Martes Antoniano, 8 de junio y última oportunidad para visitar al santo de
Lisboa, de Padua y de Ceuta en su año jubilar alargado por interseccion del compartido obispo Zornoza Boy ante la Santa Sede.
Esta vez no voy a hablar de la situación actual de Ceuta, sigue
siendo terrible, cada día peor sin remedio ni intermediación. Solo bla bla bla, eso si. Los 3 o 4.000 transfronterizos que andan aun desperdigados por aquí son nuestros para siempre, igual que los llegados a Canarias y los que arribaran en breve. Ya veremos
como acabamos, es lo que hay. Esto es un "apañarosla como podáis, aquí andamos negociando para el futuro no para acontecimientos recientes". Mensaje recibido. Aquello que escribí hace unos días, “nos
quedamos con los santos inocentes y los malos” se ha convertido en una realidad
dolorosa. Porque ni los "santos inocentes" son tan inocentes ni los malos son
malos, son peores. A los hechos me remito. Pasen y vean como anda la ciudad de
vandalismo y violencia y lo que será en no mas de tres meses.
Hoy mi pluma se vuelve lusa, me envuelvo en el giro blanco y negro de la bandera ceutí de arraigos lisboetas para acogerme a lo sagrado bajo el hábito del Santo Antonio. Lisboa le vió nacer, Padua morir y Ceuta quizás contemplar su desembarco, cruz en mano, en el continente africano, primera tierra de misión de la orden franciscana. Cumplidas 800 primaveras de aquello, 800 años a solemnizar por estas fechas. Un joven de buena familia que decidió vestir habitos y cruzar a Berbería a convertir al moro, transcurría 1.220. Enfermo y agotado, poco duró la aventura en tierras africanas, gracias al temporal que sopló fuerte como sabe hacerlo en estas costas, llegó a territorio siciliano, de allí a Asís con el otro santo, San Francisco, asi hoy la Iglesia cuenta entre sus huestes con uno de sus más populares predicadores.
De aquella excursion al Africa del s.XIII plagada de turbantes sarracenos poco o nada queda; de después, mucho y bastante documentado. Ya estaba la Ceuta del s.XV plagada de tropa portuguesa cuando a los caballas nos presentaron al Santo, el flechazo fue instantáneo y la construcción de su ermita en lo alto del monte Hacho no tardó en comenzar. Cuentan que es el templo mas antiguo de la ciudad y desde entonces, venerado. Las romerías a pedir favores al santo Antonio comenzaron de corrido.
La covid tuvo la
culpa, como el cha-cha-chá, de que no resplandezca como el Sol este Año Jubilar Antoniano."San Antonio luz y misericordia para la humanidad": Los cultos, los reencuentros, los intercambios
culturales, las visitas, las romerías, los actos pensados y programados, todo
el esfuerzo de la Cofradía de San Antonio y las ilusiones puestas se vieron
recortadas por esta pandemia que nos trae ya bastante agotados anímicamente. ¡Cuánto nos ha quitado de manera taimada! solo el ente atávico es consciente de ello, en nada pagaremos la factura.
Estos peregrinos agustinos hemos encontrado al santo de Padua en prácticamente todas las iglesias cumplimentadas a lo largo de 11 años de peregrinaciones. Desde Italia a Tierra Santa, de Tallín a Estambul, pasando por Jerusalén, Corinto,Varsovia, Riga, Praga…siempre hay un San Antonio sosteniendo un lirio, una azucena, un libro o al niño Jesús. El Santo de todo el Mundo, le llamó León XIII.
De todas sus tallas, la que más me
ha gustado siempre es la firmada por Lorenzo Quin que ocupa uno de los
claustros de la basílica del Santo. Es un puente entre Dios y los hombres.
Corría la primavera de 2.011 cuando saludamos al santo en su lugar de descanso eterno, Padua, la preciosa ciudad universitaria de la plaza elíptica. Diez años mas tarde, sin salir de nuestra tierra casi se nos pasa el jubileo, nos dimos cuenta que se nos echaba encima la fecha y dijimos “el martes
o nunca” y nos tiramos al monte. Pienso que lo de los martes y San Antonio debe
ser una tradición heredada, igual que el santo portugués. Sé cierto que murió
en Padua un viernes 13 de junio y lo enterraron el martes 17, de ahí probablemente
esa preciosa tradición de los 13 martes de San Antonio.
Creo recordar que no "escalaba" de San Amaro hasta la ermita desde que andaba en el coro de las monjas tocando la guitarra, allá por los 70, sin exagerar. ¡Mira que es bonita esta caminata!. Primero cruzar el parque de San Amaro, tan frondoso, refrescante, verde, y luego tomar ese estrecho sendero que te va dejando fascinado conforme subes.
