domingo, 22 de agosto de 2021

verano 21, una de reencuentros

 De esas cosas que no se piensan, dices "si, voy" porque es con la gente que quieres y sabes que lo disfrutarás. En eso ha consistido la escapada veraniega del 21, segundo periodo estival de pandemia, tan rarito como el anterior, aunque todos inmunizados y con las precauciones debidas. 

Pillamos carretera y manta hacia Norte por la via de la Plata. Lo de "manta" no es un decir, auguraban fresco y frío, pues los allí residentes, esos "chicos del Norte", los que van en manga corta cuando los sureños andamos con polares, calentaban esa semana su agosto con sudaderas. Maletas con rebequitas y chubasqueros, pantalones largos, vaqueros....y va y se mete una ola de calor de las que hacen época. Fue bajarnos del coche  en el parador deTordesillas y creí derretirme como el chocolate. Ni cuento los grados que había a la puerta del convento de Santa Clara cuando no nos dejaron pasar a visitarlo, alegando restricciones por motivo del Covid. Vaya historias con esto. Hay turismo de sobra, sobre todo español, para completar cupos de visita en todos lados, lo que no hay son ganas de contratar personal. 

Llegamos a Palencia atardeciendo, tras un viaje largo que se nos hizo corto por la agradable compañía. Nos alojamos esta vez en el Hotel Eurostar Diana Palace en el centro de la city, a un paso de todo.  Los que viajaban desde Madrid llegaron un rato antes que emplearon en conocer el colegio agustino de Palencia. Ya duchaditos, descansados y guapitos, quedamos con nuestros anfitriones para dar un paseo e ir a cenar mientras el grupo se completaba, quedaba aún por llegar alguno que habia estado unos dias de picos pardos por la bellísima Praga....

Hacía mas de dos años, desde la primavera del 19, que no veíamos a Mina, nuestra querida peregrina palentina y mamá de uno de los regalos que nos hizo la vida una primavera del 2010. Debo decir que está igual que siempre, cariñosa, acogedora y generosa como ella sola. A Jose Luis hacía aun más tiempo y tampoco es que se le noten mucho ese par de años o tres. Los aires frescos del Norte sientan bien a estos cuerpos serranos. 

Tras saludos y puesta a punto, tomamos camino del paseo del Salón hacia Ajo de Sopas, un nuevo gastrobar fundamentado en la cocina castellana leonesa, de esos que te ponen platos que como no te expliquen, no sabes que estás comiendo. Nos reservaron mesa para 10 en el invernadero, una terraza acristalada, muy elegante, en pleno paseo. Probamos varias exquisiteces recomendadas por el camarero argentino que nos atendió, entre ellas, unas empanadillas de marisco y unos salmorejos de distintos sabores muy buenos, aunque lo que más me llamó la atención fueron las aceitunas negras, puro "trampantojo", eran bolitas de queso. Lugar totalmente recomendable para los que sepan apreciar a estos nuevos ingenieros de la cocina, como su chef Alberto Soto. 



Arribado el viajero praguense y finalizada la cena, nos dirijimos al Lemon, otro local del paseo del Salón, alumbrado con lucecitas de Navidad, que presume de ser el lugar con mas ginebras del Mundo mundial y que por ser bar de copas, cerraba un poco más tarde. Lo de echar persianas a a distintas horas, seas restaurante o pub me parece de lo mas absurdo, dicho sea de paso. 

El viernes 13 lo planteamos como dia de visita a la capital, a fin de descansar nuestros baqueteados cuerpos de tanto coche y descubrir los rincones de la "bella desconocida". Me encantó volver a recorrer sus calles, la ribera del río Carrión, sus antiguos puentes, iglesias y Catedral, orgullo de palentinos y españoles, porque si hay algo que esté lleno de tesoros es ese pedazo de Catedral, la tercera mas grande de España detras de las de Toledo y Sevilla.

Ya advertí a mis compañeros de ruta que probablemente me perdería en el paseo palentino, pues hacía 4 años que estuve y me supo a poco. Comenzamos desayunado en pasteleria Polo, lugar de merecido renombre por sus irresistibles elaboraciones, en el enlace se puede apreciar de lo que hablo. Servidora tuvo que pasar frente a los mostradores abarrotados a dulces, bizcochos, tartas etc. con las manos a modo de anteojeras de caballería. 

iglesia de San Pablo

Nuestros pasos nos condujeron a San Pablo, magnifica iglesia y convento dominicos situados a dos pasos del hotel. Una estatua de Santo Domingo de Guzmán recibe al visitante indicando la localización del conjunto monumental. Tras esta breve visita, pasamos por delante del colegio del padre David, Blas Sierra y frente a su iglesia parroquial de Santa Marina. Los árboles de la plazuela vestían alegres trajes de ganchillo confeccionados por las parroquianas, entre ellas nuestra peregrina.

Camino de la ribera del Carrión, el Sol comienza a hacer de las suyas, 27º y son a penas las 11 de la mañana, queda por delante una dura jornada de calor. Estamos en Puentecillas, un emblema de la ciudad, reminiscencias de la época romana que nos ha llegado hasta hoy casi sin saber como. A dos pasos, el Puente Mayor, fuerte, robusto, construido con grandes sillares de piedra caliza. Nos da idea de la importancia que tuvo la villa hace algunos decalustros.


