sala, no hay un hueco que no esté decorado, el techo altísimo, cuenta el cosmos del Corán, la bóveda celeste salpicada de estrellas, formando los siete cielos del paraíso del musulmán. Nueve enormes ventanales agrupados de tres a tres, acaban el cuadrado de la habitación. 

Fueron los cristianos los que comunicaron los dos últimos palacios que eran independientes. Por una pasarela exterior desde la que se divisa el Albaicín en todo su esplendor, pasamos al último, el conocido por su fuente, los Leones, que aparece al fondo de la habitación por la que entramos, blanca, nívea en la negrura de la noche.

Las habitaciones que el emperador se hizo construir para vivir en Granada y que nunca llegó a ocupar, son ahora una exposición fotográfica de como estaban y como están algunos lugares de la fortaleza. El escritor Washington Irving las ocupó durante un año mientras escribía sus "cuentos de la Alhambra" relatos basados en historias que le contaban los pobladores de la misma.

El recorrido nos adentra en la sala de las Dos Hermanas, creo que se llama así por unas losas gemelas del suelo. Conserva sus puertas originales. En el centro, un surtidor alimenta por un canalillo la fuente de los leones. Mocárabes espectaculares en el techo, un mirador hacia el jardín de Lindaraja y un templete que hace simetría con la sala de enfrente, la de los Abencerrajes. De aquí en adelante la vista no para de enfocar, arriba, abajo, paredes, columnas... todo es importante. La luz juega de manera maravillosa con el entorno. Emborrachado puedes acabar y con tortícolis de tanto forzar el cuello para admirar las hermosas yeserías. 

A lo lejos veo ya la fuente, blanca, hermosa, solitaria. La última restauración ha dado sus frutos. Comenzaron en 2002, han tardado 10 años en acabar el patio. Cada león se ha pegado dos años en el taller sacudiéndose de encima capas de minerales, calcio, algas etc que el agua fue depositando durante siglos. Debajo apareció el mármol de Macael blanco, níveo. Ahora todos los parámetros que la volvieron negruzca están controlados, hasta la temperatura. Cada león es distinto de su compañero, el pelaje, orejas, nariz, morros... aunque parecen gemelos no lo son. El vaso hubo que restaurarlo "in situ" pesaba demasiado. Ahora se aprecia mejor la inscripción que lo rodea, para mi tan misteriosa como las inscripciones en la tumba de Tutankamon.

Patio de los Leones
Un bosque de 124 columnas rodean la fuente, dispuestas de una en una, a veces en grupos de dos, a veces en grupos de tres. Los arcos al rededor del patio me recuerdan el claustro de un monasterio, es inevitable la similitud. Todo responde a una razón, la simetría, la cábala. Si Comares emociona, el Riyad al Said (jardín Feliz), nombre original, encoge el oremus, por muchas veces que hayas disfrutado de él.

La sala siguiente está en restauración, es la de los Reyes, en su techo una pintura sobre cuero representa a los que se creen son los diez reyes de la dinastía dueña de la fortaleza roja. Dejo enlace a un blog donde la describen muy bien sala de los reyes

salón de los Abencerrajes
La tercera por orden de visita fue la de los Abencerrajes, la de la leyenda del los 36 degollados cuya sangre aun mancha la pila de mármol que surte de agua el patio. Es la enfrentada a la sala de las Dos Hermanas, también tiene templete y la forma de sus mocárabes es la de una luminosa estrella. 
sala de los Mocárabes
Y llegamos a la última de las estancias del crucero que forma el emblemático recinto, la sala de los Mocárabes, la habitación tiene un falso techo renacentista que se puso al estilo dominante cuando los mocárabes originales colapsaron por una explosión cercana, el techo está parcialmente abierto para que se vea lo que hay debajo.  

Cuando al palacio de los Leones se entraba directamente desde la calle Real de la Alhambra, el acceso daba a esta sala, solo que por otra puerta distinta a la que ahora utilizamos para salir.

Este magnífico palacio es el máximo exponente del arte nazarí cuando la dinastía que lo alumbró estaba en la cima del poder. Este arte emociona, sorprende, abruma, es suntuoso, exuberante y a la vez delicado. Se aprecia el mimo, la dedicación y la finura de los artesanos en cada detalle... es impresionante.

Palacio de Carlos V
Nos quedaba como premio de consolación el palacio de Carlos V, siempre habia echado un vistazo, sin entretenerme mucho, esta vez duré un poco más, incluso subí al piso de arriba y mereció la pena. El recinto tiene muchísimo más encanto de noche.

Hora y media nos llevó conocer la Alhambra de noche, conduje a mis compañeros hacia la puerta de la Justicia que aún estaba abierta, para contarles la leyenda de la mano y la llave. Mi intención era bajar caminando hasta plaza Nueva pero no era el de mi love. Había un taxi justo en la curva y lo cogimos. Se acabó la Alhambra y se acabó la noche. Volvíamos al hotel.

Dejo un video para saber más de la Alhambra


Y este es mejor aún:video Alhambra

Al día siguiente volvimos a casa haciendo antes kit kat paellero en casa de Vicente, aunque aun quedaba un broche de oro para clausurar definitivamente el verano. Un concierto del que esperábamos poco y sin embargo fue estupendo. Nos fuimos a ver a Pecos, ídolos en la década de los 70 y lo disfrutamos, nos volvieron a encantar, coreamos sus canciones, nos las sabíamos todas y lo pasamos genial.

Darle las gracias a nuestros compañeros de viaje, Mariloli y Jose que hicieron la ruta amena, fácil, divertida y corta. Prometemos repetir.

Photos de GRANADA

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