martes, 18 de octubre de 2022

Granada distrito V: de Ganivet a San Antón, el Violón y la Bomba

 


Diplomático, historiador, poeta y mejicano, Francisco de Icaza es el creador del mejor eslogan jamás escrito a Granada. 

Dale limosna mujer

 que no hay en la vida nada

 como la pena de ser 

ciego en Granada". 

Estas palabras pertenecen a la obra "para el pobrecito ciego" inspirada en sus devaneos con la ciudad de la Alhambra. Casado con una granadina de adopción y origen cubano, cuentan que andaba la pareja paseando su amor por los jardines del Generalife, cuando se encontraron con un ciego mendicante y de su oremus brotó aquello de..."dale limosna mujer".

Ya inmortalizada, la descubrimos tatuada en la piel de la fortaleza roja a pie de una de las torres, en el jardín de los Adarves. También en la plaza de las Pasiegas, aunque se puede leer en cualquier sitio, hasta en los azucarillos del café.

Muchos fueron los ilustres visitantes que quedaron prendados de los encantos de Granada, desde americanos como Irving o Hemingway a españoles locales y foráneos Ganivet, Lorca, Alarcón, Almagro, Rosales, Juan Ramón Jiménez, Falla y un larguísimo etc. que no hacen sino echar piropos a la ciudad, aunque por aquel entonces estaría hecha unos zorros, según cuentan las crónicas aunque con mucho embrujo. No hay mas que tener en cuenta que la propia Alhambra era un barrio zarrapastrero de la ciudad, no el monumento que  admiramos en este momento.

Hoy vamos a caminar por los arrabales que probablemente ya conocieron alguno de estos señores de tiempos pretéritos. Abandonamos el centro histórico puro y duro del siglo XV y anteriores, buscamos los paseos  del XVIII y del XIX, incluso del XX, donde poco o nada mas antiguo queda salvo la denominación de los lugares.



Esta ruta va a comenzar a los pies del barrio judío, en la plaza del Campillo, junto a la famosa fuente de las Batallas. El restaurante Chikito antiguo café Alameda, a las espaldas del palacio de Bibataubín, era lugar de tertulias de ilustres granadinos, como así atestigua hoy una placa conmemorativa además de la figura en bronce de Lorca, sentado en la mesa del rincón que solían ocupar los de "el rinconcillo". Cruzando la plaza dedicada a Mariana Pineda, alcanzamos la calle Angel Ganivet.

Poco o muy poco sabía yo de este señor más allá de lo que estudias en el colegio: que fue escritor granadino precursor de la generación del 98 y diplomático. Hasta que visitamos Riga. En esa preciosa ciudad letona aprendimos de la vida, obra y muerte de nuestro compatriota, D. Angel Ganivet bastante mas que en una clase de literatura de bachillerato. Dejo un artículo del Independiente de Granada que relata con minuciosidad como fue aquella búsqueda en unos convulsos años de la historia rusa.

REPATRIACIÓN DE D.ANGEL GANIVET


   


 El barrio de la "mala vida" de Granada, la Manigua, situado en pleno centro de la city, conocido por sus casas que se caían a cachos, lupanares, alcahuetas y prostitutas, se demolió en el año 40 del pasado siglo dando lugar a la calle Ganivet. La inauguró Franco en su segunda visita a la capital de la Alhambra. Es difícil de creer que un lugar donde se concentraba la insalubridad, la miseria y los malos olores se viera en unos años sustituido por elegantes bloques habitados por lo mas selecto de la sociedad granadina. Una estilosa galería de arcos y columnas se diseñó para proteger las aceras, donde notables y refinados comercios mostraban sus mercaderías. Llegando el atardecer, esbeltas farolas de forja y dorados faroles alumbraban los pasos del residente. Hasta un hotel de postín, el Meliá, ocupa uno de estos inmuebles. Lo malo es que con tanta crisis ya no salen las cuentas: la "milla de oro" tuvo que cambiar los comercios de lujo por las copas y cañas. Fila Tren, la perfumería Pareja, Hit Parade..han echado la persiana. Pocos son ya los negocios de joyería y alta costura que ocupan la calle, la mayoría son bares y terrazas, con mucho estilo y de nivel, eso sí aunque lo único que aportan a los vecinos es ruido e incomodidad.

Para todos a los que les guste la lectura, un fantástico retrato de Granada desde finales del XVIII a principios del XX se encuentra en la obra de Isabel Sánchez Ballesteros "la hija de la Manigua", una novela que de un modo entrañable, va describiendo como cambia la ciudad a los ojos de sus protagonistas con el transcurrir del tiempo.

antiguo café Suizo Puerta Real

Ganivet desemboca en puerta Real. Justo enfrente, en la esquina con Mesones, se encuentra lo mas horroroso que hayan visto mis ojos nunca: un Burger King ocupando los salones del emblemático café Suizo de toda la vida. Los camareros de chaqueta blanca, pajarita y servilleta en el brazo han sido sustituidos por jóvenes con gorrillas y muchas prisas. La puerta giratoria, las columnas, las mesas de mármol blanco y asientos de imitación a piel han desaparecido, solo los frisos de escayola del techo quedan aun visibles. Más de 100 años de buen café, bambas de nata y tapas de ensaladilla rusa entre charlas de tertulianos, estudiantes y gente que pasaba por allí, le han dado el relevo a patatas fritas tiesas y hamburguesas a destajo. ¡HORROR!


                  Este video se grabó unos dias antes del cierre en 1.987

 Cuando se acabaron mis años de residencia granadina, el edificio estaba declarado en ruinas. Lo envolvieron en andamios y telas de red, en sus entrañas aparecieron los restos de la alhóndiga Zaida que se había achicharrado a mediados del XIX  y después de mas de 10 años de "cerrado por obras" volvió al ring, sin café Suizo y con las franquicias en los bajos. Por lo menos, ahí continúa, no como otros.

