un poco de historia

En la cuarta jornada de nuestra peregrinación a Turquía visitaremos Konya (Iconio Paulina) antigua capital del gran imperio Selyucida. Es momento de hacer un alto en el camino para sacudir nuestras neuronas y recordar lo que aprendimos en aquel lejano bachiller sobre la historia acontecida por estas trajinadas tierras.

Varios imperios recuerdo por aquí asentados, los Hititas, que es cuando los turcos comienzan a aparecer en la foto de la historia universal, unos 1800 años a.C, Bizancio, el imperio Selyucida y el decadente y colorido imperio otomano.

Turquía es una provincia romana, un territorio de educada cultura helenística cuando en el siglo I los primeros misioneros cristianos pueden recorrerla con cierta libertad, San Pablo entre los años 47 y 57 gasta suelas por territorio anatolio.

En el  313 el emperador Constantino acepta el cristianismo como religión oficial y poco después en el 330  traslada la capital del Imperio Romano a Oriente, a una ciudad fácil de defender, Bizancio, en el estrecho del Bósforo, rebautizada Constantinopla. La civilización bizantina es una de las culturas cristianas más antiguas, desarrolla obras artísticas de gran calidad, el gran emperador Justiniano (s.VI) erigió la basílica de Santa Sofía. Muchos de los Padres de la Iglesia (pensadores cristianos de los primeros siglos) vivieron bajo este Imperio. Con el surgimiento del Islam, en el s.VII, el Imperio bizantino perdió parte de su territorio, pero consiguió resistir a los ataques árabes del s.VII y de los primeros pueblos bárbaros (XI).

Unos individuos nómadas procedentes de Asia Central y convertidos al Islam desde el s.X andaban calentandole la cabeza al emperador de Bizancio. los selyúcidas, llamados así porque eran dirigidos por Selchuk fueron una dinastía turca uguz que reinó en los actuales Irán e Iraq así como en Asia menor entre mediados del siglo IX y finales del siglo XIII, fundaron el primer estado turco, no intervinieron ni en las creencias, ni en las formas de vivir de los distin­tos pueblos que habían inmigrado a estas tierras antes de ellos y habían adoptado la fe cristiana durante la época bizantina; al contrario, aca­baron con las opresiones feudales existentes sobre estos pueblos y lograron establecer un orden público. Antes de la llegada de los turcos, las rutas comerciales más impor­tantes (la ruta de la seda, la ruta de las especias, la ruta de Marco Polo…) pasaban por Anatolia. Buscando mejorar y aumentar ese comercio, los selyuquíes construye­ron centenares de caravasares sobre estas mismas rutas para resucitar el comercio entre Europa y el Lejano Oriente, interrumpido durante la decadencia del Imperio Bizantino.

Tres fechas hay marcadas en la linea cronológica del imperio bizantino: 1054, 1071 y 1453.

En 1054 cuando se produce el cisma de la iglesia de Oriente que llevó en 1204 durante la Cuarta Cruzada al saqueo de Constantinopla

1071 cuando el emperador Romano IV desafía a los selyuquíes y es hecho prisionero. Alp Arslan contrató mercenarios normandos y turcos, y se dirigió hacia Armenia. Los ejércitos se encontraron en Manzikert. Los selyúcidas ganaron a un debilitado imperio bizantino, simulando haber perdido, salieron huyendo y cuando los bizantinos les persiguieron, se dieron media vuelta y derrotaron al ejército de Bizancio. Los selyúcidas capturaron al emperador bizantino y pidieron una recompensa por él. Es el comienzo de la decadencia Imperio Bizantino.

La tercera y la mas negra seria la caída de Constantinopla en 1453 en manos otomanas.

Desde finales del siglo XI el imperio selyúcida empezó a fragmentarse entre los descendientes de los sultanes, los sultanatos resultantes se enfrentaban entre sí, y además, a los cruzados que empezaban a llegar de Occidente (desde 1095). De tal modo que el imperio comenzó su desintegración, Sobrevivió, no obstante, el sultanato del Rum, asentado en Anatolia y que hacía la guerra a los bizantinos. Perduraron a pesar de la expansión mongola sobre Asia Menor. Fueron sometidos por los mongoles pero conservaron un poder nominal en vasallaje a los mongoles. Otra rama de esta tribu, los otomanos, renacería más adelante en Anatolia para crear un gran imperio entre los siglos XV-XVII