En las cercanías de la actual población de
Selçuk en Turquía, se encuentra lo que podríamos denominar restos arqueológicos
de la basílica de San Juan, mandada construir por el emperador Justiniano en el
siglo VI allí donde se encontraba la tumba del Evangelista. Dicen que San
Juan escribió el Apocalipsis y su Evangelio en este lugar y que cuando murió,
los antiguos cristianos construyeron una pequeña iglesia donde venerar al Apóstol.
Muchos grupos de peregrinos celebran su misa en este lugar, mientras los
vigilantes turcos miran hacia otro lado. Desde esta colina se puede ver lo que queda
del Templo de Artemisa, una columna que a penas se mantiene en pie de las 127
que soportaban la cubierta de una de las siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Artemisa, hermana gemela de Apolo, diosa
griega de la fertilidad, de la naturaleza y de la caza, fue adorada en Éfeso desde
tiempos inmemoriales. Durante el reinado de Creso, protector de sabios y artistas
e inventor de las creseidas, las primeras monedas, se empezó a construir el mas
grande de los templos helenos, más incluso que el Partenón contando para ello
con una suscripción popular para financiar las obras.
Una curiosidad, este templo fue destruido por
un incendio provocado la misma noche en que nacía un gran general, Alejandro
Magno 356 años a.C. Cuando Alejandro visitó Éfeso y fue consciente de esta
circunstancia, se le tuvieron que poner los pelillos de punta porque se ofreció
a reconstruir lo que faltaba del templo. Uno de sus mejores arquitectos,
Dinócrates, se ocupó a partir de entonces de la magna tarea.
Desde siempre, gran cantidad de personas se
dedicaban al comercio relacionado con el templo, orfebres, artistas,
talladores, vendedores de todo tipo que vivían de los peregrinos que visitaban
y adoraban a la diosa. No es de extrañar pues que San Pablo tuviera sus más y
sus menos con coetáneos a los que sus nuevas y revolucionarias doctrinas amenazaban
con ahuyentar posibles clientes.
Antípatro
de Sidón es el primero en incluir el templo en la lista de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y dice: "He posado mis ojos
sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la
estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y
la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando
ví la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron
su brillo, y dije: aparte que desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan
grande".En el siglo III llegaron los godos arrasando todo aquello que encontraban a su paso. Del templo ya nada más se supo hasta que los ingleses en el siglo XIX, con sus ansias de descubrimientos, localizaron la plataforma donde se asentaba y empezaron a excavar. Todo los hallazgos fueron embalados y enviados al Museo Británico. Cuando se acabó el dinero, tomaron el relevo los austriacos y los restos mas importantes acabaron en el museo arqueológico de Viena, hasta que los turcos despertaron del sueño otomano y dijeron basta. A partir de aquí se organizó el museo de Éfeso.
El Museo Arqueológico de Éfeso (Efes Müzesi) se encuentra en Selcuk, a
Este museo dispone de salas temáticas en lugar de cronológicas, como estamos acostumbrados a ver en otros museos arqueológicos.
Para más información podeis acudid a su web: Ephesus Museum
I.M.C.
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