Todos y digo todos, en lo más recóndito de nuestro ánimo lo estábamos esperando …y llegó. El lunes 17 de mayo de 2021 pasará a las crónicas de esta ciudad como uno de los días más negros de su historia y de nuestras vidas.
Si tuviera que resumir lo que sentí aquella tarde-noche del lunes me concentraría en estas palabras: incertidumbre, desamparo y pena, mucha, mucha pena. En ese orden.
Siempre me he encontrado segura en mi ciudad, a pesar de los
problemas en la frontera, a pesar del Perejil, a pesar del narcotráfico, a
pesar de lo que a los peninsulares les puede parecer territorio comanche. Las
cuatro culturas convivimos en paz, disfrutamos de una ciudad maravillosa, multicultural,
bañada por un mar Mediterráneo brillante y un potente Atlántico que se dan la
mano a los pies del monte Hacho. Con un Levante y un Poniente que nos vuelve
locos, con un maravilloso Sol que aclimata y atempera la humedad del mar. Con gente que
procura adaptarse a las costumbres de los vecinos y que lo consigue, que respeta
las demás religiones hasta el extremo de adaptarse y compartir sus fiestas. Ciudad con una riquísima gastronomía apreciada por todos los visitantes y que cobija a los
transfronterizos llegados día a día lo mejor que sabe y puede. Ceuta es esto y
mucho más: generosidad, acogida, empatía, resiliencia, empoderamiento… pero lo
que no es de ninguna manera, es miedo, aprehensión, incertidumbre, inseguridad,
desasosiego y tampoco es parte del reino de Marruecos.
Ceuta dejó de pertenecer a las tribus benimerines del Rif antes que la reina Isabel conquistara Granada. Corría el año 1.415
cuando Don Enrique el Navegante desembarcó en nuestras costas. La bandera se
hizo blanca y negra con el beneplácito de D. Juan I y las imponentes murallas de nuestro foso navegable se construyeron sobre las califales, para orgullo
del portugués. La virgen de África llego 7 años más tarde. Lo de ser
españoles ocurrió bastante después, en 1.580 con Felipe II al unificar coronas, España y Portugal. Esta coyuntura ayudó a que la ciudad se llenara de andaluces
y cuando los reinos fusionados se volvieron a separar, Ceuta, que ya no aguantaba las
lusitadas del gobernador Almeyda, por autodeterminación, decidió mostrar sus cariños al rey Felipe IV from Spain, ganando
la ciudad con ello los epítetos de “siempre noble, leal y fidelísima” y sus
habitantes el de “gente de Castilla” forever. Es lo que hay, le duela a quien le
duela. Lo de los 40 años de asedio moro soportados por los ceutíes es otra
historia. El reino de Mohamed VI "el influenzer"podrido a millones, lo fundó su abuelo uniendo tribus, consolidándolo
en 1.956 en la moderna ONU. Antes aquellas dinastías alauítas tendrían poder y oros conseguido a las maneras de los de Berbería, pero seguían siendo
como mucho sultanes, bajo protectorado europeo, sin tierras ni reino.
No quiero entrar en política ni en juzgar decisiones
nefastas de altos cargos y dinastías reinantes, no quiero aburrir contando lo
que todo el mundo nos hemos empachado de contemplar en teles, teléfonos y
tables. Lo que quiero y necesito es plasmar las sensaciones de la gente de
Ceuta. Porque la tenemos metida en vena, porque adoramos nuestra ciudad,
nuestra virgen de África, nuestra Legión y nuestro chocolate Maruja.
Quien estuviera esa tarde paseando por la Brecha, seguro que
vio bastantes grupos formados por numerosos jóvenes marroquíes sin mascarillas,
comandados por algún individuo un poco más mayor con chilaba blanca, kufi y
barba de diez dedos. A estos se les acercaban más jóvenes y menores y saludaban
besándole la mano. Aquí sentí el desamparo y el desasosiego que te encoge el ombligo,
¡qué sensación más mala! Si hubieran traído la orden de quemar la ciudad, nos
la achicharran, con todos los caballas dentro. Me remito a lo que se comentó
aquella noche: “si no es por el ejército, estos nos pasan por encima”.