Un poquito mas adelante por la ribera, nos espera San Miguel. Cuenta la tradición que fue donde se casaron Doña Jimena y el Cid. Ambos, representados en la fachada de la iglesia que da al río. Imponente es su torre defensiva almenada de tres cuerpos, en la que se aprecia la evolucion de modas, transición del románico al precioso gótico adornado.



Saludamos a la patrona, la virgen de la Calle de camino hacia la Catedral de San Antolín, cumple años, septima centena más bien, y continúa luciendo en todo su esplendor. La enorme plaza donde se ubica, dedicada a la Inmaculada Concepción, permite apreciar en todo detalle su fachada posterior y girola. Dos de sus cinco magnificas portadas, la del Obispo y la de los Novios, dan aceso desde esta plaza al templo que es en sí un fascinante recorrido desde la Alta Edad Media al siglo XXI. 


Como hay pocas visitas guiadas y los audífonos andan desaparecidos con esto del covid, debemos remitirnos a su web (en el enlace anterior) desde donde se puede descargar la guia turística. Aqui dejo enlace a un recorrido virtual por el interior: catedral de Palencia recorrido virtual




Comentar que no tiene un centímetro perdible, está llena de tesoros, obras de arte y leyendas. Imprescindibles son la Cripta románica y visigótica que mantiene viva la leyenda de las aguas, la trenza de Doña Urraca otra tradición sobre todo estudiantil, el Papamoscas, el retablo de San Antolín, el museo donde contemplar el San Sebastián de El Greco, de lo mas ácido y blanquecino y desde luego el Cristo de las Batallas y el Salvador, y me dejo un mundo. Me hubiera quedado por lo menos tres horas más, lo malo es que íbamos a tapear en la Mejillonera y eso es lo único que podía arrancarme de las entrañas de la Catedral. 


Lugar único del Universo para tapear las mejores papas bravas, la Mejillonera, en la calle de los Soldados, pleno centro. Bravas, mejillones a la escocesa, pulpo gallega y poco mas. Un bar de sillas y mesas calientes con oferta gastronómica limitada que mejor no te pierdas. Ya nos lo decía David, "las mejores bravas las comes en Palencia"...y ahí quedó, es totalmente cierto, ricas ricas, las mejores. No reservan y no para de llegar gente pidiendo mesa, como sus empleados. El chico que nos atendió no pudo ser más eficiente ni más simpático. Nos acomodó a los 10 en unos minutos, no faltó la cerveza fresquita en jarras de 1litro, (comprobado y autentificado) y nos contó, entre otras cosas, que todos los dias en la mañana pelan unos 100 kilos de papas, aunque no conseguimos arrancar ni un ingrediente de la receta de las bravas ni de la escocesa. Espectaculares. Por supuesto, para el café y las copas tuvimos que buscar otro cubículo "y un cuerno 2.0" se llama el lugar, de los pocos abiertos a las 5 de la tarde con 37º a la sombra. 

Aunque está mas que demostrado que este grupo es muy de prolongar sobremesas, las señoras fuimos al hotel buscando sombra, ducha y cambio de ropa antes de continuar periplo. Pensabamos ir al monasterio de Dueñas, a la Abadía de San Isidro donde los monjes del Císter cantan Vísperas, pero no, el Covid no deja ir a los servicios religiosos así que nos desviamos a San Juan de Baños. 

Tras tres veces de errar el camino, dimos con una de las pocas iglesias visigodas, quizás la iglesia cristiana mas antigua de España, que aún queda en pie, San Juan de Baños del Cerrato, para descubrir que no se podía entrar por un concierto que organizaba el consistorio. Un señor muy antipático no nos dejaba entrar ni al quicio de la puerta, casi que tampoco nos deja hacer fotos. Hay energúmenos de estos en cualquier parte. Si que bajamos a las fuentes que dan nombre al lugar con fama de sanadoras y para acabar la tarde, paso por la Trapa a cargar los maleteros de chocolates elaborados con la leche del monasterio. ¡Que buenos! Alguno hasta se atrevió a tomar una tacita de chocolate con biscotelas.


Teníamos reserva en casa Lucio a las 21.30 para cenar, llegamos lo menos a las 22h, ¡vaya estreno!. Toda la familia Díez Ibáñez nos estaba esperando, incluidos peques, para compartir experiencia en un lugar donde sirven los mejores torreznos de la comarca. Torreznos, verduras, ensaladas, hamburguesas de cocodrilo, chorizos y montones de postres de cuyo nombre no quiero ni acordarme. No se que estaba mas rico. Otro lugar para llevar en la agenda del que visite Palencia. 


Cenamos como reyes, pese a las recomendaciones generalizadas para dormir a pierna suelta. Paseo hasta el Lemon, donde ya adquirimos el caracter de clientes habituales y vuelta al hotel para dormir un rato antes de proseguir con la visita a la provincia palentina.


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