 

   

iglesia de San Antón

San Antón es una de mis calles favoritas, quizás por su sabor añejo rejuvenecido a golpe de nuevas taperías, comercios y negocios recientes, animados por la peatonalización que facilita al caminante el paseo por la via. Comienza cerca de Puerta Real, casi en la "diana", frente al antiguo cine Aliatar convertido ahora en un "Primor"(la globalización). La bonita iglesia de San Antón o de San Antonio Abad le hace de puerta a la calle,  es una punta de flecha con la comercial y principal Recogidas. Detrás de la iglesia se encontraba el convento de Santa María Egipciaca o "las arrecogidas" ya que aqui venían a parar las féminas condenadas a prisión o muerte y alguna que otra prosti arrepentida. Residente del lugar fue Dña. Mariana Pineda hasta que se la llevaron al Triunfo a darle garrote. De aquella cárcel convento lo que queda es el nombre de la calle. Siguiendo por San Antón, un poco más adelante vemos aun en pie el convento de las Clarisas y el colegio mayor Santa Fe de las Teresianas, alguna compañera de clase tuve allí y desde luego que era de rancio abolengo, eso si, muy cuidado. Son edificios atemporales en una zona reinventada, moderna y actual que nos alarga hasta la ribera del Genil, el otro río granadino. 

Casi llegando al hotel San Antón, al final de la calle, tres de mis lugares favoritos: Oleum, el Rincón del Cofrade (a las 12 de la noche si o si cantan la Salve) y  en la esquina, la pastelería Isla, creadores de los famosos piononos. Recomendado tengo el restaurante Onírico hacia la mitad de la calle, dentro del hotel Villa Oníria.

El origen de los Isla o Ysla es Santa Fé, allí tienen un enorme obrador para abastecer todas sus demandas. Hace unos años se franquiciaron y ahora además de la tienda de Santa Fe y de la Carrera de la Virgen están en Bib Rambla, Reyes Católicos.... Lo ponen fácil, no te puedes ir de Granada sin probar el pastel creado por D. Ceferino Isla en honor al papa Pio-nono. El rey Alfonso XIII en unas de sus visitas a Granada, probó los ya famosos pastelillos y obsequió a la familia Isla con el título de "proveedor oficial de la Casa Real", por eso aparecía una corona encima de su logo, que tuvieron que quitar durante la República.

alcázar del Genil

Cruzamos al otro lado del Genil y hacia la derecha, en el paseo del Violón, nos encontramos con una rústica ermita, la de San Sebastián, lugar de gran interés histórico. El rey Boabdil entregó las llaves de Granada cerca de este morabito celebrándose misa posteriormente, la primera después de ocho siglos de dominación musulmana. Una placa en uno de sus costados narra este acontecimiento. Muy cerca se alza el monumento a Boabdil, último rey nazarí al que la historia puede que no le hiciera justicia del todo. Recuerdo "el manuscrito carmesí" de Antonio Gala, que aunque es una novela, describe lo que pasó este hombre  en primera persona sabiendo que perdía su reino. Las palabras que su madre Aixa le dedicó abandonando el reino en el Suspiro del Moro, "llora como mujer lo que no supiste defender como hombre" sean ciertas o no, han sido un estigma para la memoria de este señor al que siempre se le retrata como débil y conformista.

Estamos al final del paseo del Violón, nos acercamos al Alcázar del Genil, una almunia que al igual que el Cuarto Real de Santo Domingo, eran residencias de recreo veraniegas de la jet set nazarí. Se puede visitar, es gratis. En su web te puedes bajar una guía para el recorrido: ALCAZAR DEL GENIL


   

Retomamos camino por la ribera del Genil para conocer el puente Romano "que no es romano" pero si muy antiguo, data de la época zirí, s.XI. Era el único paso desde la ciudad en época antigua hacia las Alpujarras, la costa y la Vega de Granada. Es el punto donde se unen los dos ríos Darro y Genil y quizás por ello zona de desastres, pues a lo largo de su historia puede contar con desbordamientos e inundaciones cuantiosas que a punto han estado de llevárselo. Hoy día es peatonal porque en los años 80 se construyó muy cerca el puente Blanco o de la Expiración para que cargara con el tráfico rodado.

las Titas

Llegamos a los jardines del Salón, un boulevard de amplias aceras para pasear tranquilamente admirando la fuente de las Granadas, el kiosco de la música, o la fuente de los cuatro leones donde convergen el paseo del Salón y el de la Bomba. A dos pasos, el kiosco de las Titas, una estructura art noveau con un restaurante de nivel. En este paseo suele haber cacharritos de feria para los peques, coches choque, carruseles...nosotros solemos continuar andando hasta la "bomba", una fuente muy original pues los chorritos salen de una esfera que parece una mina marina. La fuente de la ninfa creo es la última de este precioso jardín tan parecido a los bulevares franceses. 


 

 Nuestra quinta ruta acaba en el puente Verde que de verde le queda el nombre. Lo construyeron los franceses durante la invasión napoleónica sobre un puente de madera que si era verde y para ello tiraron de los sillares de la torre de la iglesia del monasterio de San Jerónimo. Los nativos le decían el puente de los franceses o de Sebastiani, el mariscal francés que profanó la tumba del Gran Capitán y se llevó su calavera y su espada de gala. Un chorizo, como todos los gabachos, que dejaron tiritando el patrimonio español.

Hemos llegado al límite del centro histórico con el Zaidín, otro gran barrio muy en boga actualmente. El resto de mi Granada particular ocupará el capítulo sexto y probablemente el último.


capitulo siguiente:Granada 6

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