Tanto el centro de la ciudad como los arrabales hervían de
jóvenes adolescentes y no tan jóvenes de excursión, paseando,
mirando a todos lados, riendo… otros grupos tenían peor aspecto, ropa sucia, sin
zapatos, con cara de perdidos, hambrientos, asustados… Ahí fue donde empecé a
sentir pena. Empezaron a aparecer niños, críos perdidos, en grupitos de 10-15
tratando de evitar a las patrullas y buscando un techo donde refugiarse para
pasar la noche. Ya caían las sombras cuando se permitió al ejercito controlar la situación.
Tarde, como siempre. Dentro, teníamos a unos 10.000 corazones vagando por calles, plazas y jardines.
La policía nacional y los guardias civiles apostados a lo
largo del día en la frontera lo único que pudieron hacer ante semejante
avalancha fue avisar a mandos y ayudar a salvar vidas y almas. Como Juan Fran, cuya foto ha
dado la vuelta al mundo agarrado a un flotador con el bebé alzado, o Braulio, o
Juan Gabriel, o Luna, la jovencita que supo convertirse en el consuelo de un
hombre desesperado. O tantos otros, empezando por los militares y voluntarios ceutíes
que hablan dariya y supieron atender las necesidades de todas aquellas
personas. ¡Qué pena más grande!
Peor aún fueron las siguientes horas, una noche en vela
oyendo la calle, gente pasando buscando comida, agua, cobijo. Los vecinos
empezaron a sacar lo que tenían, mantas, ropa usada, bocadillos, galletas, agua,
zumos…y mascarillas. No hacía falta ir muy lejos, en cualquier rincón te los
encontrabas. Fue una noche muy muy larga. Gente humilde que agradecía con
una sonrisa lo que se les daba. Solidaridad. Otra cualidad que rebosa del
corazón de un caballa.
El día siguiente fue igual o peor. Abríamos todos los
telediarios. El ejercito se desplegaba en la playa con sus BMR apostados sobre
la arena, legionarios y regulares equipados para campaña vigilaban, los policías nacionales lanzaban material antidisturbios hacia el
otro lado de la valla donde seguía acumulándose una gran muchedumbre. Los Geas
y Cruz Roja continuaban sacando gente del agua y comenzaron las devoluciones en
caliente. Presidencia ya tenía el respaldo de la vieja Europa y el Sr. Sánchez, tarde, como siempre, asomó bigotes por Ceuta con su ministro de interior, aun no sé para qué.
Los ciudadanos nos confinamos, los niños no fueron al
colegio, los comercios, las grandes franquicias y los bares , cafeterías y restaurantes cerraron, solo
algunos negocios permanecieron abiertos, como la cruz verde que nunca se apaga. Todas las
farmacias abrieron e hicieron una labor humanitaria y sanitaria considerable. Los
transfronterizos se acercaban pidiendo llamar por teléfono a sus padres para
decirles que estaban en Ceuta y se encontraban bien, o para que les curaran las múltiples
heridas producidas en las extremidades por las rocas, algunos críos llegaban con un buen catarro despues de horas en el agua y noche a la intemperie, tambien algunos venían pidiendo agua y comida…. A todos
se les atendía del mejor modo y se les proporcionaban mascarillas.
