domingo, 18 de diciembre de 2011

Afrodisias, Hierápolis y el castillo de algodón en Pamukkale

Corrían los años 60 cuando un profesor de la universidad de Nueva York llegó a Geyre, un pueblecito de Turquía y empezó a excavar buscando los restos de la antigua ciudad de Afrodisias.

Aseguran es la mejor ciudad arqueológica de toda Asia Menor, pero también la de peor acceso. Es uno de los lugares más antiguos de Anatolia, 5000 años antes de Cristo ya había gente por aquí.

La estupenda fonética de su nombre se la debe a la diosa Afrodita, a quien estaba dedicado el templo, una gran construcción del que aun quedan algunas columnas, albergaba una colosal estatua de la diosa con un buen montón de senos, indicativos de libertad que no de fertilidad, curioso. Otra famosa construcción es el Tetrapilón, puerta de entrada, dicen que de una belleza pasmosa. En el periodo bizantino el templo se convirtió en basílica.

La antigua ciudad obtuvo su mayor esplendor durante la época romana, su riqueza se debía a los peregrinos y al arte, a la escultura, quizás por las cercanas canteras de mármol, sus esculturas eran exportadas tanto a mundo romano como a ciudades griegas.

El odeón, salón de conciertos, el mercado, los balnearios o el estupendo estadio, que parece ser el mejor de todo el Mediterráneo, deben estar en nuestra agenda de visitas en la que subrayado y en mayúsculas tendremos otra nota, “el castillo de algodón” que no es de algodón ni está blandito, pero si blanco, blanco níveo y duro porque es de piedra calcárea y mármol travertino, aunque mojado y calentito. La montaña Pamukkale es una formación calcárea con terrazas y manantiales termales que brotan de las entrañas de la Tierra.

En lo alto de este monte, los reyes de Pérgamo crearon el balneario de Hierápolis  dos siglos a.de C. y es que el lugar es idóneo para el negocio, una montaña blanca llena de piscinas semicirculares dispuestas en cascadas llenas de agua calentita procedente de manantiales donde los enfermos acudían a remediar sus males, para la artritis, para los ojos, para la piel…o para todos que al fin y al cabo el baño siempre viene bien.

La sobreexplotacion del negocio hizo que la montaña se deteriorase por lo que cuando la UNESCO vino a poner orden se demolieron hoteles, se limpiaron las pozas, y se adecentó el lugar, recuperando casi totalmente su belleza natural. Ahora solo te puedes bañar en algunas piscinas creo que de pago, aunque puede que dejen mojar los pies o pasear descalzos por tan inusual entorno. Pocos lugares habrá como este en el mundo, donde una puesta de sol debe ser toda una obra de arte.

Desde las terrazas, un sendero ascendente conduce hacia el Martirio de San Felipe, una basílica octogonal del siglo V ubicada según parece donde el santo sufrió martirio. Es también importante en la ciudad la necrópolis, claro, todo el que no conseguía sanar,  allá lo enterraban.

Según tengo entendido el parque de Pamukkale junto con la Capadocia son dos de  las visitas más atractivas del viaje a Turquía por su inusual belleza natural y es que la Madre Naturaleza es el mejor arquitecto del Mundo.

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