Nos
habíamos dejado a Turquía sometidos al poder mongol y a los otomanos que estaban fritos por echarlos de sus tierras. Es
el musulmán Osmanlí en el siglo XIII el responsable del nacimiento del gran
Imperio Otomano. Estableció un inteligente sistema político, permitiendo
distintos tipos de religión, idioma y cultura, lo que facilitó el gobierno de
gentes tan dispares pero a la vez les
enriqueció en arte y cultura. Consiguieron una paz interna que posibilitó la convivencia pacifica en Anatolia durantes
muchos años. El pueblo vivía tranquilo siempre que pagara los impuestos y fuera
obediente, el comercio estaba en manos de los expertos griegos, armenios,
venecianos y genoveses, lo que le daba un carácter muy internacional al
imperio. Los otomanos no eran muy numerosos, dependían de la captura de
esclavos rusos y norteafricanos y reclutaban a uno de cada cinco muchachos de
sus territorios europeos para prepararlos como soldados o administradores.
En
1453 consiguen la derrota definitiva de los bizantinos con la conquista de su
capital, Constantinopla, casi mil años después de la caída de Roma, los
intelectuales que por aquí andaban, corrieron a refugiarse en las cortes
occidentales, sobre todo en la italiana, dando así un gran impulso al
Renacimiento europeo. El Imperio Otomano se convierte de esta manera en una
gran fuerza en Oriente Próximo y en la cuenca del Mediterráneo. Constantinopla
se vuelve a llamar Estambul, es la capital otomana, la basílica de Santa Sofía mandada
construir por Justiniano, es convertida en mezquita, comienza la edad de oro
del Imperio. Sobre 1680 sus territorios se extienden desde Argelia a Persia y
desde Hungría a Arabia llegaron incluso a La Meca y Medina. El Sultán es el jefe espiritual de
todos los musulmanes.
Una
de las figuras más conocidas por los accidentales es el sultán Soleiman el
Magnífico, por sus conquistas pero sobre
todo porque enriqueció el Imperio en todos los aspectos, reformó el sistema
legal, dominó el comercio veneciano y genovés, fue mecenas de las artes y
reconstruyó Estambul. Se ganó el sobrenombre del Magnífico por los europeos
debido al esplendor de su corte y las victorias en Europa, además de expulsar a
los caballeros cruzados de San Juan de la isla de Rodas en 1522. Su asedio a
Viena amenazó el corazón de Europa. Contemporáneo de este es Barbarroja, un corsario que llegó a ser sultán de Argel y a quien Soleimán llamó para que luchara a su lado como almirante de la flota turca en el Mediterráneo, asolando las costas españolas, italianas y griegas.
Cuando Soleimán murió su hijo Selim fue elegido sultán. Felipe II liderando la alianza de países católicos, le derrotó en la batalla de Lepanto, allí donde el literato Cervantes perdería su mano. Comienza el declive del dominio turco en el Mediterráneo.
Al
llegar el siglo XVII el imperio se encuentra en el comienzo de una larga y
lenta decadencia, poco a poco se van perdiendo territorios, su debilitamiento
es cada vez mayor, están del lado alemán en la Primera Guerra , durante
la que se produjo el genocidio armenio, un millón y medio de personas fueron
exterminadas. Al finalizar la contienda el territorio turco es sometido a las
tropas aliadas,
Turquía se convierte en una colonia europea. Como esto nunca sale bien, en 1919
estalla la guerra de independencia, esta vez contra el dominio británico y
griego hasta que en 1923 se firma en Lausana la creación de la República de Turquía
y su primer presidente es el lider de las tropas rebeldes, el general Ataturk.
Este hombre construyó un gobierno donde el Islam no es la religión del estado,
las leyes son laicas, se escribe con letras latinas y donde la mujer no tenía que llevar velo, no se si lo saben por allí.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Turquía se mantiene neutral hasta
casi el final cuando se une al bando aliado.
Es
este el país que visitaremos porque en él de tuvieron lugar episodios narrados
en el Antiguo Testamento: El Arca de Noé está atrapada en el monte Ararat,
Abraham vivió por aquí, San Pablo nació en Tarso y predicó en Anatolia, los
apóstoles utilizaron el vocablo cristiano por primera vez, San Juan escribió su
evangelio en Éfeso y la
Virgen María pasó sus últimos años de vida en esta ciudad.
Las siete iglesias del Apocalipsis fueron fundadas en estas tierras y los
primeros concilios ecuménicos fueron organizados en Nicea (İznik), Éfeso y
Calcedonia (Bitinia).
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