Europa tiene un gravísimo problema en
su frontera Sur y no es por los inmigrantes, se llama Marruecos. Los caprichos
de un tirano medieval que aspira a ser “comunitario europeo” en Africa, marcan unas relaciones en las que cuando uno dice "salta" el otro cierra los ojos y se tira al barranco sin más. España y Europa
tienen la obligación si o sí de entenderse con Marruecos, pero este también
con nosotros. A ambos nos conviene controlar el terrorismo fanático en nombre de Alá y el servicio de inteligencia marroquí hace un trabajo bastante bueno en este sentido. Lo que
deberían meter como fuera en la cabeza del antojadizo monarca alauíta es que no se va a
ganar el paraíso de las huríes maltratando a su pueblo, dejándolo que pase hambre, quitándole a las gentes
de bien sus trabajos y a sus hijos para mandarlos a Ceuta nadando. Ni tampoco vaciando las
arcas españolas cada vez que coje una rabieta o le para la Guardia Civil dando vueltas con su lujoso yate de millones de euros por la playa del Chorrillo o Calamocarro. Un poco más de humildad y compasión
con los suyos y un poquito menos de miseria para los miles de desahuciados, hijos
de nadie y que nadie quiere por parte de esa casa real con presupuesto de 250 millones de euros al año. En dos palabras, HUMANIDAD y AMABILIDAD. Esa es la
receta.
Este dramón orquestado por bastardos sin escrúpulos ni
conciencia, mensajeros del diablo que se encuentran en todas las fronteras y en
todas las costas debe de acabar ya. Ya está bien de causar tanto dolor, tanta desesperación
gratuita, tantos jovenes con sueños rotos y familias desmembradas.
¡Que rato más malo ver las insoportables y canallescas imágenes
de la playa del Tarajal!, ¡de los mehani abriendo la verja alentando a niños y
adultos a pasar y cruzar por las afiladas y traicioneras rocas! ¡que escalofríos ver los tanques en
la playa!. Personas a cientos retenidas por el ejército al sol ligero mientras los
inútiles de siempre decidían que hacer con ellos, esperando la respuesta de unos jefes que estarían no sé en donde…. Y a la vez, ¡que consuelo contemplar a
esos regulares y legionarios con niños en sus hombros, entreteniéndoles
cantando y con juegos de palabras esperando turno para ser atendidos! Los
voluntarios de Cruz Roja arropando, dando agua, sosteniendo llantos,
agotamientos, miedos, dolor…. Y esa Guardia Civil, esos Geas que pasaron más de
15 horas seguidas cogiendo cuerpos lacerados, medio ahogados, tirando de ellos
hacia arriba cuando ya casi desaparecían bajo el agua…. Esto no tiene precio.
Ni perdón de Dios.
No se si aun nos quedará mucho o poco tiempo en la Ceuta que conocemos, para mi que esto ha sido solo un ensayo, lo que si se es que todo el que llega a esta bendita tierra aprende a quererla con todo su corazón, sea del color que sea y rece al Dios o dioses que le enseñaron.
Tengo claro que la solución ni es abrir la verja ni es mantener a toda esta gente malviviendo al otro lado. La solución pasa porque cada uno tenga el suficiente bienestar para quedarse en su tierra, junto a su gente, conservando sus costumbres y donde están sus raices. Y entre todos, si de verdad nos lo proponemos, podremos conseguirlo, empezando por el Norte del Sur.
Gracias, nadie podía describirlo mejor. Gracias
ResponderEliminarMe has emocionado. Mil besos
ResponderEliminarEsto si es la verdad. Es la llana verdad no lo que los malos periodistas quiere que sea publicado.
ResponderEliminarEste es el buen sentir de un buen corazon. Gracias por describir tan acertadamdnte lo que pensamos la mayoria.
ResponderEliminarGracias , lo has descrito como realmente es. Lo primero que pensé al ver lo que estaba ocurriendo es como un dirigente de un país podía entregar el mayor tesoro , que es sus niños y jóvenes , al país vecino , como arma arrojadiza , para vengarse de él , que despropósito !
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ResponderEliminarMagnifico!!!
ResponderEliminarNo se puede explicar y expresar mejor, desde lo más profundo de mi corazón, Gracias!!!