Múltiples señales van indicando el camino, incluso encontramos un letrero con las indicaciones para conseguir la indulgencia plenaria que tanta falta nos hace a mas de uno.
Rampas o escalones, a placer, subida hacia el reino de los cielos, allí San Antonio espera al que quiera ir a visitarle. A mitad de la ascensión la primera sorpresa. Un San Antonio esculpido en piedra de un artista gallego supongo, Fran“de Noia” reza la firma, que no se si será apellido o reseña del lugar del que proviene, a la usanza de los antiguos picapedreros medievales.
Un par
de rampas mas arriba, una mirada hacia atrás y ves la ciudad desparramada a tus
pies. Al fondo la Mujer Muerta, García Aldave, a la derecha la bahía, el mar,
los barcos entrando a puerto. A la izquierda esa urbe tan
controvertida y querida, sus barrios, su luz, su aroma multicultural, su sabor.
¡Que regalo del cielo para la vista! ¿se puede ser más bonita?
Tras una media horita de ascensión por ese empinado camino en
el que perdí el aliento unas cuantas veces, y no por las vistas, llegamos a los
pies de una blanca y pulcra ermita que guarda al guardián de los ceutíes. San
Antonio, el doctor de la Iglesia que predicó a los peces, que repartió panes a
pobres, el que consiguió postrar a la mula, el que busca novio a las jóvenes
casaderas y encuentra objetos perdidos, el que sostiene en sus brazos al niño Jesús. El santo que todo lo puede, menos lo
que Dios no quiere.
Recuerdo de pequeña cuando subía con mi familia a San Antonio, acomodarme en “las huellas de los pies de Franco” otero desde donde presidió el desfile de la Victoria
y jugar al rededor del mástil del Cañonero Dato que también andaba por allí
plantado. Todo esto ha desaparecido. Están borrando las marcas de nuestra historia,
porque los cortitos de entendederas que mandan, lo consideran “inapropiado”
y no está bien. Es nuestra historia, sea buena o mala, no debe ser olvidada. En este país
solo hay memoria histórica para algunos. Se debe aprender de los
errores para que los que vengan detrás no los repitan. Miedito me da.
Unas serenas y hermosas vistas del Estrecho desde el jardín que rodea la
ermita, un banco de hierro forjado y un árbol que se secó hace tiempo
convertido por el “de Noia” en un magnífico Cristo. ¡Pedazo de obra de arte!,
impresionante.
El templo abierto, blanco impoluto en su fachada, andaba concurrido por algunos cofrades que engalanaban al Santo para bajarlo a Ceuta a ver a la Patrona. Ya cerca de su día grande, preparando el triduo que se celebrará en África para cerrar el año jubilar. De lo poco que se podrá organizar con este motivo. Nos estuvo comentando Carlos que eran contadas ocasiones las que el Santo había salido de su ermita, como que no le hacía mucha gracia abandonar su casa. Chuzos de punta, rayos y truenos acompañaron el último intento cuando se acercaban al faro. Hoy si que bajará contento, permanecerá tres días en el santuario de la Patrona y luego a hospedarse con el patrón, San Daniel, a la Catedral, hasta el lunes que retornará a casa.
Macetas de gitanillas, geranios, cintas y pitas nos dan la bienvenida tras las rejas. Ya dentro, un delicado aguamanil de cerámica decorada para santiguase. Descubrimos la reliquia guardada en un relicario de plata a la izquierda del altar, un trocito de piel, nos contaron. En Padua guardan la lengua incorrupta. Cuando la vi pensé que se había conservado así por tantas palabras pronunciadas en favor de la Fe y el Amor a Dios.
El retablo conserva sus aires neoclasicos de siempre y los colores verde y rojos portugueses. La cruz desgastada del suelo que nos sirvió para encontrar novio a mas de una lugareña, continúa en su sitio. En fin, recuerdos de adolescente caballa de arraigadas tradiciones.
Agradecer a los hermanos cofrades que alli estaban la acogida. Pasamos una muy buena tarde en San Antonio.
Nos mostraron el nuevo claustro situado en la ampliacion de la ermita, construido donde antes se encontraba la residencia de verano del Comandante General de la plaza, pudimos disfrutar un rato de las vistas, la tranquilidad, la paz y el sosiego que caracterizan estos lugares. La columnata dedicada al santo y rodeada en su base con la narracion de sus milagros es una preciosidad.
San Antonio, tu que desde aquí divisas ese mar azul radiante como las estrellas, acoge a esos dos luceros bajo tu hábito y llévalas de tu mano como llevas al niño Jesús. Dios las tenga en su Gloria a ellas y a todas las criaturas inocentes a quienes sus guardas y custodias tornaron en infame maldad exterminando de manera tan vil su incipiente vida.
A todos mis Antonios a los que quiero y me quieren, estén o no, tened un dia grande. Felicidades.